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Socorro Rosa Tucumán cumple cinco años en el acompañamiento de mujeres y personas con capacidad de gestar, en su decisión de interrumpir un embarazo. Militancia diaria, comprometida y acuerpada.
La información sobre cómo interrumpir un embarazo de manera segura está disponible en internet. Si bien su disponibilidad es restringida para las personas que no tienen acceso a una computadora, un celular, o no saben leer, gracias a la militancia de años -potenciada por el debate del aborto en el Congreso de la Nación durante 2018-, el uso seguro de misoprostol se volvió un saber popular.
Hace 14 años existe la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito, que nuclea organizaciones de todo el país. Esta semana presentó por octava vez el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que propone legalizar el aborto hasta la semana 14 y sin límites de tiempo cuando el embarazo sea producto de una violación o la salud integral de la mujer o cuerpo gestante esté en riesgo.
“Es verdad todo lo que las mujeres hacen para abortar”, dijo la socorrista entrerriana María Elena Ale durante la audiencia pública del debate por la despenalización del aborto. Mientras las leyes se ponen al día, las mujeres continúan abortando. Desde tiempos ancestrales, los conocimientos sobre esta práctica se transmitieron oralmente, de boca en boca. Algunas prácticas de la sabiduría popular son altamente riesgosas, y esto es una de las consecuencias de la ilegalidad y la clandestinidad del aborto.
En este contexto, les “militantes del pañuelo verde” comenzaron a pasar datos de prácticas seguras para abortar. Porque las mujeres, abortan y lo seguirán haciendo, con o sin ley.
En el año 2012 se empezó a articular una red con el propósito de entramar experiencias de acompañamiento que se venían dando en el país. Así comenzó a conformarse Socorristas en Red, feministas que abortamos.
Pasadoras de datos
“Nadie sabía muy bien cómo gestionarse un aborto”. Malena tenía 19 años y ya militaba en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito en Tucumán. Entre militantes circulaba el manual de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto de uso seguro de misoprostol, cuando esta palabra aún costaba pronunciar.
La campaña tenía un tipo de activismo callejero, de visibilización, presentación de propuestas a funcionarios públicos, de presencia en las plazas. “Lo que más pasaba era que, en nuestras actividades, se acercaban mujeres que necesitaban resolver una interrupción y no sabían muy bien cómo hacerlo, y nosotras tampoco”, cuenta Malena, una de las iniciadoras de Socorro Rosa Tucumán, junto a Florencia.
Pasar datos fue uno de los primeros pasos para las socorristas tucumanas. Averiguar en qué farmacias venden oxaprost, mapearlas y hacer correr la voz. Conocer las guardias a las que pueden asistir las mujeres que las necesitan. Saber qué síntomas están bien y cuáles son señales de alarma. “Las mujeres solas te empiezan a pasar más información, dónde compraron las pastillas, dónde son más baratas. Y de la misma forma con las guardias en los hospitales”.
En el Encuentro Nacional de Mujeres en San Juan participaron de un taller que organizaron quienes ya se pensaban como red. “Principalmente las Revuelta de Neuquén, las de Córdoba, Mendoza y Rafaela en ese momento, hicieron una apuesta política fuerte de producir material, difundir y crear dos talleres que se desdoblen del taller de Estrategias por el Aborto Legal que sean de acompañamiento”. Así se realizó el primer taller de Uso Seguro de Misoprostol. “Fuimos con Flor con la inquietud de que ya venía pasando esto de que nos pedían información y no teníamos la suficiente”.
De ese Encuentro volvieron con material y con la decisión de armar Socorro Rosa Tucumán y en 2014 se sumaron formalmente a las Socorristas en Red en la 3er Plenaria Nacional en Neuquén, “sabiéndonos acompañadas en el acompañar por una red nacional y por el aprender de los entramados posibles que suceden en otras provincias”.
El primer acompañamiento
Compraron un chip y se comunicaron con una mujer. ¿Quién sería la voz del otro lado del teléfono? Flor y Male llegaron puntuales al lugar pautado. La mujer dejaba a su hija en un jardín de infantes cerca y se sumaba al encuentro.
“Estábamos ahí pensando en cómo iba a ser este aborto, de cuánta tristeza, o no, de dónde vendría el embarazo, con todo el peso de esa frase que repetimos de aborto legal para no morir, y que era parte del imaginario que todas teníamos sobre el aborto en ese momento”, relata Malena sobre aquel primer encuentro.
La mujer había buscado ese embarazo como parte de un proyecto con su pareja, de la que finalmente se separó. Ella no quería y no podía seguir. No era un proyecto para ella sola. Quería abortar. “A nosotras ahí se nos estalló la cabeza por que no era parte del universo de sentidos que estábamos más acostumbradas a escuchar en relación al aborto”, cuenta Malena. “Eso a nosotras nos hizo pensar que teníamos muchísimo que aprender, y fue lo que nos terminó de convencer. La cabeza se te da vuelta, y es un poco lo que pasa todo el tiempo con el Socorro. Todo el tiempo llegan situaciones complejas, simples, distintas, todas son particulares”.
