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La indignación acumulada por años se ha volcado en las calles y no da señales de retornar a la resignación. Represión, detenciones, desapariciones, torturas, violaciones y asesinatos vienen siendo las respuestas del Estado, refrescando la memoria del horror vivido durante la última dictadura militar encabezada por Pinochet. En medio de la Huelga general, desde la Coordinadora Feminista 8M de Chile dieron detalles sobre la organización que llevan a cabo los movimientos populares, a través de una resistencia sin precedentes en el país.
La furia popular manifiesta en distintos puntos del país trasandino, desde el viernes 18 de octubre, fue espontánea y pacífica, pero las primeras respuesta del gobierno de Sebastián Piñera fueron golpes, humillaciones y amenazas, que, posteriormente, devinieron en detenciones, desapariciones, asesinatos, torturas y violaciones de mujeres de parte de las Fuerzas armadas. De este modo, el Estado hace uso, nuevamente, de prácticas sostenidas durante la última dictadura militar, liderada por Pinochet.
Una integrante de la Coordinadora Feminista 8M de Chile (que solicitó resguardar su identidad ante el avasallamiento militar y policial), y a quien llamaremos Laura, expresó para La Nota, y a través del colectivo La Lola Mora, Trabajadoras de las Artes de Tucumán, detalles del estallido social chileno y la contingencia que palpita, minuto a minuto, la intensidad de un huracán que lleva casi una semana, pero que es el fruto de las políticas de un neoliberalismo extremo, de sistemáticos abusos, una importante alza del costo de vida, precarización laboral y privatización de derechos básicos desde hace décadas.
Tanto la ola de extrema derecha como el totalitarismo militar son asuntos muy familiares para Latinoamérica en general, solo que, en esta oportunidad, el hartazgo y la opresión eclosionaron con una reacción masiva, y sin precedentes, de parte del pueblo chileno durante el pasado viernes 18 de octubre. “El miércoles de la semana pasada, estudiantes del emblemático Instituto Nacional (uno de los pocos establecimientos públicos que siguen en pie) fueron las primeras personas que se manifestaron en las calles, en virtud del aumento desmedido de la tarifa del metro (subte) y principal medio de transporte en Santiago de Chile, convocando a la población a unirse al ‘movimiento de evasión’ del metro”, expresó Laura al comienzo de su relato, agregando que el jueves por la noche se integraron profesoras y profesores a la protesta, pero que fue finalmente el viernes el día que, hartas y hartos de los abusos de poder, miles de chilenas y chilenos dijeron basta, exigiendo la renuncia de Piñera como estandarte de un reclamo de cambio estructural, ante un sistema que ha tocado un profundo fondo.
“El costo de vida en Chile se ha vuelto insostenible, no hay economía que lo resista”, indica Laura. En este sentido, el transporte público es uno de los más caros del mundo y su último aumento fue el detonante de la explosión que protagonizó la población chilena, cuyos movimientos sociales vienen articulando conjuntamente desde hace años en contra del modelo hegemónico; “no hay salud pública, educación, ni previsión social. Todo está privatizado desde hace años y, sin bien hubo protestas sistemáticas en contra, nunca tuvieron la envergadura ni las dimensiones que tiene ahora”, agrega.
A su vez, Laura destaca la increíble desidia institucional, cuyas autoridades (mayormente varones) emitieron fuertes declaraciones, incluso de burla, contra los sectores más vulnerados, lo que despertó un sentimiento iracundo y generalizado de parte de la población. A su vez, la desidia política fue acompañada de medidas represivas, primero, de parte de la policía en el metro, (puesto que detuvieron y golpearon a cientos de personas sólo por evadirlo), lo que motivó a que cada vez más personas repudien los actos de violencia, pero pese a ello, Piñera declaró ‘estado de sitio’ y los militares tomaron las calles el domingo.
