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El activismo de la diversidad corporal crece a pasos agigantados en Argentina y en el mundo. En estas líneas intentaremos retomar algunos de los discursos que circulan en redes sociales, libros y charlas alrededor del país y la región. Dar el debate sobre este tema aún parece una tarea difícil.
¿Sabe usted que ser gordo no es un problema en sí mismo?
Lo primero que toda persona dice respecto a la gordura es que es una enfermedad, llamada Obesidad. Esta patología tiene una construcción histórica determinada y ciertos indicadores que se popularizaron. Por ejemplo, el Índice de Masa Corporal, un cálculo que supuestamente nos indica que tipo de obesidad tenemos.
Desde 1830, año de creación de este índice, la atención sanitaria avanzó y la tecnología médica mucho más. No es cierto que el índice de masa corporal unilateralmente marque una patología.
Un completo chequeo médico periódico puede arrojar valores similares a un cuerpo gordo y un cuerpo flaco. El ojo que mide y pesa los cuerpos y que diagnostica “problemas de salud” está entrenado por la cultura, por el prejuicio y la discriminación, y no dice lo mismo que un análisis de laboratorio, electrocardiograma, radiografias, etc etc.
Ni ser gordo es sinónimo de estar enfermo, ni ser flaco es sinónimo de estar sano. Entender esta premisa es fundamental para bregar por la salud de todas las personas.
¿Sabe usted que hacer dieta no es el único destino para los cuerpos gordos?
Existen cada vez más estudios en el ámbito médico que ponen en tela de juicio el modo en el que la medicina en general, pero sobre todo, la nutrición en particular abordaron el asunto de la obesidad. Esta revisión responde también al avance que se da dentro de cada disciplina sobre todos los temas y teniendo en cuenta sobre todo que no podemos decir que el tratamiento de la obesidad bajo los criterios patologizantes sea un éxito.
Las dietas se hicieron parte de la cultura occidental contemporánea, más aún, se divulgan dietas sin ningún tipo de aval científico y que ponen en riesgo la salud de las personas. Pero incluso en aquellas dietas que sí cuentan con aval científico, se puede ver que no garantizan un éxito asegurado ni necesariamente acercan a las personas a un estado mejor de salud. Las dietas cambian los cuerpos, y junto a ello, cambian las patologías que este cuerpo puede tener.
Las dietas y las intervenciones quirúrgicas son un modo de afrontar la obesidad, pero pueden haber otros. Sobre todo teniendo en cuenta que no todos los cuerpos gordos son iguales y que la salud es integral, es decir, tiene que ver con muchos otros factores además del IMC.
Sobre este asunto, Raquel Obaton, nutricionista y activista por la salud de las personas gordas dice que: “si la gordura representa un mayor riesgo para la salud, esto se debe al estigma del peso, la gordofobia y la discriminación a las personas gordas. También se relaciona con el impacto metabólico que tiene el haber pasado la vida a dieta, subiendo y bajando de peso constantemente. Así que si realmente te preocupa e importa la salud de las personas gordas, lo mejor que puedes hacer es luchar por terminar con la gordofobia y el estigma de peso mientras retas y peleas por desmantelar la cultura de las dietas. Eso sí mejoraría la salud de muchísimas personas”.
¿Sabe usted que los cuerpos gordos son habitados por sujetos de derecho?
Sobre la obesidad opera un estigma social fuertemente naturalizado. Supongamos que es cierto que a todas las personas le importa la salud de los demás, y por ello se opina, mide y pesa con la mirada a cada cuerpo gordo. ¿Por qué permitimos como sociedad que exista un producto que tiene alrededor de 200 sustancias químicas y 40 de ellas cancerígenas? ¿Por qué no gritamos a la gente que camina por la calle fumando algún mensaje del tipo “che, larga los puchos”? ¿Por qué solo detenemos la mirada sobre la comida y los cuerpos gordos?
O pensando en otro asunto, ¿por qué no dijimos nada cuando vimos que en revistas, pasarelas y televisión aparecían modelos que transitaban problemas de alimentación vinculados a bulimia y anorexia?
En medio del estigma sobre los cuerpos, la industria de la dieta y el modelo médico hegemónico están las personas como sujetos de derechos. Decir sujetos de derecho significa que necesariamente hay que escuchar lo que cada persona tiene para decir sobre su salud, sobre sus tratamientos y sus decisiones de vida en general.
Las políticas públicas de salud respecto a la obesidad deben dejar de ser un entramado entre médicos e industrias alimenticias y ser efectivamente el resultado de aportes disciplinarios y voces de las personas implicadas en el asunto.
Para quien quiera escuchar/leer, solo basta con googlear “activismo gordo” y poner #BoddyPositive #nutriciónincluyente #gordofobia en cualquier red social.
¿Sabe usted cómo vive una persona gorda la visita a un médico?
El miedo también se mastica cuando una persona gorda tiene que ir al médico. Hay miles de relatos de personas que fueron con dolor de ovarios y un médico sin revisar ni pedir análisis le ordenó hacer dieta. Problemas al corazón, dolor muscular o cualquier otra dolencia en muchas ocasiones son atendidos tardíamente porque la persona gorda tuvo que ir a varios médicos o insistir con el mismo que el síntoma no se refería exclusivamente al sobrepeso.
La estigmatización sobre la obesidad, como sucede con otros tantos asuntos, es una excusa más para que obras sociales no reconozcan derechos básicos de atención a los cuerpos gordos. Es más caro para un cuerpo gordo tener cobertura médica. Eso también enferma a las personas, no poder acceder en tiempo y forma a un servicio de salud libre de violencia.
¿Cree usted que esto es apología o romantización de la obesidad?
La primera reacción de muchas personas ante este tema es de rechazo. Se habla de apología o romantización porque cuesta entender y aceptar que todos aquellos mensajes sobre la obesidad que nos transmitieron desde siempre pueden no ser ciertos, sobre todo porque estos mensajes están presentes en el modo en el cada uno de nosotros nos vinculamos con la comida. Pero tranquilo/a, no se trata de que cada una coma más o menos, ni tampoco de eliminar las dietas del universo.
De lo que tratan estas líneas es de poder poner un pequeño paréntesis en el modo en el que vemos, tratamos y nos vinculamos con los cuerpos. Se trata de que una persona gorda reciba la atención en salud que se merece, se trata de que las adolescencias gordas dejen de pensar que no sirven para nada, que jamás serán deseadas. Se trata, cómo las cosas más fundamentales de la vida, de tener una vida posible, libre de violencias.
Y para que un sector amplio de la población pueda hacerlo, la industria de la dieta, la medicina y la sociedad deben repensar algunas cosas. También deberíamos de pensar por qué nos preocupan más los cuerpos gordos que las millones de personas en el mundo que tienen hambre, pero eso ya son otros 5 minutos, será en otra ocasión.