Las posibilidades que surgen son múltiples. Socorridas que se hacen amigas y abortan juntas, madres e hijas que recomponen un vínculo, mujeres que deciden ponerle fin a una relación luego de tomar la decisión de abortar. “Te hace pensar en lo interminable de la potencia de un acto así, inclusive cuando también es doloroso, triste, desgarrador, angustiante. No hay que cancelar todo esto que también pasa y pasa mucho, y de lo cual es un montón para aprender”.
En ese primer acompañamiento fue descubrir la potencia del acompañamiento en relación a la generosidad que tienen las mujeres. “A mí me ensancha la existencia –dice Malena- poder acompañar, poder aprender, reventarme la cabeza contra una pared y descubrir que las cosas no son como las pensaba y que tengo que buscar otras maneras de pensarlo”.
Lo impermeable del mundo tucumano
Tucumán es asfixiante. Suceden cosas terribles. Está fresco en la memoria feminista el recuerdo del caso de Belén, presa durante dos años por un aborto espontáneo y este año se sumó a la sucesión de hechos ilustres el caso de Lucía, torturada por el Estado que obstaculizó su derecho a un aborto legal. La provincia es también espacio de crecimiento y acción política de una de las principales referentes antiderechos a nivel país, Silvia Elías de Pérez.
Ante el cuello de botella en que se convierten los obstáculos de las instituciones estatales para garantizar derechos, ser parte de una articulación inteprovincial facilita conocer la multiplicidad de salidas, estrategias y acciones que llevan a cabo otras organizaciones de la Red.
Durante el primer año fue difícil encontrar respuestas en el sistema de salud. Las trabajadoras sociales, las psicólogas, quienes no están involucradas en el hacer jerárquico de la práctica médica, fueron las primeras en comenzar a tejer redes y armar estas “estrategias de ingeniería”.
Malena recuerda un caso muy similar al de Lucía. Fueron las trabajadoras sociales quienes lograron hacer pasar a dos socorristas para que pudieran acompañar la niña hasta último momento, evitar que se dilatara la práctica y contener a la madre. “En esos vericuetos ves todas las ingenierías puestas a disposición de resolver, y eso es lo que más hacemos en Socorro Rosa Tucumán. La adversidad está, ahora ¿cómo la sorteamos?”.
La marea verde y las pelucas magentas
En las calles, Socorristas en Red se caracterizó por usar pelucas magentas en las marchas, junto a un despliegue de colores, materiales de difusión, grafittis, entre otras cosas. A pesar de diferentes embates que sufrieron, no dieron ni un paso atrás. “La estrategia de cuidado hacia nosotras y hacia las mujeres que acompañamos ha sido siempre visibilizar lo que hacemos porque nosotras no hacemos nada fuera de la ley. Nosotras acompañamos a las mujeres, damos información. Al contrario, reduce la mortalidad materna”, argumenta Malena.
Un hacer responsable, garantista de derechos y productor de sentidos.
2018 llegó motorizado por la ola verde. “Ese cuello de botella se abrió un poquito. Se consolidó la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir, impulsada por Socorristas en Red, a nivel nacional y provincial. A partir de que se fueron armando algunas redes de profesionales que estaban a favor del derecho al aborto, fuimos indagando quienés eran las personas que desde la salud pública querían hacer algo para garantizar las Interrupciones Legales del Embarazo“, recuerda.
“Yo me levanto sonriendo todos los días de pensar en lo que pasa hoy y en lo que pasaba hace dos años. Es hermoso y es increíble. Porque son profesionales que además reconocen un montón el laburo que venimos haciendo, que se sienten respaldados y cuidados y con quienes podemos discutir modos de hacer. Existen profesionales que están dispuestos a escuchar qué tenemos para decir quienes venimos acompañando a abortar a mujeres hace cinco años en la provincia”.
“Aborto libre, aborto seguro, aborto feminista”
Un aborto libre es un aborto que pueda ser en el hospital y que también pueda ser en cualquier lugar. Un aborto feminista es aquel en el que las voluntades y las autonomías de cada mujer se respetan, en el que el cuidado está a disposición, pero no es una imposición. Un aborto cuidado es uno en el que no estoy sola.
La escucha
“Nunca en mi vida me cuidaron tanto”. La violencia cotidiana en la viven sumergidas muchas mujeres hace que tal vez un pequeño gesto sea determinante. En la práctica cotidiana de los acompañamientos eso se ve reflejado en las devoluciones que reciben.
“Es durísimo de escuchar. Una mujer nos decía que no creía posible los cuidados que recibió. Pienso que una vez que una descubre que hay determinados cuidados y amorosidades que son posibles entre mujeres, lesbianas, también tienen otra disposición a darla y recibirla. Eso también habla de una identidad que tenemos por lo menos en la grupa, de reconocernos, de priorizar o poner en un lugar importante el cuidado entre nosotres”.