“Ya la policía estaba reprimiendo, deteniendo, torturando personas y generando apremios ilegítimos, entonces, quedamos pasmadas cuando largaron a los militares con metralletas y armamento de guerra”. Laura, a su vez, indica que los militares están reproduciendo detenciones ilegítimas y torturas, “se escuchan gritos por las noches de la gente que se llevan y hay más de 4.000 efectivos militares que resultan una especial amenaza para las mujeres, puesto que ya se detectaron una serie de violaciones y abusos de todo tipo. Dos de nuestras compañeras fueron violadas en los cuarteles a los que fueron llevadas luego de detenerlas ilegítimamente”, denuncia.
Inventar la guerra
Las medidas de ‘estado de sitio’ y ‘toque de queda’ suspenden provisoriamente algunas garantías y la libertad de circulación, con el supuesto fin de evitar disturbios. Sin embargo, hay videos probatorios que demuestran que gran parte de los saqueos y las 40 quemas de supermercados, que se registraron hasta el momento, fueron promovidas y realizadas por los mismos militares y policías vestidos de civiles, una histórica estrategia para criminalizar a la sociedad y “justificar” la violencia militar.
Retorno de un horror latente
En este sentido, Laura señala que el comportamiento de los militares varía de acuerdo a la zona en la que se encuentran y se ensañan especialmente con las zonas de mayor pobreza; “en la medida que te alejas de Santiago, el poder adquisitivo de la gente empieza a reducirse y es notable cómo los militares agudizan sus represalias y abusos en cuanto se van alejando de las zonas más privilegiadas”, describe.
En esta línea, Laura indica que el conteo oficial declaró la desaparición de 15 personas, 5 de ellas ya identificadas, sin embargo, las cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) señalan que hasta las 22.00 Hs. de este miércoles hubo 2.410 personas detenidas, en su mayoría varones. Quienes recuperaron la libertad acusaron uso desmedido de la fuerza al momento de la detención, malos tratos, golpes en rostros y muslos, torturas y vejaciones sexuales, entre otras vulneraciones.
Entre los atropellos efectuados por parte de los militares, Laura señala que están deteniendo y torturando a lideresas y líderes de distintos movimientos sociales y feministas. “Estamos muy preocupadas por el peligro que corren las personas que viven activamente sus militancias, porque ya han detenido, torturado y, a muchas de ellas, violado. Tal es el caso de una joven militante del Partido Socialista que fue detenida el lunes por la noche, a quien golpearon, abusaron y soltaron en un barrio de Santiago. Hay varios vídeos probatorios de que tanto militares como policías han irrumpido en las casas de distintas personas y se las llevaron para torturarlas”, denuncia.
En efecto, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA (CIDH) hizo extensivas las denuncias que se realizaron en el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) sobre distintos hechos de violencia sexual, desnudamientos forzados y torturas. “Chile debe investigar y sancionar estos hechos con diligencia, así como la actuación policial y militar en las que se habría hecho uso desproporcionado de la fuerza contra civiles. El uso de la fuerza debe regirse por los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad”, expresó la CIDH.
Organización y resistencia
Este miércoles al mediodía, pese al sembradío de miedo instalado por los militares, una fuerte concentración se hizo presente frente a la Casa de la Moneda de Santiago exigiendo la renuncia de Piñera. “El horror que estamos padeciendo en estos días, y el histórico sufrimiento de nuestra sociedad, nos está hermanado colectivamente; la actividad está paralizada, pero, igualmente y sin distinción de clase, miles de personas están manifestándose y organizándose, sobre todo en los pueblos más pequeños”, reflexiona Laura. “Es notable la solidaridad entre vecinos y vecinas y la sororidad entre las compañeras de los movimientos feministas”, agrega.
En efecto, en las zonas de más vulnerabilidad social, las mujeres de los movimientos feministas están articulando fuerzas y organizando ollas comunitarias y recaudación de alimentos, ante las amenazas de desabastecimiento de parte del gobierno. “A pesar de que los militares siguen en las calles, la molestia social y las respuestas que venimos dando desde los movimientos no tienen vuelta atrás; están presentes todos los sectores sociales. Además, Piñera sabe que tiene a la prensa internacional sobre su cabeza, entonces, es por ello que necesitamos la colaboración de todos los medios de comunicación, que no bancan la hegemonía, y difundan lo que está sucediendo”, cierra.
Fotografía destacada: El mostrador