Renzo Cecenarro invita a compartir la presentación en vivo de Migmatita, un proyecto musical que se gestó en Andalgalá, se concretó en la Plata y ahora se presenta en Tucumán. El domingo a las 21 en el Centro Cultural Virla.
El domingo 15 a las 21 se presenta Migmatita en el Centro Cultural Virla, un proyecto musical de Renzo Cecenarro que se transformó en disco para poder compartirse. Si bien el disco se grabó de manera independiente durante el 2013 en la ciudad de la Plata, esta es la primera presentación en vivo que se realiza de la pieza musical.
En la presentación del disco, Renzo estará acompañado por Juan Ignacio Sueyro en piano y teclados, Isaac Llovera en batería y Mariano Azubel Masino en bajo.
Renzo Cecenarro es músico, fotógrafo y escritor autogestivo, nacido al sur de Tucumán y criado en la provincia de Catamarca. Autor de las melodías y canciones que componen este álbum, nos introduce en la profundidad de una historia mística y mágica.
¿Cuál es tu recorrido musical?
“Mi primera experiencia fue en Andalgalá, empecé a formar parte de una banda independiente de rock. Cuando llegué a Tucumán con 15 años, estuve en búsqueda hasta participar de dos grupos: Baldosas y Visajes. Hacíamos música propia, había canciones mías que se ponían en juego en y desde la banda. Ambos proyectos musicales duraron bastantes años. Posteriormente me fui a La Plata a grabar este disco, Migmatita, a convivir con Juan Sueyro que es un músico compositor, arreglador y orquestador de la Plata, para madurar las canciones que componían Migmatita, y grabarlas.
A la vuelta formé un trío con Pato Peña en bajo y Manuel Ruvio en batería, que se llamó Aromos.
Recientemente me sumé a la Orquesta Picante, una orquesta de improvisación con señas, que la dirige Manuel Tirso Rubio. Es una dinámica de no saber qué es lo que va a pasar. Por comunicación con señas con el director, vamos generando diferentes ambientes sonoros, diferentes fragmentos de orquestación o de juegos, es una técnica que se llama soundpainting.
También toco solo, canciones en el plano de lo acústico, más íntimo.”
Migmatita se presenta en el formato de banda eléctrica con el que se registró el disco. En batería Isaac Llovera, Mariano Azubel Masino en bajo de 5 cuerdas, Juan Ignacio Sueyro en piano acústico y teclados, y Renzo Cecenarro en guitarras y voz. El material grabado tiene de invitados a 3 artistas: Nadia Larcher, Paola Gamberale y Fermin Ferraris, quienes grabaron voces y coros. El disco tiene un formato de sonido jazz-rock o rock experimental.
“Migmatita tiene ese sentido de la roca calcinante, como una actitud”, explica el compositor. “Son canciones propias y se llamó así al proyecto de grabación. Todo se inició con César Catalán diciéndome `no dejés esas canciones sueltas, están buenísimas, grabalas!´. Y él me impulsó a registrarlas.”
Renzo se fue a vivir a la Plata donde convivió con Juan Sueyro, con quien se produjo una “comunión” para poder grabar el disco. “Lo particular fue que ensayamos consecutivamente 20 días, de 6 a 8 horas diarias, encerrados en una misma casa tocando y armando todo lo que íbamos a grabar. Y el único recital en vivo fue en el estudio. Fuimos a un estudio independiente de la Plata, grabamos en vivo tocando los 4 juntos y después no se hizo ninguna presentación. Ésta sería la primera después de varios años.”
Con la primera edición de discos pasó un hecho desafortunado. “Fue robada por completo, saliendo de la fábrica. Una amiga fue a buscar la producción, eran mil discos, sellados, finalizados…todo. Cargó todos los discos, y en la esquina de la replicadora la asaltaron y le robaron el auto con todo el material adentro”.
¿Cuáles fueron tus sentimientos luego de que esto sucediera?
