Cachín Selis y Vero Paz, unieron en Madrid sus carreras solistas para darle vida a un nuevo proyecto, al que llamaron “Arbolceniza”. De visita por sus pagos, el viernes 1 de junio presentan su ritual en el Centro Cultural Virla. Desde La Nota hablamos con los músicos sobre cómo surgió el proyecto y que sentidos encuentran en hacer música.
Todo comenzó a partir de un intercambio de trabajo. Cachín Selis estaba terminando de presentar su tercer disco, Honesto Cayote, y Vero Paz estaba soltando el dúo LosOtra. Ahí surgió la idea/necesidad de intercambiar conocimientos y herramientas. Vero aportó a Cachín la parte conceptual y creativa, la imagen y el diseño. Y él aportaba en la parte de gestión como solista y como darle identidada su proyecto. “Me dijo que agarre algún instrumento. Y ahí elegí el bombo, un instrumento que siempre me había gustado y que lo tenía arraigado en mi historia familiar”, cuenta Vero. “Nos juntábamos todos los días en su estudio en Yerba Buena y había muy buena sinergia, pero no hacíamos música todavía, cada uno estaba en la suya”.
Una convocatoria de Natalia LaFourcade fue la que empujó a este incipiente dúo a preparar un cover de una canción nueva que lanzaba la artista mexicana. La urgencia hizo que se aprendieran la canción en dos días y la graben rápidamente. Ahí vieron como sonaban juntos y les gustó.
Cachín ya tenía planificado viajar a España para seguir desarrollando su carrera musical en otros escenarios. Quedaba poco tiempo en Tucumán así que organizaron un recital en el Árbol de Galeano para tocar algunas canciones de ambos. Vero se sumó a la gira que ya tenía prevista el músico por Bolivia y después viajaron a Uruguay, donde le mostraron una canción al ex presidente Pepe Mujica, que recuperaba un discurso que a ambos los inspiraba.
https://www.youtube.com/watch?v=fO-jBdeNKZ4
En esa intensidad, el dúo se separó físicamente, pero a la distancia siguieron en contacto. “Yo tenía el deseo de viajar hace un montón de tiempo. Quería viajar y cantar, y no estaba haciendo ninguna de las dos cosas”, cuenta Vero. Ambos querían que el proyecto continúe, y en un momento de valentía, Vero vendió todo y se fue.
“Cuando llegue nos habían ofrecido administrar una hostería en el campo. Yo estaba feliz”. La casona antigua que quedó a su cargo estaba ubicada en el pueblo de Atienza, Castilla La Mancha, donde viven alrededor de 300 personas. Al frente del hospedaje había un castillo antiguo, un sembradío, inmensidad y silencio. Ese sería el pasaje que los rodearía por los próximos meses, y donde encontraron el contexto ideal para desarrollar su proyecto. “Arbolceniza fue un producto de estar aislados allá, no podría haber sucedido en otro lado”, asegura Cachín.
El disco fue sentido, pensado y grabado en la hostería completamente. El frío del invierno acompañó las largas jornadas en las que fueron descubriendo que era lo que querían hacer con su música. “El 1 de enero de 2016 nos sentamos a escribir que era para nosotros ser músicos, y nos pusimos a buscar adentro nuestro. Empezamos a tirar frases, que después terminaron siendo canción, y después concepto”, explica Cachín.
“El delirio que siempre tuve es de hacer música que cumpla la función que ha cumplido la música en mi vida, acompañarme, no sentirme sola, sacarme del bajón, hacerme sentir cosas lindas. Y es eso, llevarle a la gente que nos escucha o por lo auriculares o en vivo algo que les haga sentir cosas”, reflexiona Vero sobre la búsqueda del sentido de hacer música.
La banda comenzó siendo un concepto, un relato, un porqué. “Nos comunicamos con Ojo Vivo de Jota López, y nos devolvió una identidad visual. Teníamos el concepto, la identidad visual, el relato, pero no teníamos ni una canción”, cuenta Cachín.
Hacía solo un mes que estaba Vero en España y el proyecto ya estaba en marcha. Dos estilos diferentes lograron fusionarse para dar lugar a una síntesis superadora. Bombo, voz y melodías vocales más una computadora, pedales y guitarra se mezclaron para dejar salir canciones.
“Era una foto híper honesta de quienes éramos”, así describe Cachín el disco que gestaron en aquella aventura. Tres meses demoraron en sacar el disco. En una bitácora diaria fueron contando el proceso, y pusieron fecha de lanzamiento para obligarse a cumplirla. “Si no le poníamos fecha se iba a dilatar”.
