Gustavo “Lechuga” Alfaro será presentado esta tarde como entrenador del “Xeneize”: aquí, una radiografía de sus pensamientos resumida en 17 frases, a partir de sus declaraciones, luego de 27 años de carrera.
Con 56 años, Gustavo Alfaro ofrece una trayectoria como entrenador cuyo punto de partida quedó fijado en 1992, en el banco de suplentes de Atlético Rafaela. Luego, lució los buzos de Patronato, Quilmes, Belgrano, Olimpo, San Lorenzo, Arsenal, Rosario Central Al Ahli (Arabia Saudita), Tigre, Gimnasia La Plata y Huracán. A lo largo de su carrera como director técnico, su filosofía y estilo se fueron manifestando en actitudes, gestos, estrategias y en lo que profesaron sus equipos dentro del campo de juego, siendo su paso por el Viaducto el más exitoso (ganó la Copa Sudamericana 2007, el torneo Clausura 2012, la Supercopa Argentina 2012 y la Copa Argentina 2013). También dejaron testimonio en sus palabras.
De discurso elaborado, al punto que es comentarista de la Cadena Caracol de Colombia, la idea y el método de trabajo de Lechuga se puede desgranar a través de sus declaraciones. Aquí, 17 frases que sirven para entender lo que el técnico, que esta tarde será presentado en conferencia de prensa, intentará plasmar en Boca.
“Fui a ver a Griguol, a Bilardo, a Passarella, al Flaco Menotti… Me fui nutriendo de un montón de entrenadores; también de Carlos Bianchi. Mi perfil se construyó como un auténtico ladrón profesional”.
“La experiencia me demostró que en el arranque del torneo necesitás más resultados que rendimientos, porque lo único que te hace crecer a un equipo es la confianza y lo único que te da confianza a un equipo es ganar, sumar puntos”.
“Construir un equipo sólido lleva mucho tiempo y destruirlo, lo destruís de la noche a la mañana”.
“El fútbol me enseñó que tengo que ser pragmático. Tratar de encontrar soluciones para el equipo”.
“El mejor entrenador es el que encuentra la estructura ideal para los jugadores que tiene”.
“El entrenador es como un inquilino. Si es bueno, va a devolver la casa mejor de cómo la recibió. Si es malo, va a devolver la casa rota, con las paredes destruidas”.
“Mi deseo era conseguir como entrenador lo que no había logrado como jugador: ser de Primera. Y lo alcancé desde el interior del interior, porque una cosa es Córdoba o Rosario, y otra muy distinta, Rafaela”.
“No me gusta perder, quiero ganar a todo lo que juego, pero no soy mal perdedor, para nada. A mis jugadores suelo decirles: “Si quieren ser ganadores, lo primero que tienen que aprender es a perder”.
“Si algo pendiente me queda, es ganar la Libertadores. Me gustaría mucho”.
“Las claves para todo entrenador son, primero, decir la verdad. Segundo: tener claro que el ámbito más sagrado del plantel es el vestuario y que ahí nace y muere todo. Y tener la capacidad de convencer”.
“Yo siempre les digo a los jugadores que las guerras las ganan los indios y no los caciques. Entonces hay que tener más indios que caciques, si es al revés estamos en problemas”.
“A los jugadores les pido que me paguen con la misma moneda con que yo pago. A mí no me gusta que me insulten, entonces no insulto; trato a todos con respeto y pido lo mismo hacia mí. Ahora, cuando siento que me traicionaste, te pego un tiro en la cabeza”.
“A los jugadores me gusta convencerlos hablándoles y sabiendo que tienen un entorno que es muy difícil. Yo estoy para decirles las cosas ingratas y para hablarles como le hablo a mis hijas”.
“Reivindico a los luchadores del barro, que en definitiva es como me identifico yo”.
“La verdadera fibra de un líder se mide en la dificultad, en el momento complejo”.
“Nunca tuve la billetera más gorda, entonces muchas veces la cuestión pasa por saber de qué manera administrás las chirolas para armar un equipo competitivo. Después, por una sola experiencia, la que tuve en San Lorenzo, no se pueden sacar conclusiones definitivas”.
“El Bichi Borghi una vez dijo que dirigir a Boca ‘es como hacer el amor con la ventana abierta’. Y tenía razón. Hoy se sabe todo”. (Fuente: Infobae)