PORTADA 4

Cine tucumano: historia, presente y ¿futuro?

En el marco del inicio del 19º Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejos, y en medio de una crisis de financiamiento del cine nacional y local, los audiovisualistas Pedro Ponce Uda, Florencia Colomo y Gustavo Caro reflexionan sobre la trayectoria de la industria audiovisual tucumana.

Por Pedro Ponce Uda, Florencia Colomo y Gustavo Caro

Es difícil desconocer que en los últimos años Tucumán ha producido y estrenado
largometrajes, cortometrajes, series, videoclips, incluso videojuegos. Tanto así, que la
provincia se ha consolidado como un centro de producción cinematográfica y
audiovisual en el NOA
, firmando más de 300 proyectos que abarcan diferentes
géneros y contenidos que incluyen narrativas LGBTIQ+, ambientalismo y ensayos
históricos, entre otros, tratados en diferentes géneros y formatos (ficción, documental,
etc.).

Este diverso y profuso capital de obra ha recibido importantes premios y
reconocimientos en el ámbito nacional e internacional. El cine y el audiovisual
tucumano han conmovido a público, crítica y programadores de prestigiosos festivales de la industria en todo el mundo.
No es casualidad que una de las plataformas de streaming más importantes del planeta como MUBI, hoy ofrezca una colección llamada
“Raíces Tucumanas” que reúne la obra de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky (“Los
Dueños”, “El motoarrebatador” y “Planta Permanente”)
, directores referentes de lo que
se dio a conocer como el “Nuevo Cine Tucumano” en el inicio de la década pasada.

Pero el audiovisual tucumano no es solo películas y producciones, también se
trata de un campo de producción cultural -con proyección industrial- compuesto por
instituciones públicas, asociaciones de realizadores, productoras independientes,
medios de comunicación, crítica especializada y un espacio universitario de formación específica que lo dota de creativos y técnicos profesionales.
Además, este campo se ha nutrido a través de los años de la tendencia histórica que la provincia sostiene en materia cultural y artística, y que deviene en la celebración de eventos como el 19°
Festival Tucumán Cine-Gerardo Vallejo que comienza mañana.

Este largo camino recorrido desde el estreno del primer largometraje tucumano, “Mansedumbre”, dirigido por Mario Bravo y producido en el marco del ICUNT (Instituto Cinefotográfico de la UNT) en 1952, o desde que Gerardo Vallejo estrenara su icónica obra “Camino hacia la muerte del Viejo Reales” en 1971, en este siglo el crecimiento y desarrollo del sector continuó con el apoyo de los fondos de fomento del INCAA, de la TDA (Televisión Digital Abierta), la creación de la Dirección de Medios Audiovisuales del Ente Cultural de Tucumán y del Festival Tucumán-Cine y, fundamentalmente, de la apertura de la Escuela Universitaria de Cine, Video y Televisión de la UNT.

Justamente, si hay algo sustancial que distingue a nuestro campo audiovisual es el papel que jugaron y juegan los estudiantes, docentes y egresados de la Escuela de Cine, Video y TV de la UNT, que hoy cuenta con la única licenciatura en cinematografía del norte argentino. Más del 50% de los profesionales del sector son parte de esta comunidad, que abarca productores, directores, directores de fotografía, sonidistas, directores de arte, montajistas, diseñadores gráficos, programadores, realizadores de videojuegos, etcétera. El 98% de estos trabajadores residen en Tucumán, reafirmando el compromiso con el crecimiento, la innovación en el sector y la generación de un círculo virtuoso que influye positivamente en la provincia en términos socio-económicos.

Realizadores, productores, técnicos, instituciones, asociaciones, docentes, críticos, estudiantes, espectadores y gestores emprendieron durante los últimos años una larga tarea de profesionalización que condujo a una conclusión ineludible: Tucumán necesitaba su propia Ley de Cine. Este summum instituyente se logró en el año 2018 con la aprobación de la Ley Provincial de Promoción de la Actividad Audiovisual. Gracias a la insistencia y presión del sector audiovisual organizado, en el año 2022 la ley fue promulgada y en el 2023 se puso en funciones el CAAT (Consejo de Artes Audiovisuales de Tucumán), ejecutando el Primer Plan de Fomento a la actividad con fondos provenientes de lo que fija la Ley.

La convocatoria tuvo una amplia recepción, resultando 25 proyectos premiados
con $42 millones aplicados en 15 líneas de financiamiento.
Este plan de fomento consolidó a la provincia como centro de producción regional, generando
empleo genuino y autonomía para desarrollar la actividad en el marco de la economía
del conocimiento, nuevo paradigma para pensar las políticas culturales.

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El gobernador Osvaldo Jaldo tras promulgar la Ley Provincial de Promoción de la Actividad Audiovisual, en agosto de 2022.

A menos de un año de aquél lanzamiento promisorio para la provincia, el cine
argentino entró en una crisis terminal por medidas adoptadas por el actual gobierno
nacional. La presidencia del INCAA (Instituto Nacional de Cine, y Artes Audiovisuales)
a cargo de Carlos Pirovano, ha suspendido las políticas de fomento, ha paralizado el
funcionamiento del Instituto y ha vaciado su planta laboral.
Esto llegó al extremo con el
Decreto 662/24 firmado por el Presidente Javier Milei que reglamenta la Ley de Cine
para ir en contra de los fundamentos que sostienen el crecimiento de la industria
audiovisual y cinematográfica del país. Un decreto que va cancela los fondos
destinados para la producción de películas e invalida un derecho social como es la
cuota de pantalla que garantiza la exhibición de películas argentinas en salas de todo
el país. Ante esta situación, resulta fundamental que el Ejecutivo Provincial destine los
fondos que la Ley de Cine de Tucumán prevé para que nuestra actividad no se
paralice.

Es preciso señalar que ante tamaña crisis, no sólo corren riesgo los puestos de
trabajo, el crecimiento económico, la generación de bienes culturales y la visibilización
de la enorme capacidad productiva de nuestra provincia, sino que también se pone en
riesgo la continuidad de una construcción que lleva décadas y que ha convertido a
Tucumán en uno de los principales centros de producción audiovisual del país.

Algo está claro, sin fomento estatal y sin políticas públicas el cine que enorgullece a los tucumanos a nivel mundial y del que viven directa e indirectamente muchas familias, no podrá seguir existiendo. El futuro del cine en Tucumán depende en gran medida en darle continuidad a la aplicación de nuestra Ley de Cine. Por eso alertamos a la comunidad sobre lo que implicaría su interrupción, planteando la necesidad de continuar con las políticas de fomento sancionadas oportunamente. Pese al desguace ordenado por el ejecutivo nacional, tenemos la oportunidad histórica de conservar nuestro cine tucumano.

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