#ICÓNICA por siempre La Bicha

bicha diva

Hoy ha caído el velo oscuro de la muerte sobre una figura indispensable de nuestras primeras juventudes maricas. La Bicha ha sido la voz y el cuerpo de un universo nocturno que supo abrazar a toda la diversidad. Entre los oscuros pasadizos de la vieja DIVA, la Bicha le puso glamour y fantasía a lo sórdido. Se rió de todo y de todos, trascendiendo la corrección política y cualquier tipo de deconstrucción de moda. 

Supo brillar en sus shows cómicos, pero su fuerte siempre fue el filo de su lengua, que a la velocidad del rayo te podía fulminar desde el escenario. En una de las visitas notables al boliche, le tocó recibir y enfrentar en un Tet a tet a la gran Lizy Tagliani, con quien se disputaban el micrófono en un pase de comedia, improvisando chistes de los más escatológicos y tirandose improperios como si fuera una riña de gallos. (El video de ese encuentro es una joya que supo estar en YouTube y que luego desapareció)

Fue “La Ma” para muchas draguitas y travestitas a quienes ayudó a dar sus primeros pasos. Educó a varias y no solo con palabras, porque antes en la oscuridad de la noche para sacarte buena te tenías que caer un par de veces para aprender a andar. Como bien dijo una travesti: “Quien te ha enseñado a pintarte los labios? La Bicha! me equivoco?”

Maritza Ferrer fue un nombre grandilocuente que encerraba destellos de su personalidad, un toque de modelo internacional y un poco de villana de novela, un “que cuerpo” y una presencia indiscutible que abría camino en medio de las multitudes. Dicen que donde pisaba la Bicha no crecía el pasto.

Brilló en el teatro y en la radio con el “Especial de la Diva” que este año la llevó al streaming. Condujo la Elección Nacional Drag Queen durante años y la Batalla Real en el Teatro San Martín. También fue la conductora del Reality DIVAs Drag Race y en los últimos años acompañó al colectivo LGBTIQ+ conduciendo la Marcha del Orgullo. Fue jurado en el primer ballroom que se hizo en Tucumán, en los orígenes del Movimiento Kiki en la provincia.

La Bicha era canceriana, de emociones fuertes, muy amorosa con algunos que se animaron a conocerla. Ante el gran público mostraba una imagen poderosa, pero detrás de todo eso había un gran corazón. En las largas noches del boliche, era común encontrarla en el patio, fumando un puchito rodeada siempre y siendo la mejor anfitriona de DIVA. Cómo si estuviera clavada al piso se elevaba con sus botas iconicas, sus pelucas de ensueño, unas carteras que no hablaban español, un rostro carísimo adornado por ojos de todos los colores. 

Desarrolló un alter ego que aparecía cuando caía el sol, siempre llegaba y salía montada desde su casa, como una especie de Batman que nunca se cruzaba con su identidad diurna. Fue recién con su acercamiento a las marchas del Orgullo que La Bicha rompió sus propias reglas y sus botas pisaron la calle a la luz del día.

Qué triste recordarla en pasado, pero su presencia ha sido indispensable para nuestro colectivo. Amada u odiada nunca será olvidada. No sé si ella creía en la idea del cielo, prefiero pensar que hoy será la host en la noche ardiente del infierno, donde conviven los placeres y las carcajadas. Un ejército de travestis, lesbianas y mariconas cómo ángeles te esperan esta noche para reír sin parar y por siempre.

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