Este texto es parte de una colección que se está produciendo en el taller de construcción de obra de Marea Emocional. Son pequeños relatos pensados para la elaboración de un podcast pensado para la escucha de adolescentes. Cada relato propone una temática diferente e invita a la conversación sobre las mismas con el deseo de la transformación social y cultural en búsqueda de un mundo menos hostil, es por eso que la colección se titula Café Revolucionario.
Abril Carrera
Tucumán
Bienvenides a Café Revolucionario, una columna pensada para que jóvenes y adolescentes hablemos de diversos temas. Quiero demostrar cómo nosotres siempre tenemos una opinión que dar.
Soy Abril, tengo 17 años y en este primer Café Revolucionario voy a hablarles de: Adultocentrismo.
La primera definición que tengo es que el adultocentrismo son excusas sin sentido e ignorancia en su máximo esplendor. ¿Quién, a mi edad, no vivió la experiencia de que le digan que es muy chique para hacer o decir algo? A veces, es verdad que son comentarios sin malas intenciones, pero otras, y en su mayoría, están llenos de soberbia porque les adultes, que bancan un sistema adultocentrista, sostienen la idea de que nosotres no sabemos nada, que no somos capaces porque somos chiques para hablar de algunos temas, o que no nos incumbe. ¿Por qué es decisión de elles si podemos o no hacer o decir algo? ¿Por qué su palabra tiene más peso cuando hablan de nosotres que la nuestra?
Es hasta gracioso que, después de que aguantemos esta distancia a la vida y nos hagamos a un lado de todo, nos reclamen que somos vagos, que no queremos aprender, que no queremos hacer nada, que no queremos trabajar, que no ayudamos y mil cosas más. Al final, siempre estamos equivocades.
Es difícil creer hoy en día que existan personas que sostienen que el adultocentrismo no existe y que la adolescencia rebelde sí, que sostienen que a nosotres no nos interesa nada y que ya vamos a entender cuando seamos grandes.
¿Cómo vamos a hacerlo si no nos incentivan a querer saber más? ¿Cómo vamos a querer lograr cosas si hasta en la escuela, que se supone que es nuestro segundo hogar, nos cortan las alas a la primera idea?
Digo esto porque a mi me pasó, durante años, que mis amistades de otros colegios me contaran todo lo que hacían en sus escuelas: voluntariados, actividades por fechas significativas, charlas, talleres y más. Obviamente, escuchar todo eso hizo que quisiera hacerlo también en la mía, pero con cada propuesta que llevaba recibía un “no se puede”, “no hay tiempo”, “no hablamos de esos temas acá”, “buscá las cosas vos y me avisás”. Puras respuestas negativas más. Sucede en muchos espacios, por ser adolescentes tenemos las puertas cerradas. Al final, lo que pasa es que nos terminamos cansando y dejamos de insistir. Buscar que nos escuchen con atención es agotador.
Pero mejor ni hablemos de cómo nos sentimos, porque nuestros sentimientos también están imposibilitados. Para algunes adultes nosotres siempre tenemos que estar bien, nunca nos tiene que pasar nada. ¿Qué nos puede pasar? Si nuestra única preocupación es el colegio. Nuestras emociones son exageradas. Después no entienden nuestros silencios.
¿Alguna vez sentiste que necesitabas ayuda y un adulto era tu opción? Si lo hiciste, es posible que hayas terminado estando peor porque, en la mayoría de los casos, nunca nos comprenden. ¿Acaso siempre sentimos incorrecto? Si decimos que estamos tristes nos dicen que no es verdad, si decimos que estamos cansados nos cuestionan por qué. ¿Cómo vamos a querer hablar así?
Como dije al inicio, el adultocentrismo es ignorante y no tiene sentido. Algunes adultes aman hablar de temas de los que no saben nada, creen que porque son más grandes su palabra siempre es verdadera. Todo gira a su alrededor, aunque digan que siempre queremos llamar la atención. Los adultocentristas detestan que nosotres le respondamos, no soportan escuchar que podemos hacerles frente porque tienen metida la idea de que, por ser adolescentes, somos incapaces e inferiores. Crearon una escala en la que se pusieron en la cima y a nosotres al final de todo.
No se imaginan la cantidad de veces que enfrenté de cierta forma a un adulte para defendernos a les jóvenes por todo lo que decían de nosotres. Yo sí imagino que muches de ustedes también lo hicieron.
Creer y difundir que les adolescentes somos estúpidos, desinteresades y nada nos importa es invalidar todas nuestras acciones para la construcción de un mundo mejor, donde en todas las casas podamos hablar mal de la cultura de la dieta extrema, informar sobre ESI y los derechos lgbt+… Podemos hablar mucho sobre esto. pero el café se me terminó ya.
Antes de cerrar, quiero que no se olviden de que el adultocentrismo es un sesgo que nos ciega y nos afecta muchísimo. Está bien que a veces no se den cuenta, está muy mal si se dan cuenta y no hacen nada al respecto. Tenemos que terminar con esta característica cultural de ustedes arriba y nosotres abajo. El primer paso para eso es cuestionarnos.
Y vos… ¿eras consciente de la presencia del adultocentrismo en la vida adolescente? ¿Qué experiencias negativas te hicieron vivir les adultes? Si te animás, escribime a mi Instagram para contarme.