A pesar de haber bajado a categoría 1, las autoridades advierten de su peligrosidad por su enorme tamaño y la lentitud de su avance.
El huracán Florence comenzó a azotar ayer la costa este de Estados Unidos con vientos y lluvias diluvianas, que según las proyecciones podrían causar inundaciones catastróficas, pese a que la tormenta fue degradada a categoría 2.
Hay casi dos millones de evacuados y varios estados se declararon en emergencia. La inmensa tormenta se debilitó anteanoche, pero las autoridades advirtieron de los riesgos de los potentes vientos de 165 kph y las lluvias torrenciales. “El huracán Florence va a desacelerarse a medida que se acerque a la costa y avance por tierra. Esto va a provocar inundaciones extremadamente peligrosas”, dijo el organismo de emergencias. Cerca de la línea costera, los vientos ya se hacían notar ayer.
A las 14 hora local, Florence todavía estaba sobre el océano, a unos 230 kilómetros al este-sureste de Wilmington, en Carolina del Norte, avanzando hacia el noreste con una velocidad de 17 kilómetros por hora, dijo el Centro Nacional de Huracanes (NHC). Según Steve Goldstein, de la Oficina Nacional de la Administración Oceánica y Atmosférica, la velocidad de Florence había disminuido durante la noche, por lo que se esperaba que tocara tierra en los estados de Carolina del Norte y del Sur “en algún momento del viernes en la tarde, del viernes por la noche o del sábado”, dijo Goldstein.
A medida que la tormenta se acercaba, el presidente estadounidense, Donald Trump, y las autoridades estatales y locales instaron a los residentes que se encuentran en la trayectoria del huracán a que evacuaran sus casas.
“Estamos completamente listos para el huracán Florence, a medida que la tormenta se vuelve más grande y más potente. ¡Sean cautelosos!”, escribió Trump en un tuít. Las voces de alerta y los llamados a tener cuidado con la tormenta llegaron hasta el espacio, y desde la Estación Espacial Internacional el astronauta alemán Alexander Gerst tuiteó fotos de la gigantesca tormenta y escribió: “¡Cuidado, Estados Unidos!”.
El NHC reiteró que Florence sigue creando “una situación potencialmente fatal” debido a los riesgos de que la tormenta tome fuerza cerca de las zonas costeras.
Las órdenes de evacuación alcanzan a 1,7 millón de personas en Carolina del Norte, Carolina del Sur y Virginia, muchas de las cuales prepararon sus casas y los negocios para la llegada de la tormenta y emprendieron el camino el miércoles para refugiarse de los embates del viento. “La marejada de la tormenta es mortal. Cualquiera que esté en la zona de evacuación en las Carolinas y en Virginia tiene que salir ahora si ya no lo han hecho”, advirtió la Agencia Nacional para el Manejo de Emergencias (FEMA). “El tiempo se acaba”, reiteró. Se estima que cuando la tormenta toque tierra en Carolina del Norte y del Sur (el jueves por la noche o en las primeras horas del viernes) las lluvias sumarán casi un metro.
Cinco estados declararon estado de emergencia: Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Maryland y Virgina, además de la capital Washington, donde ayer suspendió sus actividades el Parlamento. Florence va a ser “como un directo de Mike Tyson en la costa de las Carolinas”, dijo el funcionario de la FEMA Jeff Byard, que advirtió también sobre los cortes de energía, el cierre de las rutas, los daños de la infraestructura y los riesgos para las personas. Duke Energy, una empresa eléctrica presente en las dos Carolinas, estimó que entre uno y tres millones de clientes se van a quedar sin electricidad por la tormenta y que podrían tardar hasta una semana en restaurar el servicio.