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Junio es el Mes del Orgullo LGBTQIA+ en todo el mundo. Te contamos el origen de esta fecha, cómo se celebra en Argentina y por qué hoy más que nunca es urgente defender los derechos conquistados frente al avance del odio y la discriminación.
El 28 de junio de 1969, la policía allanó el bar Stonewall Inn, en Nueva York. Era uno de los pocos espacios donde las personas LGBTIQ+ —especialmente las más vulneradas: personas trans, racializadas, migrantes, trabajadoras sexuales— podían reunirse. Esa noche, cansadas de los abusos, decidieron resistir. La revuelta duró varios días y marcó el inicio de un movimiento internacional de lucha por los derechos de la diversidad sexual y de género.
Stonewall no fue una fiesta: fue una respuesta colectiva a la violencia institucional. Desde entonces, junio se convirtió en el Mes del Orgullo LGBTQIA+ en homenaje a esa resistencia.
¿Por qué hablamos de Orgullo?
Porque durante siglos se nos dijo que debíamos vivir en silencio, con vergüenza o escondiéndonos. El orgullo nes dignidad. Es levantar la voz frente a los discursos de odio, a la persecución, al rechazo familiar, a la violencia estatal, a la exclusión laboral y al silenciamiento en los medios.
El orgullo es político. No se trata solo de celebrar lo que somos, sino de reivindicar nuestro derecho a existir en libertad.
En Argentina, el Orgullo también se marcha en noviembre
Aunque junio es el Mes del Orgullo a nivel internacional, en Argentina la Marcha del Orgullo se realiza cada año en noviembre. ¿Por qué? Porque el 1° de noviembre de 1992 se realizó la primera movilización en Buenos Aires y porque en ese mes se conmemora la fundación de Nuestro Mundo, el primer colectivo LGBTIQ+ del país.
Eso no significa que junio pase desapercibido: muchas organizaciones, espacios culturales y medios comunitarios lo toman como un mes clave para hacer visibles las luchas, los reclamos y las historias de nuestras comunidades.
Retrocesos y resistencias: el orgullo también es urgente
Hoy, a más de 50 años de Stonewall y con décadas de luchas en Argentina, enfrentamos nuevos desafíos. Crecen los discursos de odio, los ataques a las identidades diversas, la censura en escuelas, la criminalización de las infancias trans y el intento de borrar nuestras voces del debate público.
Los mismos sectores que nos quieren calladxs y sin derechos hoy tienen poder político y mediático. Por eso, más que nunca, el orgullo es una trinchera desde la que seguimos gritando: al closet y al calabozo, no volvemos más.
El Orgullo también es antifascista
El Orgullo LGBTQIA+ nació como respuesta a la represión estatal y policial, y por eso es, por definición, antifascista. No se puede celebrar el Orgullo sin denunciar las violencias que lo hicieron necesario: la censura, la persecución, la patologización de nuestras identidades, la criminalización del deseo. El crecimiento de discursos autoritarios, negacionistas y antiderechos en Argentina y el mundo nos obliga a recordar que el orgullo no es marketing ni arcoíris institucionales: es una forma de lucha contra el fascismo, el racismo, el machismo y la homolesbotransfobia. Frente al odio, seguimos saliendo a la calle con amor, memoria y organización.