Carolina Tanoni fue la representante tucumana en el reality de cocina Bake Off Argentina- El Gran Pastelero. Todos los domingos encantó a la audiencia por sus comentarios, su tonada bien marcada y sus propuestas de sabores. “El postre no va a la panza, sino al corazón”.
De pequeña veía canales de cocina y el programa Cocineritas y ya jugaba con enseñar recetas hablando sola en la cocina. “Siempre me dejaron hacer lo que yo quería en la cocina. Por eso siempre digo que a los chicos hay que dejarlos hacer cosas, obviamente con el cuidado necesario, pero hay que dejarlos que investiguen”, contó la joven de 26 años en una entrevista con La Nota.
– ¿Cómo sentís que fue tu paso por el programa? ¿Esperabas el clima que se generó entre los participantes?
Fui con los tapones de punta, fui a competir. Pero cuando llegué vi que éramos todos del interior, que a todos nos gustaba la pastelería y teníamos el mismo sueño. Todos cocinamos con el corazón. Me encontré con 13 amigos nuevos, nunca me hubiera imaginado crear ese lazo. Obviamente que somos 14 y con unos te das más que con otros.
Por ejemplo, con Agus, con Gerardo y con Ángelo pasamos juntos todo el fin de semana. Terminamos de grabar y yo siempre decía “nos juntamos?”. Así como hacemos nosotros los tucumanos que siempre estamos juntándonos, a matear, a merendar. Creo que arme un grupo increíble.
– ¿Por qué preferís lo dulce y no lo salado?
Yo digo que el postre no va a la panza, sino va al corazón. Puede que te guste más lo salado, pero siempre te dan ganas de comer algo dulce. Es el final de fiesta, y da felicidad. Por ejemplo las tortas de cumpleaños, la felicidad que te da ver tu torta de cumpleaños no te la da nada más.
– En el programa tuviste muchas pruebas técnicas, de precisión.
Sí, Bakeoff me dio la precisión. Hoy en día te peso todo. Si son 5 gramos de sal, los peso, si tengo que hacer bollos busco que todo sea del mismo tamaño.
– ¿Cómo te llevas con la pastelería más estilo “gourmet”?
Hay mucha pastelería fina, tartas con glaseado o espejo y la verdad que en estas cosas no me veo representada. Porque a mí no me dan ganas de comer eso, me dan ganas de comer una rica torta, un budín, unas facturas.
Por eso me aboco siempre a lo que es rápido, para que la gente que está en su casa y por ahí nunca hizo nada se anime y se ponga a cocinar.
– ¿Qué comida regional te gusta más?
No podría elegir una sola. El rosquete es mi debilidad, hice una receta y la subí a mi instragram para que todo el país conozca el rosquete. También me gusta la empanadilla de cayote, todos los dulces regionales, el dulce de zapallo en especial. Creo que todo el mundo debería hacer un viaje al norte, solo de gastronomía.
– ¿Cómo ves tu futuro en la pastelería? ¿Vas a hacer cosas con otros participantes?
Las ganas de trabajar juntos siguen. Había muchas expos en buenos aires pero la cuarentena nos frenó. Igual nada va a impedir que nuestra amistad y nuestras almas sigan unidad. Cuando esto pase seguramente haremos talleres. Por ejemplo Agus es de San Antonio-Rio Negro, ella tiene un taller de pastelería, así que seguramente iré a dar clase por ahí. También en Mendoza, en Gualeguay. Sami está creando un estudio así que vamos a ir por ahí a visitarla,
– En uno de los programas hiciste una torta con la bandera del orgullo LGBT, ¿qué te llevó a hacerlo?
La consigna era sobre el amor y para hacer la torta me inspiré en la libertad del poder amar. De lo que nosotros queríamos amar. Mi mejor amiga de chica me dijo que le gustaban las mujeres, ella estaba muy nerviosa y yo recuerdo que le dije “boluda, no me importa, yo no tengo porque juzgar o decirte algo”. Uno se enamora del alma de las personas y no del género.
– ¿Crees que la diversidad está aceptada en el ambiente de la pastelería?
Creo que en el mundo de la pastelería hay de todo, como en la vida. Yo apuesto a que todos tengamos libertad, a respetar y que no nos detengamos en la vida de los demás. Tenemos que tener más empatía. Obviamente sé que aquí en la provincia cuesta estas cosas porque es muchos temas es conservadora, pero creo que no tenemos que andar fijándonos en esas cosas, uno tiene que respetar y ser feliz.