Colectivizarlo todo es la respuesta para transitar el ser acompañante. Más allá de que haya situaciones más o menos complejas, atravesadas o no por violencias, el acompañar a mujeres que desean interrumpir su embarazo en el contexto de ilegalidad que se vive en la Argentina, y sobre todo en Tucumán, requiere fortaleza y contención. “La practicidad, lo ejecutivo, la velocidad, todas palabras que nos entrampan, que son muy del capitalismo vorágine que la vida nos lleva puestas, porque tenemos que pagar el alquiler, tenemos que trabajar, y resolver un montón de cosas que resolveríamos más rápido si las hiciéramos solas, pero hay un convencimiento político de que la salida es colectiva, es lo que hace que esto sea posible”, explica Malena.
Escuela de Socorristas
En el año 2018, dieron el salto más grande en cuanto a la cantidad de ingresantes. De cinco pasaron a ser 16, que es el número que se sostiene hasta ahora. Ese año tuvo lugar la Escuela Socorristas del NOA, una propuesta para transmitir el conocimiento teórico-práctico que hace falta al momento de acompañar, pero al mismo tiempo, encontrar las maneras de habilitar el atravesamiento corporal que significa pensar en este tipo de activismo.
“Fue un éxito total, se sumaron un montón de compañeras que re sintonizaron con el atravesamiento corporal que significa acompañar”.
Los momentos del socorro
El acompañamiento socorrista tiene cuatro momentos que caracterizan la práctica.
El primero es el llamado telefónico, en donde las mujeres se comunican a la línea pública. El teléfono esta prendido de lunes a viernes de 9 a 21hs y sábados de 9 a 13.
En esa primera conversación, la mujer cuenta lo que le pasa o para qué se comunica.
Cuando la decisión es interrumpir el embarazo, se le propone que asista a un taller, que dura dos horas, que se hace por única vez, a donde puede ir acompañada por una persona de su confianza.
En ese segundo momento se charla sobre cuáles son las formas de interrumpir un embarazo sin poner en riesgo la salud, hacerlo de manera autogestiva, resolverlo de manera segura, cuidada y acompañada.
Acá se explica que el misoprostol es un medicamento que produce contracciones uterinas y por ello se usa para provocar el aborto, preferentemente hasta las 12 semanas de gestación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el misoprostol entre sus medicamentos esenciales, ya que está comprobado que su uso aumenta la seguridad y reduce riesgos en prácticas de aborto auto-inducidos, en particular en países donde el aborto es ilegal.
Cada mujer que asistió al taller y que desea continuar con la decisión de abortar, se queda en contacto con una compañera.
El tercer momento es cuando la mujer interrumpe el embarazo, y está acompañada por teléfono por una socorrista en una guardia activa durante el proceso. Allí, la mujer decide cuando y como comunicarse, sabiéndose acompañada.
En el cuarto momento es la parte del control médico post aborto para lo cual generaron las redes de profesionales amigables. Que no maltrate, que registre, que escuche, y que pueda ofrecer una consejería de métodos anticonceptivos desprejuiciada.
“¿Por qué es tan importante eso? No solamente por el control del método de anticonceptivo para no abortar, sino porque las decisiones que tomamos sobre nuestra vida sexual después impactan en cómo nos sentimos en relación a otras cosas. Hay un montón de mujeres que llaman y dice `esto es mi culpa porque yo no me puse el DIU´, u otras que lloran y te dicen `yo tomaba la pastilla todos los días´. Tiene que ver sobre como habitamos nuestra sexualidad que impacta en un montón de otras cosas”, reflexiona Malena.
Sistematización de datos
Los acompañamientos socorristas son cuidados y sistematizados. La potencia del encuentro cara a cara con las personas que abortan posibilita construir relatos y desandar mitos que hay entorno al aborto.
Después de que el debate sobre el aborto invadiera cada rincón, la línea estalló. De 187 mujeres que fueron entrevistadas en 2017, al año siguiente fueron 705. Y en los primeros cinco meses del 2019 se atendieron 900 llamados y se encontraron cara a cara con 518 mujeres y personas gestantes.
De las 705 personas entrevistadas durante el 2018, el 33% tiene entre 20 y 24 años. Entre el 2016 y el 2018, 176 adolescentes menores de 19 años que cursaban un embarazo no deseado se entrevistaron con Socorro Rosa.
Este dato es preocupante, ya que Tucumán es una de las provincias con mayor número de madres adolescentes. Según los datos del 2017 de la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS), hubo 4368 nacidos vivos de madres adolescentes. 137 corresponden a niñas menores de 15 años.
De las 705 mujeres entrevistadas durante 2018, un 89% afirmó haber sufrido violencia machista. Un 73% respondió que es creyente de alguna religión.
Despenalización social del aborto
“Cuando hablamos del aborto solamente como la cosa más trágica que puede pasar estamos mostrando solo una partecita terrible que no tiene que suceder, que es violatoria de los derechos humanos de las mujeres. Pero también existen otras posibilidades de resolver, que están alejadas de ese horror, y que pueden ser una posibilidad. Allí aparece el cuidado, y habilita la posibilidad de escuchar”, relata Male.
“Ruth dijo en el congreso, abortar es también una decisión responsable, también es elegir la vida de determinada manera. Poder pensar en eso como posibilidad es inagotable”, cierra Malena.