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La tucumana, más conocida como Chocolate Remix, se consagró como pionera del lesbian reggaetón. La Nota conversó con ella, a días de llegar a la provincia, de visita, pero aprovechando la oportunidad para compartir música con amigos y amigas.
Romina Bernardo es tucumana. A los 18 años se fue de la provincia rumbo a Buenos Aires, donde se convertiría, años después, en Chocolate Remix, la pionera del lesbian reggaetón.
Reconocida mundialmente, con dos giras por Europa en su haber y una próxima en vistas para abril, Romina conversó con La Nota a días de llegar a la provincia, de visita, pero aprovechando la oportunidad para compartir música con amigos y amigas.
El domingo, se vestirá de Dj para musicalizar la celebración de las pascuas herejes en el Semillero, junto a Dj Baby, con performance de Salustiano, Agostina Tosi y Pipo Trash.
El proyecto Chocolate Remix surgió en 2013. El primer video que grabó y soltó en las redes sociales se llamó “Nos Hagamos Cargo”, fantaseando con apropiarse de un estilo musical caracterizado por letras y referentes machistas. En esa primera apuesta, Romina sentó las bases para un proyecto que traspasaría de las fronteras digitales.
El reggaetón se tornó masivo en los últimos años y se extendió a diferentes públicos, sin distinción de clases o niveles económicos y educativos, desde centroamérica a todo el mundo. Fue ahí donde Romina encontró un lugar desde el cual pararse y enunciar. Un decir lesbiano y feminista.
“No tenía pensado, en ese momento, para donde se iban a disparar las cosas y tampoco tenía la intención, era más como una obra en sí misma. Tenía dos pilares principales con los que trabaje como idea fundamental. Por un lado, estaba la idea de tomar al reggaetón y a todo ese imaginario que existe asociado al género. Los referentes que teníamos eran, ese momento, el supermacho, el tipo con la cadena de oro, el BMW, y las mujeres, todos objetos”, explica Chocolate.
“Entonces, me parecía, por un lado, gracioso y parodiable. Me gustaba jugar con eso, darle la vuelta y hacer una especie de burla hacia esa cuestión tan exagera, no porque el reggaetón en sí sea machista. Machistas son todos los géneros, el tango también es machista”. Jugar con esos estereotipos y darle una vuelta de tuerca fue lo que guió el proyecto Chocolate Remix.
“¿Qué pasaba si ponía a una mujer en ese lugar, y encima era lebiana?”. Esté fue el gran quiebre con el reggaetón tradicional. “Un varón, por sobre las mujeres, tiene un montón de privilegios que otra mujer no tiene. Ahí estamos hablando de pares. Entonces cuando vamos por este lado nos damos cuenta que hay un montón de otras cuestiones que tienen que ver con el juego y que no es el problema en sí”.
“¡Eh, reggaetonero macho! Escucha lo que digo / De mujeres no sabes, ahora aprenderás conmigo / Ponte mocasines, corbata y guardapolvo / Ven a mi escuela a aprender lo que es echarse un polvo”, canta en “Lo que las mujeres quieren”
No sólo fue controversial en el mundo del reggaetón. Dentro del feminismo también generó mucho ruido. En ese momento, el movimiento feminista aún estaba instalando la problemática de la objetivización del cuerpo de la mujer y poco se hablaba del empoderamiento desde un lugar más sexual. “Cuando salgo con este proyecto es como un quiebre para un montón porque todas las cuestiones que tenían que ver con sexo automáticamente se las asociaba al machismo. El problema no es el sexo o las vulgaridades, sino cómo se utilizan y quién es el que enuncia. El juego venía por ese lugar”.
Disputar sentidos
Para Romina, abrir esa puerta representaba un acierto gigante. “Todo el contenido más sexual me parecía lo más interesante del género justamente para aprovechar ese tipo de baile y ese tipo de lenguaje para hablar de otras formas de vivir nuestra sexualidad y nuestros cuerpos, las sexualidades disidentes y demás. Con este proyecto pude trabajar sobre cuestiones más políticas, y desde un lugar más musicante”.
Chocolate remix no sólo sumó en la visibilización del lesbianismo y el feminismo, pero también provocó cuestionamientos hacia dentro. “Al principio generó sus rispideces, pero fue un camino que caminamos juntes. Si una no se arriesga a ser un poco polémica no salimos de los lugares en los que estamos confortables”.
Si no puedo perrear no es mi revolución
Las redes te permiten llegar a un montón de lugares. Chocolate llegó a Europa y se instaló con fuerza en España. “Gran parte del feminismo español acompañó lo que estaba haciendo. Una periodista del país vasco hizo una nota que se llamó Si no puedo perrear no es mi revolución, en la que apoya el movimiento, comentó lo que yo estaba haciendo e hizo un planteo muy distinto del que se estaba haciendo hasta el momento sobre el reggaetón. Para ella, era un ritmo súper empoderante. De los ritmos latinos es uno de los pocos que no se bailan en pareja. La salsa, la bachata, se baila en pareja, y el que lleva es un varón, a menos que sea una versión queer. Y en este, es la mujer la que generalmente domina la situación, puede bailar sola, o en pareja, o de a muches”.
A partir de ese análisis se abrió una puerta y contribuyó a sostener el proyecto.
En 2016, Chocolate participó en un festival de reggaetón alternativo que se hacía en Madrid. Durante un mes se presentó en España, Alemania, y Austria.
De la parodia a la apropiación
Este viernes se cumple un año del lanzamiento de su primer disco Sátira, con el que realizó la segunda gira por Europa, que duró dos meses recorriendo Inglaterra, Francia, Barcelona, España y el proyecto despegó por completo.
Con entrevistas en los medios más importantes de España e Inglaterra, llama la atención que, de este lado del Atlántico, los diarios locales no se hayan hecho eco del cimbronazo que Chocolate Remix significa en la cultura machista del reggaetón. El año pasado, en un chart que realiza la BBC de las 100 mujeres innovadoras del año, Romina fue elegida como una de las personalidades más innovadoras, dentro de las 10 de Latinoamérica. Sin embargo, en Argentina la difusión en los medios locales brilla por su ausencia. Esto hace que el desarrollo sea muy diferente en un lugar y en otro.
“Música para que se baile, para que se goce, para que se de la gozadera”
A Romina le gusta Tucumán, cuando viene se va a los Valles, o visita amigos y amigas en la ciudad. Hace unos años participó de un festival y también estuvo en otros espacios contando su experiencia como música independiente.
Aprovechando el fin de semana largo, la Choco organizó en el Semillero, un espacio donde se siente cómoda y rodeada de amigues, una fiesta donde pasará música como DJ. Porque, además de producir su propia música, Romina también se destaca como DJ. “La idea es juntarnos a festejarnos, a ponerle otra cara al panorama que tenemos”.
Chocolate no es ajena a la crisis que aqueja a gran parte del país, pero tiene en claro que la música es un lugar donde refugiarse y perrear la vida junto a otres.