Desde sus inicios, la Libertad Avanza entabló un fuerte diálogo con las juventudes mediante redes sociales. A 11 meses de gestión, el gobierno nacional da cuenta de un interés manifiesto por desarmar el sistema de protección integral de niños, niñas y adolescentes, y dejar a todo este sector de la población en manos del mercado.
Los mensajes de la gestión de Milei a los jóvenes van desde la propuesta de bajar la edad de imputabilidad a los 13 años hasta el incentivo para que puedan operar en los mercados de capitales. Esta última propuesta se intentó presentar como una acción de vanguardia que permite a adolescentes comprar y vender acciones, bonos, cauciones y otros instrumentos.
En coherencia con esta visión mercantil hace pocos días asumió la Secretaría de Infancias, Adolescencias y Familia Juan Bautista Ordoñez, ex CEO de una empresa de apuestas online. Lejos de seleccionar a una persona profesional en psicología, trabajo social, derecho con alguna experiencia en cuidados, se pone a la secretaría en manos de un empresario cuyo expertise representa un problema en nuestras juventudes, como es la adicción al juego online. Todas las medidas del gobierno nacional tanto desde lo institucional como en sus mensajes políticos dan cuenta de que las adolescencias son vistas como objetos y no como sujetos que merecen acompañamiento y cuidados.
Desde La Nota, dialogamos con la psicóloga Natalia Gronda (MP 1850), para preguntar sobre la propuesta de que adolescentes operen en el mercado de capitales.
Natalia Gronda: Cuando hablamos de manejo de dinero ya estamos circunscribiendo esta discusión a un sector muy reducido de la adolescencia. Sabemos que más de la mitad de niños, niñas y adolescentes en nuestro país viven en hogares con ingresos insuficientes, lo que impacta sobre todas las dimensiones del bienestar: posibilidades de educarse, alimentarse adecuadamente, de acceder a los servicios de salud, etc.
Si pensamos en algún sector privilegiado, donde quizás las familias puedan habilitar a sus adolescentes a manejar dinero, se puede observar en primer lugar la necesidad de acompañarlos para que sean capaces de comprender el valor del mismo y el esfuerzo que implica ganarlo. En esta etapa es muy difícil poder diferenciar entre necesidades y deseos, y mucho más aún priorizar gastos según su importancia. Al igual que nosotros, los adolescentes viven inmersos en una sociedad que estimula permanentemente al consumo, y sus gastos están más bien relacionados con divertirse, reforzar su identidad comprando productos o marcas determinadas que les facilitan incorporarse o pertenecer a un grupo, etc.
¿Crees que existen riesgos para las adolescencias que entran en transacciones comerciales en entornos virtuales?
NG: Llama la atención que esta propuesta surja justamente cuando existe mayor preocupación por el incremento de las apuestas en línea en esta franja etaria y las dificultades de atención que genera el uso de las tecnologías en las escuelas, todo lo cual nos habla de un grado de inmadurez y de la dificultad para gestionar adecuadamente el uso de estas herramientas en los chicos, siendo en general propensos a buscar actividades estimulantes y emocionantes que les proporcionen gratificación instantánea. Desde las neurociencias sabemos que el cerebro adolescente en formación, requiere tiempo para el desarrollo de la corteza prefrontal, responsable de habilidades como planificar, establecer prioridades y tomar buenas decisiones. Por eso todos estos espacios deben ser guiados y acompañados para ayudarles a adquirir y fortalecer estas capacidades.
Y como cada sujeto es diferente, aquello que puede ser aprovechado por algunos puede representar un riesgo para otros, que quizás se sientan cautivados por este mecanismo que les habilita a hacer estas transacciones desde su teléfono celular y en cualquier momento del día (o la noche). El uso problemático o compulsivo de la tecnología en general, ya sea para las “inversiones”, las apuestas, el juego o las mismas redes sociales, conlleva un importante deterioro de la calidad de vida, del sueño y, como consecuencia, de la capacidad de aprendizaje.
