El 11 de abril, John Moore, fotógrafo del Getty Image de Estados Unidos, recibió el premio World Press Photo 2019 como la mejor fotografía del año 2018, por una titulada “Niña llorando en la frontera”. Desde La Nota invitamos al fotógrafo y docente, Gabriel Varsanyi, a analizar este fenómeno detrás de su especificidad estructural.
Avenida Alcorta*, cicatriz
Hoy volví cansado de hablar de mí
UNO. En el bar donde leo el número de abril de Rolling Stone mientras tomo un café sin azúcar, miro a la gente pasar y pienso. Entra una gitana.
“Veo mucha soledad, pena y amargura”, le dice a la única parroquiana que ocupa una de las mesas además de mí. Yo creo que no miente.
DOS. La imagen de John Moore titulada “Niña llorando en la frontera” acaba ser premiada como la mejor foto del año 2018 en el concurso anual del World Press Photo. Moore figura en los créditos como fotógrafo de Getty Images. En la imagen se ve a Yanela “Yana” Sanchez llorando en un puesto fronterizo de Mc Allen, Texas, EEUU, mientras se ven las piernas de su madre y de un agente de policía mientras la cachea, en medio de la noche del 12 de junio de 2018, junto a una camioneta.
No sé, no sé dónde estás
Y me vuelvo extraño
TRES. Lo primero que se me viene a la cabeza al ver la foto es que es una cagada. La luz, el encuadre, la composición… inmediatamente recuerdo las palabras de Diana Aisenberg que dicen que si uno habla desde lo que le gusta, habla de uno mismo y no de la obra; en este caso, de la fotografía de Moore.
Ya sé, ya llegué hasta aquí
Y no quiero pasarme
CUATRO. Investigo. Leo artículos, ensayos, crónicas sobre la fotografía y sobre la ola migratoria desde distintos países de Sudamérica hacia los EEUU. Contrariando a mis prejuicios, Moore no se quedó sólo con la satisfacción de la foto que “conmovió al mundo” según los medios, sino que siguió vinculado fotografiando a la niña y a su madre, que espera en Estados Unidos una entrevista con las autoridades para lograr el asilo. Mientras tanto, su esposo y otros tres hijos de la pareja permanecen en Honduras, su país de origen. Reafirmando mis prejuicios, una vez más el WPP otorga el premio al hit fotográfico del año (gracias Pablo Masino por tan impecable definición) a una imagen casi siempre lograda en un país Tercer mundo por un fotógrafo que viene casi siempre del Primero. La corrección política del WPP ya cansa, aburre y, en verdad, no conmueve a tanta gente como se cree. Es bastante poco conmovedor ver tantas imágenes parecidas a ésta tomando un vino caro y rico, comiendo sanguchitos de jamón crudo, con gesto adusto y cariacontecido en la inauguración de una muestra de fotos tan seria, tan top…
CINCO. ¿Alguien se acuerda de Phan Ti Kim Phúc? ¿De Alan (no Aylan) Kurdi? ¿De Facundo Ferreira?
SEIS. Guy Debord la tenía clara. Esta es la sociedad del espectáculo. En YouTube se encuentra fácilmente TODO, sí, todo el backstage de cómo, cuándo, porqué Moore hizo las fotos, y, como frutilla del postre, el fotógrafo nos regala una frase tan inapelable como desafortunada y horrible: algunas fotos son más efectivas que otras. Sí, con la mejor de las intenciones por parte del autor, las fotos son más o menos efectivas. Como tomarse un Tafirol de 1g para aliviar el dolor de cabeza, más o menos.
Ya sé, ya llegué hasta aquí
Y te extraño tanto
SIETE. ¿Y si (como bien propone el gran Diego Aráoz) le dejamos de dar trascendencia a este tipo de premios del Primer mundo que otorgan cucardas a imágenes casi siempre logradas en países del Tercer mundo por fotógrafos que vienen casi siempre del Primero?
OCHO. A esta altura de las cosas ya no sé si la foto es una cagada o no, si el fotoperiodismo sirve para algo, si John Moore duerme con la conciencia en paz, o si algo de esto vale la pena; sí sé que extraño los sitios de debate, de discusión abierta y de cuestionamiento desinteresado de lo que implica ser fotógrafo o fotógrafa hoy. La Tecnicatura Universitaria en Fotografía de la UNT trata de sobrevivir conectada a un pulmotor, la academia -y sus docentes- se sacude espasmódicamente, los y las productores de fotografías estamos perdidos y perdidas en una espesa niebla que nos ahoga. ¿Cómo serán las fotografías que vienen? ¿Serán imágenes humanizadas y comprometidas de verdad o meros replicantes sin empatía, émulos de aquellos de la vieja película cyberpunk Blade Runner? Dios dirá. (¿Existe Dios?).
No tengo tierra para mí.
NUEVE. Se fue la penúltima parroquiana del bar. Me levanto, pago y salgo al sol del mediodía. Miro a la izquierda, a la derecha, cruzo la calle. Pienso qué habré de comer hoy. Empiezo el regreso a casa.
(*) Fragmentos de “Av. Alcorta” de Gustavo Cerati, de su disco “Amor Amarillo” (1992).
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The story behind the World Press Photo of the year from the us Mexico border
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Time magazine cover crying girl photo controversy family separation
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