La Empanada Tucumana, a los ojos del mundo

Si las fronteras provinciales de Argentina se definiesen según un criterio desde el punto de vista gastronómico, en los mapas políticos, en lugar de puntos separando las provincias, los límites serían marcados por repulgues. Porque la empanada y la preparación de esta es para cada lugar una cuestión crucial, con diferencias sustanciales en su relleno y en su cocción.

Por lo general con forma de media luna; con distintas harinas; a veces frita o al horno, pero siempre rellena. Adéntrate en el interminable y maravilloso mundo de las empanadas. Las hay de carne, pollo, jamón y queso, atún, verdura y de innumerables rellenos innovadores, agregando o quitando algún ingrediente para hacerla propia del lugar donde se cocina. Un claro ejemplo es la empanada porteña, con sus innovadores y excesivos rellenos (hasta las hemos visto servidas en frascos de mermelada), pero regresando a la vieja escuela, nos encontramos con las más tradicionales, como las de Tucumán, Salta y La Rioja, llamadas cariñosamente “empanadas de piernas abiertas”, ya que es una condición sine qua non para no mancharse la ropa y el calzado.

Este año se celebró el 1er Campeonato Federal de la Empanada en Mataderos. Las provincias de Tucumán, Salta, Mendoza, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Santiago del Estero, Corrientes y Ciudad de Buenos Aires se midieron los repulgues en las manos de expertas y expertos cocineros. La preparación de la masa, la del relleno, el repulgue y la cocción son algunos de los aspectos que fueron evaluados por un jurado riguroso.

Este pequeño manjar argentino llama la atención en varios rincones del mundo. Es muy fácil perderse por las callecitas estrechas de El Raval en Barcelona o en el centro de Madrid y encontrarse con un local donde comer unas riquísimas empanadas tucumanas. Uno también se puede sentar en las escalinatas del Time Square para disfrutar de una empanada caliente en los días de invierno de la Gran Manzana gracias a los food trucks argentinos, que ya están instalados en EE.UU. desde hace varios años.

Cuando la situación se invierte, y es el extranjero quien va en busca de esa experiencia culinaria de comer una empanada con la mano (jamás con cuchillo y tenedor), nuestro país ofrece varias opciones. Hay tours que ofrecen la preparación y degustación de la empanada tucumana junto a un buen vaso de vino en San Miguel de Tucumán, o talleres de empanadas criollas en el corazón de Buenos Aires.

Ahora bien, en el mundo de la empanada no se puede ser ambiguo. Sí o sí hay que elegir una de todas las opciones de carne que nuestro país ofrece, la salteña, la riojana, la santiagueña o la tucumana. En mi visita por San Miguel de Tucumán, estaba casi obligada a comer en cada puesto, local y rincón en donde se sirviesen empanadas. Pero mucho había oído hablar sobre el “Patio de Comidas El Cardón”, donde destaca la empanada de carne con un poquito de limón. Eso sí, como consejo, si tienes pensado hacer alguna tarea que requiera la máxima concentración y sobre todo si es la primera vez que la realizas, evita este tipo de comida, ya que aunque la empanada sea uno de los platos más sabrosos y fáciles de elaborar, no deja de ser un alimento copioso que hará trabajar en exceso a nuestro organismo.

Lo bueno del turismo gastronómico es que uno tiene la chance de conocer verdaderamente a la gente, la cultura y la historia del lugar donde visita. Es ideal ir a los pequeños locales y mercados donde compran los lugareños y así vivir la experiencia completa del sitio que estamos visitando. Si andan por San Miguel de Tucumán, les dejo una parada que no se pueden perder, y de paso pueden colaborar con el colectivo local. Un colectivo que a día de hoy está a los ojos de todo el mundo.

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