Las sociedades que estimulan la lectura de sus ciudadanos y ciudadanas, suelen percibirse como sobresalientes por alguno (o varios) aspectos asociados a una mejor calidad de vida. La clave de ser un gran lector no está en invertir muchas horas, sino en el modo en que se lo hace.
Leer es una actividad beneficiosa por donde se mire: incrementa el conocimiento, mejora la capacidad de análisis y entendimiento y, entre otras virtudes, estimula la imaginación.
El ejemplo más conocido es el de Finlandia que no sólo posiciona como el país más educado del mundo desde hace años, sino que además sus escuelas son la envidia de cualquier sistema educativo: menos “deberes” y más tareas creativas, orientadas a las inclinaciones y gustos de cada persona.
Sin embargo, los últimos resultados que obtuvo el NOP World Culture Score, indican que los países asiáticos como India, Tailandia y China van a la cabeza del ranking con una gran diferencia, alcanzando las 9-11 horas a la semana de lectura por persona.
Resulta curioso, y no tanto en realidad, que las dos economías con más potencial en el mundo contemporáneo, China e India, acompañan su crecimiento con una educación que privilegia la lectura.
Después, entre las 7 horas y media y las 6 horas y media tenemos una gran variedad de países, sobre todo Europeos y de la zona norte. Pero lo que más me llama la atención es el promedio de América Latina y España.
El país más lector de este conjunto es Venezuela, que está a 6.4. Sólo un minuto por debajo de la media global que es 6.5 horas por persona a la semana. Después encontramos Argentina y un poco por debajo, España. Y en el último cuadrante, México.
En estas estadísticas, resulta sorprendente descubrir que en Japón apenas se leen 4 horas a la semana, y en Korea menos, tan sólo 3. Tratándose de dos países tan importantes y desarrollados, es un dato realmente bajo.
Pasa que, en realidad, lo verdaderamente importante no es el tiempo invertido en la lectura, sino el modo en que se aprovecha; se pueden leer 10 horas a la semana sin asimilar bien los contenidos, o invertir tan sólo 5 (la mitad de tiempo) y devorar material nutriendo la mente y entrenando la comprensión y memoria. Todo depende de las técnicas que se usen y de si cada lector y lectora conoce el modo de sacarle partido a cada minuto invertido.
Hay gente capaz de leer 3 o 4 libros a la semana, y para ello no dedican incontables horas. Sencillamente aplican técnicas que funcionan y les permiten abordar la lectura de forma efectiva:
-Controlar la “voz interior” (subvocalización).
-Ampliar el campo de visión y reducir fijaciones.
-Leer sólo las palabras clave del texto; separar lo importante de lo que no lo es.
-No releer.
-Aprender palabras nuevas todos los días.
-Utilizar marcador.
-Ponerse objetivos y metas de lectura.