14 de febrero| Amor de mis amores 

Resulta casi imposible que una persona quede exenta de algún debate o charla sobre el amor en esta fecha. El 14 de febrero es quizás uno de los días más comerciales que tiene nuestro calendario, sin embargo, a muchas personas les interpela más que las fiesta de fin de año o cualquier fecha patria.  El amor, los amores, los vínculos o como quieran llamarlo claramente atraviesan nuestras vidas.

Transitamos tiempos en los que el amor ya no puede ser  visto como algo exclusivamente romántico, ni heterosexual ni cis-sexual, ni monogámico, entre otras cosas. Con mucho esfuerzo durante las últimas décadas logramos como sociedad, guiados por las luchas feministas, mirar a la cara a la violencia de género que habita en cada vínculo. Pudimos denunciar, exponer y cuestionarnos. Aunque todavía no pudimos modificar las estructuras institucionales que mantienen y reproducen esas violencias. 

Es lícito preguntarnos entonces, ¿qué queda del amor luego de quitar todo aquello que hace daño? ¿Cómo es posible seguir?  o parafraseando a una publicidad: si los mandatos patriarcales se van, ¿el romanticismo queda?

Modificar nuestras conductas y nuestras formas de amar parece ser más complejo, difícil y engañoso de lo que dicen los tips que circulan por las redes sociales en manos de les influencer de turno. 

Aún existe un porcentaje de personas que regalan bombones, rosas , peluches y cartas de cuestionable buen gusto. Todo aquello está vigente, conmueven y hacen de este día un día particular. 

Las personas se siguen casando, y para quienes somos parte de la comunidad LGBTI el matrimonio representa más el acceso a un derecho “nuevo” que el solo mandato familiar, aunque también lo sea. 

En el fuero íntimo, entre muchas personas habitan aún formas aleatorias de amor romántico, deseos, expectativas. Y esto se da  más allá de lo irónicos que podemos ser en redes sociales o incluso de lo conscientes que podamos ser de ciertas formas de dominación. Aunque más no sea la del mercado sobre nuestro calendario. 

Quizás no podamos tenerlo todo pero si podemos resignificar algunas cosas o por lo menos reformular las preguntas referidos al amor. 

¿A cuántas personas podemos amar?

Hace unos años en casi todas las telenovelas y los cancioneros románticos se preguntaron si era posible amar a dos personas al mismo tiempo. Ahora vemos que existen múltiples formas de relacionarse, que los vínculos de parejas abiertas son un hecho, que tener sexo no es igual a  estar enamorado,  que el amor se dice de muchas maneras y que muchas personas están enamoradas (o como quieran llamarlo) de más de una persona, y eso no representa un drama particular. 

¿Qué significa entonces ser romántico?

Si nadie quiere ser Romeo ni nadie quiere ser Julieta, si ya estamos todas las personas cansadas de llorar como Andrea del Boca en Celeste siempre Celeste ¿Como se transita el romanticismo en este presente?

No hay un manual de los buenos vínculos progresistas. Nos resta entonces simplificar, dejar ser y no ser policía de la deconstrucción de nadie, quizás así podamos transitar y resignificar lo que el romanticismo es o puede ser para cada persona, en cada momento y en cada vínculo. 

Existen quienes militan en contra del romance con una pasión tan romántica que genera admiración, y también existen quienes resignifican con astucia lo romántico a su modo. Incluso la risa o la burla sobre lo cursi, compartida con un vínculo afectivo, se transforma en el canal romántico de algunas personas. 

¿Responsabilidad afectiva? ¿Ghosteo? ¿Jerarquía de vínculos?

Existe un nuevo diccionario de vínculos que se crea y mantiene en las redes sociales. Estos términos encuentran aval en algunos paradigmas teóricos o en la popularidad de quienes los usan. Y estos son otros modos y otras estrategias que encontramos para ir aclarando y diciendo que queremos y qué no, qué actitudes nos dañan y que cosas no queremos volver transitar. Sobre cada término hay puntos a favor y en contra, sobre cada posicionamiento respecto al amor hay por lo menos un hilo de tuit a favor y otro en contra, lo único cierto es que no hemos dejado de hablar sobre el amor o los amores desde hace un par de milenios. 

Sin perder de vista que gran parte de los problemas sociales que tenemos, y a sabiendas que todo lo vinculado al amor está minado de constructos a derribar, de todos modos, seguimos amando e intentando resignificar. 

Hasta el momento, nuestra única certeza es que nada es eterno, ni nosotros  y mucho menos nuestros amores.  Nos queda entonces reconocernos en las contingencias, y disfrutar del mejor modo posible los períodos de nuestras vidas en los que entablamos vínculos a los que llamamos amor. 

A modo de cierre, y como mensaje del dia de los enamorados y sus rituales, reproduzco el texto de la actriz Loles León en un corto sobre la homofobia: “en esta p*ta vida, y pa´ dos dias que vamo a vivir. Que cada quien se coma lo que quiera, mientras que no moleste nadie, ¿estamos?“.

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