Jonathan Luna fue condenado a perpetua en el primer juicio por un caso de grooming y femicidio.
Jonathan Luna fue condenado a prisión perpetua por ell Tribunal Criminal 2 de Bahía Blanca por el asesinato de Micaela Ortega, de 12 años, en el primer juicio por un caso de grooming y femicidio.
El fiscal y la abogada de la familia habían pedido esa pena máxima para el acusado, mientras que su abogado solicitó una condena a 20 años de prisión por robo seguido de muerte. La condena fue por homicidio triplemente calificado.
“Micaela, volá alto, hija”, gritó Mónica Cid, madre de la víctima, luego de la lectura de la sentencia.
El grooming consiste en acoso sexual de menores vía Internet, muchas veces creando perfiles falsos, como había hecho Luna para engañar a Micaela. Es la primera vez, desde que se tipificó el delito a fines de 2013, que se realiza un juicio de grooming y femicidio.
Micaela Ortega desapareció el sábado 23 de abril en Bahía Blanca. Luego de 10 marchas, el 28 de mayo apareció muerta y Jonathan Luna, de 26 años, confesó el crimen tras quedar detenido como sospechoso.
Fueron cinco semanas de búsqueda que terminaron de la peor manera. El acusado tenía una condena por daño y lesiones que cumplía en el Penal de General Roca, en la provincia de Río Negro. Por buena conducta, le habían otorgado el beneficio de salidas transitorias, pero en diciembre de 2014 abandonó la cárcel durante un fin de semana y nunca regresó. Desde entonces se creía que se había fugado a Bahía Blanca.
El dato que fue clave en la investigación fueron las prendas de Micaela. Luego de encontrarlas, la Policía encontró un cadáver a siete kilómetros de la ciudad, y a 1.500 metros de una planta de gas ubicada sobre la ruta 3. Horas después, se confirmaría que se trataba de Micaela.
El grooming de Luna contra Micaela
Según la investigación, Luna contactó a Micaela a través de un falso perfil de Facebook. Se habría hecho pasar por otra nena de 12 años para entablar un vínculo con la víctima.
Así habría logrado convencerla de que dejara su casa. “Te va ir a buscar un primo mío”, le dijo para que no se asustara al ver a un hombre en el lugar pautado para el encuentro.
Llegar a ese chat no fue fácil para los investigadores. Desde mediados de mes, Facebook se negaba a suministrar las claves para acceder a él y fue necesaria una gestión de la embajada de Estados Unidos para lograrlo. El permiso llegó semanas después.
Reconstruyendo los pasos de Luna, hubo una intervención en su teléfono que fue clave: “El del video sos vos”, le dijo su pareja en una conversación, en referencia a las imágenes tomadas por dos cámaras de la central municipal de monitoreo, en las que se veía a Micaela caminando junto a un hombre, muy cerca de la comisaría 5°.
Las tomas, en la que no se podían divisar los rostros, eran del 23 de abril a la mañana y fueron difundidas casi dos semanas después.
Fernanda Petersen, asistente de la madre de Micaela y su padre, Claudio Ortega, en el juicio, había calificado la semana pasada a Luna como un “criminal, un delincuente con todas las letras, que le arrebató los sueños a Micaela, por el solo hecho de ser mujer”.
Resaltó que pudo organizar cómo actuar en cada caso y que si la fiscalía no hubiera actuado ni hubiera llegado a su domicilio “hoy tendríamos los tribunales colmados de Micaelas y otros nombres”.
Lo que la asistente señaló va en la línea de la investigación de los peritos psicológicos, quienes advirtieron que el acusado tiene un perfil antisocial, manipulador y desprecio por las personas. “Un antisocial, sin remordimientos y manipulador; alguien que manifiesta desprecio por los demás y busca satisfacer sus necesidades egoístas”, fueron las palabras textuales que se desprenden de las pericias.