Se lanza la segunda edición del taller Des-armar, un espacio abierto para los artistas que necesiten herramientas para repensar y redefinir su propuesta. También podrán participar quienes quieran reflexionar teóricamente sobre procedimientos creativos.
El taller tuvo su primera edición en abril de 2021 y se llevó a cabo en modalidad virtual: participaron trece artistas pertenecientes a distintas disciplinas y de distintas ciudades de origen, como Tucumán, Jujuy, Córdoba, Buenos Aires (Argentina), lima (Perú) y Bogotá (Colombia).
Des-armar propone potenciar las singularidades expresivas y poéticas de cada área, desde una perspectiva política y sensible. La Nota dialogó con la tallerista Tatiana Luján Valdez sobre la iniciativa de este taller y sobre el arte en contextos de pandemia.
L. N: ¿De qué se trata el taller Des-armar?
T.L: Des-armar es un taller sobre creación artística destinado a personas que estén en un proceso creativo y necesiten herramientas para repensar y redefinir su propuesta, y también para aquellxs que simplemente les interese reflexionar teóricamente sobre procedimientos creativos.
El espacio está abierto a las diferentes disciplinas artísticas (artes visuales, escénicas, musicales, literarias, performance, artivismo, entre otras) ya que se abordarán reflexiones sobre procedimientos creativos desde un enfoque integral.
Des-armar se plantea como un espacio para reflexionar y repensar acerca de la creación artística, potenciando las singularidades expresivas y poéticas de cada unx, desde una perspectiva política y sensible. “Desarmar procedimientos para que emerja lo poético”.
El objetivo es acercar a lxs artistas herramientas para definir qué se necesita tener en cuenta cuando queremos crear una obra, promoviendo la autonomía creativa.
Algunos de los contenidos que trabajaremos son: el contexto sociopolítico, el rol del artista, y los elementos constitutivos de una obra.
Des-armar propone cuatro encuentros virtuales.
L. N: ¿Cómo fue la experiencia del primer taller?
T.L: El taller Des-armar tuvo su primera edición en Abril de 2021, y se llevó a cabo en modalidad virtual. En esa ocasión tuvo una convocatoria de trece artistas pertenecientes a distintas disciplinas artísticas y de distintas ciudades de origen, como Tucumán, Jujuy, Córdoba, Buenos Aires (Argentina), Lima (Perú) y Bogotá (Colombia), lo cual fue para nosotras algo muy enriquecedor. Si bien tanto María José y yo venimos del palo del teatro, nos interesa trabajar en procesos híbridos, en donde se puedan ir borrando los límites entre disciplinas, e ir pensando y creando mas íntegramente. También, en la medida que empezamos a pensar en profundidad los procesos creativos, yo al menos -que desarrollo práctica en otras disciplinas que no son sólo el teatro- empecé a ver cómo las problemáticas que tenemos en los procesos creativos suelen ser bastantes parecidas y exceden muchas veces lo formal, la mera técnica, la dificultad de si pongo este color aquí, o este cuerpo allá. La importancia de reflexionar situadamente sobre los procedimientos va mucho mas allá, y es lo que intentamos abordar en el taller.
En ese sentido la respuesta del grupo que compartió con nosotras la primera edición fue muy hermosa y gratificante, principalmente porque nos permitió construir redes de pensamiento y potenciar deseos creativos colectivamente desde una perspectiva política y sensible. El taller no lo hacemos sólo nosotras dos, sino también todxs lxs que apuestan a este espacio.
Sobre el arte en contextos de pandemia
L.N: ¿Cómo fue para los artistas construir obra o realizar obras en pandemia?
T.L: No sé si podría hablar por lxs artistas en general. Creo que es innegable que nos pegó a todxs muy fuerte en el ámbito laboral. Considerar que nuestro trabajo no es esencial es un golpe durísimo para poder subsistir económicamente, pero también es una piña desde lo simbólico, te hace sentir un poco que lo que hacemos “no sirve de nada”. Y el arte sirve para muchas cosas, no sólo para proporcionar placer estético, como se podría pensar a priori.
Nosotrxs, a través del arte y nuestro procesos creativos creamos redes, y construimos formas de vincularnos que creemos que están buenas para sostener esta existencia, que de por sí es bastante hostil en esta sociedad. También generamos pensamiento, problematizamos, habilitamos construcción de relatos, multiplicamos voces, potenciamos deseo. Apostamos a generar eso que esperamos del mundo, y que en el cotidiano no lo obtenemos de otra forma. Entonces imagínate si no va a ser esencial nuestro trabajo. Sin embargo, se han vuelto a cerrar los espacios culturales, las salas, los teatros, y a prohibir las actividades artísticas, como si llevar a cabo nuestra prácticas fuera peligroso, cuando sabemos que lo peligroso es el amontonarse sin cuidados y protocolos, algo que no es difícil de resolver, y eso ya lo hemos probado.
Entonces lxs artistas nos vemos obligadxs a reinventarnos, primero porque necesitamos pagar el alquiler, la obra social, la comida, y segundo porque las condiciones de producción en este momento han cambiado rotundamente. En ese sentido creo que hubo formas de vivirlo diferentes dependiendo mucho del contexto de cada unx. Algunxs hemos decidido un parate y dejar de producir, porque, al menos yo, consideré que estaba bueno darse un tiempo para procesar todo lo que estaba pasando, y me dediqué mas a pensar y reflexionar sobre la situación, basante en soledad o con la pequeña red de compañerxs con lxs que me interesa discutir algunas cosas. Y otrxs, por el contrario, se han lanzado a la pileta de producir y producir, preguntándose cómo hacer arte ahora que llevamos una vida mediada por las plataformas digitales y las pantallas. Y me parece que está buenísimo eso también. Porque entiendo que es el desafío que tenemos de ahora en adelante. Probar y probar hasta encontrar nuevas formas que nos permitan dialogar situadamente con este contexto. Porque a la vieja normalidad no vamos a volver mas, eso está claro.
L.N: ¿Crees que en su mayoría se vieron atravesados por la misma o intentaron abstraerse?
T.L: Un poco lo que ya dije anteriormente. No creo que nadie se haya intentado abstraer. ¿Me parece un poco difícil eso, no? Porque la pandemia te atraviesa en la vida, no sólo en el proceso creativo. Lo que sí creo es que hay una gran parte de artistas que todavía siguen apostando a las formas creativas pre-pandémicas. Casi como cortar y pegar del 2019 al 2021. Y es válido también, pero a mi criterio queda desfasado con el tiempo y nuestro contexto actual.
L.N: ¿Desarmar es un espacio de contención para los artistas que tan poco fueron valorados en la pandemia? ¿Podrías dar un panorama sobre la situación de los artistas en este contexto?
T.L: No se si lo definiría como un espacio de contención. Si creo mas bien que es un espacio que busca habilitar reflexiones y facilitar redes de intercambio y pensamiento sobre el arte, y un poco también sobre la vida misma, desde un lugar sensible. Y con sensible no nos referimos a lo meramente emocional o romántico, sino a la posibilidad concreta de abrir el cuerpo y dejarse afectar por lo que nos acontece, y desde ahí llevar adelante un proceso creativo consciente, político, que se interese por lo que le está proponiendo al mundo como producto artístico.
Sobre Tatiana Luján Valdez: es directora escénica, gestora cultural, tallerista y fotógrafa. Produce obra en el plano de las artes escénicas reflexionando desde los transfeminismos y perspectivas político-territoriales. Es egresada del Profesorado en Juegos Teatrales de la UNT y estudiante de la Licenciatura en Teatro.