“Fue una escena muy movilizadora, muy fuerte, te pone en jaque un montón de emociones, de posturas políticas y sociales, de pensamientos totales. Uno, que es músico y genera una instancia musical para sentirse contento, compartiendo y aprendiendo…que justo ese proyecto, tu primer disco, tantos años, esfuerzo, tanta emoción puesta ahí…y de repente ya no está! Yo había dejado laburo, había dejado casa, había dejado todo para hacer ese disco.
Lo primero que intenté fue que mi amiga esté bien. Después traté de no colocarme en ese asqueroso lugar que se disemina en todas las clases sociales de la Argentina: de que cuando sucede un robo o un infortunio de estar en un asalto, sale el fascismo popular. Esa famosa frase de “negros de mierda” . Fue como un desafío de crianza personal, y que eso en mi espíritu no esté; al contrario, estamos del otro lado y queremos comprender qué es lo que pasa, cuáles son las injusticias que vivimos. Y ni hice por buscar los discos, eran sólo algo material. Pero pasó una escena que me devolvió algo de toda esa situación. Una persona que trabaja como contención psicológica en un centro de día en la Villa Carlos Gardel, encontró dos discos sueltos, sin cajita, limpiando una canaleta. Entonces se lo llevó a su casa, esa misma noche lo puso, lo escuchó, y me escribió por Facebook. Había leído la publicación que yo había hecho como descargo sobre la perdida de los discos, y me escribió con toda la emoción que había sentido al escuchar esa música desconocidísima. Ese fue el único contacto que tuve con los discos robados.
Después nos conocimos cara a cara, cuando pude reeditar el disco. En la marcha en contra de la violencia hacia la mujer, que era mi primera marcha masiva en Capital Federal. Le escribí y nos convocamos en Plaza de Mayo; el loco es re luchador, y le di una cajita vacía para que ponga el cd que ya tenía y un cd nuevo. Ahí surgió como una fraternidad re linda. Una experiencia muy mágica.
Yo volví a vivir a Andalgalá, me volví al pueblo cuando pasó todo, decidí mudarme y quedarme ahí.”
Después de ese hecho, artistas independientes de Tucumán hicieron la llamada Fiesta Migmatita, para juntar fondos, y se armó una gran movida. Unos amigos de la plata decidieron hacer una varieté Migmatita allá, y un tío en Catamarca organizó una peña Migmatita. Gracias a esos tres eventos se pudo juntar la plata para reeditarlo ese mismo año. “El día de mi cumpleaños”, agregó el artista recordando con alegría ese suceso.
Finalmente, el disco se terminó reeditando en octubre de 2015, gracias a la fuerza de mucha gente. Hace 4 meses que vive en Tucumán, produciendo música, fotografía y escritura. “Ahora estoy con Isabel Reyes Ceballos, editando un libro hermosísimo, de ilustraciones de ella. Todo saliendo desde acá, recalculando. A fin de año el proyecto es ir a la Plata, a seguir profundizando un camino artístico. Sacando todo lo que fue este tiempo en Andalgalá, que fue muy hacia adentro, muy introspectivo. Andalgalá tiene otras sustancias emocionales muy fuertes. Pero me quedé con ganas de estar más tiempo en La Plata y buscarme en esa cultura urbana”.
Sobre los proyectos a seguir, cuenta que “está la posibilidad de grabar el segundo disco allá, con otros amigos. Desde el 2014 tengo diseñado las dos grabaciones posteriores a Migmatita, uno también espera saber desde dónde lo encarará, saber qué colores, qué sonidos, en qué formato. Y ahora se viene un formato más solitario, dúos, tríos, con guitarra criolla…sería un ambiente aire de esta piedra, y la tercera parte que también quiero grabar allá, es como agua…todo agua. Todas esas canciones ya las tengo, están pre producidas. Mi idea es gestionar estas dos grabaciones y compartir con músicos. Poder seguir trabajando sin patrón, desde lo creativo, que te lleva todo el tiempo estar laburando a toda hora, incluso a la noche antes de ir a dormirte, ya sabés que al otro día vas a tener que hacer algo para subsistir y todo se va a ir regenerando mes a mes”.