¿Qué aspectos consideras necesarios para acompañar a adolescentes por parte del Estado?
NG: En primer lugar es necesario democratizar el acceso a las tecnologías a todos los sectores sociales, y desde allí, incorporar las mismas al proceso de enseñanza-aprendizaje. Fortalecer a las escuelas para que cumplan con su función alfabetizadora, y tan importantes como la lectura y la escritura son la alfabetización digital y la científica.
Pero al mismo tiempo, nuestras adolescencias requieren propuestas alternativas a la tecnología, experiencias e intercambios que son intrínsecamente preventivos: actividades culturales, artísticas, deportivas, recreativas para todos y todas. Eso los desafía, los motiva, les da oportunidad de compartir con otros, de hacer redes y lazos, de autorregularse y ensayar su autonomía en un entorno cuidado, de desarrollar valores y empatía, de considerar críticamente el contexto actual.
El adoctrinamiento del Mercado
También dialogamos con Fernanda Marchese, co-directora ejecutiva de ANDHES. Al consultar sobre la medida del gobierno comentó lo siguiente:
Fernanda Marchese: Parece tentadora la idea de una educación financiera que prepare a niños y niñas para adaptarse al mundo donde impera la racionalidad del mercado, la competencia y el individualismo. Totalmente opuesto a los fines educativos de formar para una ciudadanía democrática. Otra vez, no sorprende la propuesta del gobierno cuando cambia el nombre del Ministerio de Educación a Ministerio del Capital Humano, reduciendo lo educativo a lo económico. Que niños, niñas y adolescentes puedan operar en el mercado financiero los traslada de sujetos de derechos y de protección a simples consumidores.
No sorprende que el gobierno ataque, una vez más, los Derechos de Niños, Niñas y adolescentes. Que chicos y chicas de 13 años pueden operar en el mercado financiero habla de una política pública que privilegia a “las fuerzas financieras” frente a la protección de NNyA. Cuando el Estado se repliega en tanto garante de derechos, los niños y las niñas quedan arrojados a la dictadura del mercado.
¿Cuál debería ser el vínculo entre estados y adolescencias?
FM: El estado argentino tiene obligaciones reforzadas frente a ellos y ellas por sus condición de sujetos especialmente protegidos: por su condición etaria, por estar creciendo y esto es ir asumiendo progresivamente herramientas para su autonomía.
El análisis se torna más complejo cuando las problemáticas en relación al consumo problemático y adicciones en entornos digitales de NNA está siendo una preocupación de muchas instituciones pero no una ocupación por parte del Estado de regular y diseñar políticas públicas de prevención para la problemática.
No es casual tampoco que la edad elegida sea de los 13 años, mismo número al que el Gobierno pretende bajar la edad de punibilidad. En este sentido advertimos desde ya el peligro de “desubjetivizar” a las infancias y generar políticas de encierro para algunos y políticas de consumo para otros, en un contexto socioeconómico profundamente desigual, donde más de la mitad de la población de la Argentina hoy, es pobre.
Desde la firma de la Convención de los Derechos del Niño en 1989, los Estados del mundo tienen la responsabilidad de promover el bienestar de las infancias y adolescencias. Este camino no es sencillo, porque requiere de un cambio de mirada del mundo adulto que se sostuvo durante siglos. Cada ley, cada programa y cada acción que se realizó en el Estado Argentino desde el retorno democrático estuvo dirigido a promover la visión de niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho. Es necesario erradicar el trabajo infantil, evitar y condenar el abuso sexual, la trata de personas, garantizar el acceso a alimentación saludable, salud y educación, y una larga lista de necesidades fundamentales para el libre desarrollo de una persona.
Como contrapartida de esto, el gobierno nacional vuelve a traer una visión antigua, la de las infancias y adolescencias como mano de obra barata.