Las violaciones en grupo son parte de la cotidianidad de Argentina

Ayer, en feriado de carnaval, detuvieron a 6 varones que violaron a una chica de 20 años en un auto a plena luz del día, en el barrio de Palermo (CABA). A unos 300 metros de Plaza Serrano, uno de los paseos turísticos de la capital de Argentina, este grupo de varones se turnaban para abusar de esta mujer durante horas. Mientras algunos estaban dentro del auto, otros tapaban lo que pasaba y hacían de campana por si alguien pasaba.

Las vecinas y vecinos fueron quienes primero intervinieron para detener ese ataque sexual grupal. Una mujer desde una panadería llamó a la policía. Un joven empleado de un negocio detuvo el abuso de estos seis hombres, que tienen 20 a 26 años de edad. Los enfrentó físicamente para frenarlos. Cuando llegó la policía algunas personas mientras se desarrollaba el operativo, gritaron, insultaron, tomaron imágenes y vigilaron hasta que se los llevaron. Una joven contó sin caer en el morbo a la televisión lo ocurrido hablando de la falta de consentimiento.

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Las violaciones en grupo son parte de la cotidianidad de Argentina. Terriblemente, los delitos sexuales son denunciados a diario y quedan impunes en gran medida. Sin hablar de que en las investigaciones se hace hincapié en la conducta de las víctimas. Llevándolas muchas veces a la revictimización y a un proceso que las desgasta física y psicológicamente para acceder a la justicia. En Chubut una joven, después de 10 años, espera justicia de un ataque de hijos del poder. Pasó por pericias, declaraciones. Tuvo que escuchar al fiscal que calificó al abuso como “desahogo sexual”.  

En la localidad tucumana de Burruyacu, un joven de 23 años espera que avance el juicio oral contra tres hombres que abusaron sexualmente de ella hace casi un año. Uno de ellos es hijo de un ex intendente y actual funcionario provincial. Desde que sucedieron los hechos, cada mes debe luchar para que se extienda la prisión preventiva, o para que no le den el beneficio de prisión domiciliaria porque los imputados viven a pocas cuadras de su casa. La revictimización del Poder Judicial para víctimas de delitos sexuales es una constante. 

En la provincia de Buenos Aires, Higui espera hace 5 años su absolución por defenderse de una violación correctiva. Por su orientación sexual y expresión de género su legítima defensa es cuestionada.

En Salta grupos de varones abusaron de niñas y adolescentes de comunidades originarias. Hay desaparecidas desde hace años. Algunas fueron asesinadas. En la provincia de Chaco es también una situación que alerta. 

Es difícil sobrevivir  en esta sociedad que educa violadores y los apaña.  para que la cultura de la violación sea erradicada no deben pesar más los intereses electorales que el pleno acceso al derecho a la Educación Sexual Integral. Se necesita mayor  presupuesto para que tengan prioridad las políticas de atención y reparación a las víctimas, buscar a las desaparecidas y reformar la Justicia de sesgo machista que hoy reina en el país perpetuando sobre el cuerpo de las mujeres y niñas la violencia patriarcal.  

Estamos hablando de una violación en grupo o colectiva y no en manada. Porque no son animales, sino varones sanos del patriarcado.

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