La reforma previsional tiene impacto de género y perjudica especialmente a amas de casa, empleadas domésticas y otras trabajadoras precarizadas.
La reforma previsional alcanza a jubilados, pensionados, trabajadores registrados que reciben ayuda del Estado por maternidad, nacimiento o adopción, así como ayuda escolar o por matrimonio. También a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
La analista y consultora económica Mercedes D’Alessandro escribe desde una perspectiva de género sobre la reforma previsional.
“La mayoría de los jubilados en nuestro país cobra la mínima que está en 7.246 pesos. La canasta básica supera los 16.000 pesos. Quienes reciben pensiones no contributivas, que son más de 1 millón y medio de personas, ganan menos todavía”, comenta la analista.
Más allá de la fórmula que están discutiendo, con esta reforma las amas de casa y el 35% de trabajadores precarizados de este país pierden la posibilidad de jubilarse. Solo podrían acceder a una pensión que es de 80% de la jubilación mínima ($5.700)
— Mercedes DAlessandro (@dalesmm) 14 de diciembre de 2017
“Hoy en Argentina la cobertura jubilatoria es casi total. En la Cámara de Diputados, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que el 60% de los jubilados actuales no había cumplido los 30 años de aportes. Es decir, entraron gracias a las moratorias que se impulsaron en los años pasados”.
El 62% del total de jubilados son mujeres. Las mujeres cobran 24,5% menos de jubilación por ser mujeres. El 99% de quienes administran la AUH son mujeres, aporta la periodista Luciana Pecker.
Entre los más de 2 millones y medio de personas que accedieron a jubilarse sin haber completado los 30 años, la mayoría son mujeres. Son mucho más que la mayoría: representan el 85%. “Mujeres que, como mi mamá (o la tuya), trabajaron en el hogar. Cuidando pibes, limpiando, cocinando, cosiendo y llevando adelante una labor vital para el funcionamiento de nuestra sociedad. O que laburaron un poco adentro de casa y otro afuera. A veces sin contrato, rebuscandosela”. Y agregó “mientras sigan considerando el trabajo que se realiza en los hogares como rascarse el pupo, vamos a seguir con problemas de desigualdad crecientes. La jubilación para las amas de casa debería ser un derecho indiscutible”.
Para la economista, la única manera de salvar la situación es la sanción de una ley para instaurar la jubilación para amas de casa.
Otro grupo de mujeres afectado por la reforma son las madres que reciben la Asignación Universal por Hijo –el 99 por ciento de quienes reciben la AUH son mujeres- y que el Congreso recortó en más de cien pesos. En la economía familiar, más en aquellas que por sus bajos ingresos son beneficiarias de estas asignaciones, una merma de 800 pesos en el ingreso mensual significa un problema grave.
Por último, gran parte de las mujeres que no se podían jubilar eran las empleadas domésticas. Casi el 20% de las trabajadoras argentinas trabaja en servicio doméstico, la rama más informal y peor paga del país. Aún hoy, con una ley que regula su trabajo, más del 76% no tiene acceso a vacaciones, aguinaldo, días de enfermedad, licencia por maternidad, entre otros derechos.
Desde Cambiemos lanzaron la Pensión Universal para el Adulto Mayor que equivale al 80 por ciento de una jubilación mínima, unos 5.700 pesos al día de hoy, y eleva a 65 años la edad para jubilarse. “Como la nueva ley deja a fuera a todas las trabajadoras domésticas y amas de casa sólo van a poder recurrir a la pensión para la vejez que lanzó Cambiemos, lo que es un pasaporte directo a la pobreza. Están fabricando nuevos pobres”, sostuvo Mercedes D’Alessandro a Página12 y remarcó la importancia de incluir la perspectiva de género en el tratamiento de estas leyes también.