La Memoria como ejercicio colectivo

Desde hace ya algunos años el movimiento lgbti viene reivindicando a las personas detenidas y desaparecidas miembros de la comunidad, el número que representa esta reivindicación es 400. Carlos Jaureguí fue el primero en poner  a circular esa cifra en 1987. La homosexualidad en la Argentina, relata que, en una entrevista con el rabino Marshall Meyer, miembro de la Conadep (Comisión Nacional sobre Desaparición Forzada de Personas), mantuvo un diálogo en el que este último afirmaba que fueron alrededor de 400 homosexuales detenidos-desaparecidos, y aseguraba que “el trato que recibieron fue similar al de los compañeros judíos desaparecidos, especialmente sádico y violento”.

Esta cifra empezó a tomar fuerza entre el activismo en Argentina luego de que el reconocimiento de ciertos derechos permitió la visibilidad de la diversidad.

Surge entonces una pregunta no menor que tiene que ver con la cifra. ¿La cifra simbólica de “400 detenidxs desaparecidxs” está incluida dentro de los 30.000? ¿Es necesario ahora decir 30.400? ¿Quién decide esto? ¿Con quién estamos dialogando?

El crecimiento exponencial de los activismos y militancia feminista y la diversidad en nuestra democracia nos llevó a construir lógicas de disputa de sentido contra un orden social patriarcal, cis-sexista y heteronormativo. Y esta lógica discursiva a veces parece servir para todo y en todo momento. Entonces desde hace un par de años empezaron a circular frases, banderas y carteles como “la memoria no es un privilegio heterosexual, 30.400 presentes”.

Y aquí entonces con todas las intenciones de despertar de nuestro contexto, que es tan presente que puede volvernos  a-históricos, ¿a quienes dirigimos estos mensajes?.  Si pensamos que están dirigidos a los cómplices civiles, eclesiásticos y militares de la dictadura, es probable que  siquiera  nos lean. Durante el macrismo se pudo ver resurgir el discurso del odio y su consecuente  quita de presupuesto a las políticas públicas sobre Memoria, Verdad y Justicia.  

Entonces, si  con ese cartel no apuntamos a negacionistas y fascistas, lo estamos usando para interpelar a quienes también piden memoria, verdad y justicia? ¿Qué significa en nuestro país tener el privilegio de la memoria por ser cis-sexual? ¿En serio queremos reproducir los diálogos del horror en donde medimos y pesamos las violencias?.

Personalmente no considero que ciertos términos del activismo nos sirvan para interpelar y mucho menos la noción de privilegio, no hay nada de privilegio en marchar durante décadas para exigir cárcel común, perpetua y efectiva para genocidas, ni tener que  generar políticas públicas para buscar a nietos secuestrados durante la dictadura o para encontrar los restos de familiares.  

La memoria como ejercicio colectivo es por consecuencia un ejercicio democrático. Las vueltas a la plaza de ese grupo de mujeres crecieron como espirales de lucha, de construcción y de democracia. 

Cambiar o no la cifra será el resultado de muchas cosas,  sobre todo de mucho diálogo. Ojala esas instancias puedan ser empáticas y con conciencia de las distancias generacionales que pueden existir, y también con conciencia del dolor que aún habita los cuerpos. 

“Furioso ejercicio el de no pisarnos la memoria” dice un fragmento de la poesía Hojarascas de Susy Sock. La memoria colectiva es creación.

La memoria travesti y trans que se construye en el Archivo de Imágenes, que se teje todo el tiempo en el intento de no olvidar a nadie y de pedir justicia por todas.  Sabemos que todavía hay fuerzas policiales que no rindieron cuenta de sus crímenes durante dictadura y en democracia.  

La memoria que se planta y se hace plantas en un país con un suelo que viene ardiendo al compás de los intereses económicos internacionales.

La memoria que suele encontrarnos a todos, a todes, juntos pero no revueltos en las plazas del país. Esa memoria necesita siempre que inventemos nuevos modos de estar de acuerdo. Porque el horror del fascismo está siempre brotando, porque aún faltan encontrar a nietos, porque aún falta conseguir justicia para 30.000 detenidxs y desaparecidxs.

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