“Yo lo veía a Cachín que todos los días inventaba un riff y que no iban a ningún lado. Por eso le puse fecha, porque cada cosita que hacía era la semillita de una canción. Yo las agarraba y hacía la copla encima, y se lo devolvía. Veía que era una máquina de hacer cosas, pero le faltaba cerrar. Cada riff decía cosas, no con palabras, pero con una gran carga simbólica”, explica Vero sobre el proceso de producción.
Después del disco siguieron los shows en vivo. Rituales les llamaron.
“Probamos mil cosas, nos concentramos en que el vivo este lo mejor que se pueda, que sea algo que te den ganas de ir a ver y que le quede algo al público”, cuenta la cantante sobre la preparación de los recitales en vivo. “Que les pase algo, que no se vayan igual”.
“Nos gusta que la gente cante con nosotros, que se rompa la barrera entre artista/público. Nos gusta estar entre la gente, en algunas canciones nos metemos entre el público, pasamos palo santo e invitamos a que se paren a bailar también. Invitando a la audiencia a sentir la transformación de la oscuridad en luz; el renacer de
las cenizas para ser árboles otra vez”, contó Vero y agregó, “de alguna forma en esos rituales también se van quemando penas”. “Terminamos de tocar y abrazamos a todo el mundo. Claro que siempre advertimos sobre el abrazo, y por lo general es bien recibido”, sumó Cachín.
“Ahora hemos llegado a un punto en el vivo de saber por dónde queremos ir. Probamos un montón de cosas, fue una gran búsqueda”, explicaron. Actualmente el show es más orgánico, donde Vero le pone voz al bombo y Cachín agrega una guitarra procesada, que le da profundidad y complejidad a los sonidos.
Sobre la recepción del proyecto en Madrid, ambos coinciden en que se sintieron abrazados por la comunidad cada vez que presentaron su música, sin importar las distancias culturales e incluso de idiomas. “Lo que va por debajo de la música es tan fuerte, tan sólido lo que queremos transmitir, al final no importa el lenguaje o el ritmo, pero algo llega”.
“En esto del ritual hay algo del canto elemental que también lo hacemos. Partir del bombo y la voz es algo muy visceral. El constructor de mi bombo, Carlos Toledo, me contaba que los tambores por lo general despiertan cosas inconscientes que por ahí uno no maneja. En la combinación de tambores, voz y desgarro/sentimiento, algo pasa”, afirma la bombista.
Las raíces de Árbolceniza son el folclore tradicional norteño. Vero tiene una tradición de folclore muy anclada a su familia. Su papa es compositor y cantante, tuvo un dúo durante 25 años con sus hermanos, Los Paz. “Yo siento que nací en una guitarreada. Todo eso está en mi ADN y no lo puedo negar. De adolescente quería hacer cancioncitas, hacerme la rebelde y me salía folclore. Siempre estaba el latir coplero”.
Y eso se combina con el juego de Cachín y la experimentación. Si bien sus raíces las puede encontrar en el rock, el folclore tampoco pasó desapercibido por su vida, “el sonido de la chacarera te queda, nunca te puede resultar extraño si la conoces desde que naciste”.
El regreso a Madrid será lleno de energías, coincidieron ambos. “Buenos Aires fue como un 220 de vitalidad, de acordarse por que el país crea como crea, y con tanta vitalidad. Hay una emergencia creativa que contagia”.
Desde que están en Argentina no se quedaron quietos. Dieron charlas en la Universidad de Quilmes, recitales y shows, y aún no termina. Además de la próxima presentación en Tucumán, el 6 de junio tocarán en Buenos Aires en el Centro Cultural Recoleta, junto a Diego Martes, y el 8 en La Plata junto a Tototomás.
En Tucumán, el 1 de junio presentan su ritual en el Centro Cultural Virla, donde estará el percusionista Juanjo Bravo como invitado. “Me mata la emoción de tocar en Tucumán. Esto de volver, todos queremos ser profetas en nuestra tierra. Sabemos que no podríamos quedarnos acá, somos muy inquietos, pero acá hemos vivido un 95% de nuestras vidas. El primer amor, las relaciones más fuertes, los cerros, las raíces”, comparte Vero entusiasmada por la próxima presentación.
A su regreso a Madrid, aprovecharán el verano para crear el nuevo disco y comenzar a diseñar una gira tanto dentro de España, como en otros países de Europa. Para febrero del próximo año recién volverían a visitar Argentina, por lo que no hay excusas para perderse este ritual único en Tucumán.
Árbolceniza es un dúo musical de Folk&Rock Latinoamericano, con canciones originales interpretadas con guitarras procesadas, loops, bombo legüero, samplers, y una voz femenina de la escuela de Violeta Parra y Leda Valladares, conformado por Cachin Selis and La Vero Paz.