¿Sabías que el Dibu Martinez hace Pilates? La estrella del Mundial de Qatar que viene cosechando elogios por su gran desempeño, ha puesto en agenda temas necesarios para reflexionar. En más de una oportunidad hizo referencia a las conversaciones y sesiones que tiene con su psicólogo, antes y después de los partidos, y las prácticas complementarias que realiza, como yoga y pilates.
En esta nota nos detendremos para hablar sobre Pilates, y nos contactamos con Ariadna Achaval, instructora y amante de esta práctica que ya lleva más de 100 años de antigüedad.
“El Pilates es un sistema de entrenamiento físico que trabaja el cuerpo de forma integral, activando todas las cadenas musculares en sinergia. Es postural porque está creado y pensado para mejorar todas las posturas y posibilidades de movimiento del ser humano, así como las transiciones entre una y otra posición. Es funcional porque apunta a la funcionalidad de cada gesto, a que cada músculo, articulación y tendón actúe conforme a su función en los movimientos cotidianos buscando la mayor eficiencia con el menor esfuerzo. Es terapéutico porque, por lo dicho anteriormente, reduce dolores y lesiones por vicios posturales, sedentarismo y disbalances corporales, nos devuelve la movilidad, la fuerza, la flexibilidad y la estabilidad que perdimos en algún momento de este ritmo de vida loco que llevamos. Y además tiene un foco respiratorio que produce grandes beneficios inclusive a nivel visceral”, define Ari.
A esta disciplina la creó Joseph Pilates, quien era boxeador, gimnasta, acróbata de circo, físicoculturista, hace más de 100 años. Comenzó desde su intuición, su propia experiencia y desde su propia práctica personal. Empezó a desarrollar esta práctica para acompañar a los demás y empezó a ver cómo funcionaba. Primero a partir de movimientos solo con el propio cuerpo que es lo que conocemos como la práctica en el Matt y cuando vio que había algunas personas que no podían resolver ciertos ejercicios, por sí mismos empezó a diseñar los aparatos. Entonces a una persona que no podía hacer una extensión de columna por completo, se le ocurrió crear el corrector espinal para ayudarlo, asistirlo y acompañarlo a que la columna se movilice y llegue a lugares que no podía llegar por sí misma.
Si bien a la práctica se la conoce con el apellido de su creador, el método lleva el nombre de contrología, porque su idea era que cada persona pueda controlar a su propio cuerpo, pueda ser autónomo e independiente, que no se mueva solamente por reflejos y por inercia, sino que pueda ser consciente de cada movimiento para sea lo más económico y eficiente posible. Tanto en el entrenamiento, como en la vida cotidiana. “Entrenar Pilates no para hacer mejor Pilates sino para que en mi vida diaria mi cuerpo resista mejor pueda tener movimientos más orgánicos y más saludables”, explica Ariadna.
Respecto a la práctica deportiva, la instructora explica que “organiza y dispone mucho mejor el cuerpo y además previene lesiones porque equilibra todos los desequilibrios que propone la práctica deportiva. Cada práctica deportiva tiene gestos deportivos que se repiten constantemente, por ejemplo en el fútbol será la patada, será todo el trabajo de piernas y en el arquero todas las extensiones y los trabajos de los brazos. Son movimientos que se están repitiendo constantemente. Eso hace que haya músculos que están más fuertes que otros y esos músculos sean siempre los dominantes. Lo que hacemos en Pilates es equilibrar eso otra vez, tratar de fortalecer a los músculos que están más olvidados y descomprimir y liberar a los músculos que están demasiado entrenados. Eso habilita a que el cuerpo se organice mejor y trabaje mejor como toda la unidad que es”.
En una entrevista, el Dibu contó que entrena pilates dos veces por semana, no se pierde ninguna clase y hace 9 años que no se lesiona. “El deportista de alto rendimiento lleva a su cuerpo a niveles extremos y el entrenamiento que ellos tienen técnico específico lo necesitan porque su deporte lo requiere, pero además necesitan un entrenamiento que acompañe a eso y vuelva a organizar el cuerpo”, explica.
Por otro lado, también señala que “el Dibu hace terapia, hace yoga, entendiendo a la salud mental y física como una sola cosa. Y el Pilates tiene esto de trabajar todo desde lo consciente. Cuando hablamos de cuerpo, mente y espíritu en pilates tiene que ver con el trabajo físico, la mente con esto de intentar hacer consciente cada movimiento que hago y saber dónde está cada segmento de mi cuerpo, y el espíritu tiene que ver con una cuestión interna, no con algo religioso o esotérico, sino con la voluntad de intentar ir más allá, de salir de mi lugar de confort y atravesar el lugar incómodo porque ahí es donde está lo que yo necesito para estar mejor”.
En Argentina, especialmente en el Norte existe cierta resistencia masculina sobre esta práctica. Fue introducida al país por una bailarina, Tamara Ditela, y quedó la idea de que es para bailarines, para elongar o para gente que tiene que rehabilitarse.
“Eso es real, puede ser así, pero es un entrenamiento que busca una integración y un trabajo de todo el cuerpo en todas las capacidades. Tiene la posibilidad de que se puede adaptar a una persona que prácticamente no puede moverse y eso es lo hermoso del Pilates pero los límites son infinitos”, señala la profesora..
Hoy en día, y gracias al trabajo de los instructores de pilates en la difusión de esta práctica, las ideas y los prejuicios se han ido modificando. “En mi experiencia, todos los hombres que tuve y que tengo en las clases son hombres que han llegado por una lesión o por un dolor entendiendo que era una especie de rehabilitación y cuando descubrieron que no, que se le fue el dolor, pero que además empezaron a desarrollar masa muscular, tono muscular, a cambiar la organización de su cuerpo, a cambiar su postura a mejorar sus habilidades, se quedaron enganchados súper comprometidos con su entrenamiento”.