Hace poco más de 4 años, el domingo 12 de agosto del 2017 nos enteramos por un medio de comunicación que habían encontrado “un cuerpo” en las tribunas del club Lawn Tenis. Llegada la noche recién descubrimos que se trataba de Ayelén, una compañera trans.
Desde aquel día la comunidad LGBTI tuvo que activar mecanismos de protesta para que los medios de comunicación nombren a Ayelén respetando su identidad. A los pocos días se realizó la primera marcha que tuvo como punto de partida el CETRANS en sus primeros meses de funcionamiento y que fue una de las más grandes movilizaciones de pedido de justicia que vivió la provincia. Todo lo que se hizo siempre tuvo ese sabor amargo de la injusticia, y el de saber que como sociedad llegamos tarde.
Este lunes 27 de septiembre, a cuatro años del crimen, Adrian “Bandera” Miranda aceptó haber sido el autor del violento asesinato y por ello, en un juicio abreviado, las partes acordaron 12 años de prisión. La familia aceptó este acuerdo porque el riesgo de no aceptarlo era que termine en absolución.
A 9 años de la ley 26.743 de Identidad de Género, la fiscal de la causa, Marta Jerez de Rivadeneira, se refirió a Ayelén usando pronombres masculinos, violentando una vez más la memoria y la identidad de la víctima. La justicia, para las excluidas, siempre tarda tanto en llegar y desgasta tanto, que cuando llega ya no parece tal.
El Poder Judicial de Tucumán tiene aún una deuda histórica con las compañeras trans, los juicios demoran mucho tiempo, las investigaciones se realizan mal y no se tiene perspectiva de género y diversidad. La mayoría de las veces los acusados quedan libres y durante todo el proceso se vulnera la identidad. El Estado aún no ha logrado proteger a las que más lo necesitan, y mientras eso no pase, seguirán expuestas a las peores violencias.
El Parque 9 de julio continúa siendo una zona peligrosa para el colectivo LGBTI.
Desde ANDHES adelantaron que aún resta esperar la sentencia, y continuar trabajando en las exhortaciones que realizaron al Estado. La demoras en la investigación y las irregularidades del proceso sientan otro mal precedente para la respuesta que el Poder Judicial da ante un transfemicidio.
Quizás lo único bueno de todo esto es que su madre, su hermana y toda su familia pueda encontrar consuelo. Y que ya no tengan que andar gastando la plata que no tienen para viajar a tribunales, ni tengan ya que exponer sus lágrimas ante las cámaras para que a la sociedad le importe un poco la brutal muerte que sufrió Ayelén.
Ojalá en el cielo de las travestis a Ayelen, y a todas las que ya no están, le den mucho más amor que el que encontraron en este plano. Ojalá solo recuerde su nombre dicho en boca de las personas que la amaron. Ojalá no escuche ni vea lo que se dijo y se hizo en su nombre luego de su muerte.
Una y otra vez, decimos : Fue un transfemicidio y Justicia es que no pase NUNCA MÁS.