Otras maneras de narrar la diversidad son posibles. La serie Heartstopper cuenta la historia de adolescentes que se enamoran durante el secundario, evitando caer en estereotipos repetidos con historias dramáticas. “El foco está puesto en esa alegría y ese amor que sabemos darnos y construir, no sólo como parejas sino como comunidad”, dice Mateo Diosque en esta reseña.
Si todavía no viste Heartstopper, alto ahí. Esta nota puede (o no) contener spoilers, nunca queda claro qué es un spoiler cuando no estamos hablando de plot twists o develaciones gigantes como los que pueden haber en series como Game of Thrones.
Hace 17 años que veo de manera compulsiva cualquier producción audiovisual que tenga un personaje LGBT+ en ella. Durante la primera década de los dos mil eso no era muy fácil de conseguir y, sin embargo, algunxs hacíamos búsquedas arduas hasta encontrarnos con representaciones que el 99% de las veces dejaban mucho que desear. La segunda década no fue muy distinta, un ejemplo para mí es “La vida de Adele” que apareció en 2014 para hacernos saber que todavía nos quedaban años de representaciones mediocres y estigmatizantes con las que encontrarnos.
Teniendo todas estas representaciones en mente es que cuando Heartstopper se subió a Netflix costó sentarme a verla. Tenía terror. Mis amigxs me la recomendaban y yo les decía “ya voy a tomar fuerzas, ahora estoy sensible” o “¿Estás seguro de que no es triste? ¿A qué nivel realmente dirías que no es triste?”. Cuando la respuesta era “de verdad no lo es”, no les creía: son muy pocas las series o películas con personajes principales LGBT+ en las que sus historias no se basen o terminen en la tragedia. Hace dos semanas tomé coraje y la vi, dura en total unas cuatro horas y, como no suelo saber en qué momento parar cuando algo me gusta, ví un capítulo detrás del otro.
¿De qué va Heartstopper?
Heartstopper es la historia de Charlie Sping y Nick Nelson, dos adolescentes que se enamoran durante el secundario. Está basada en la novela gráfica de Alice Oseman, que fue la guionista también de esta adaptación audiovisual. Es por esto que muchos recursos de este universo pueden verse en la serie: la estética general de los títulos y las animaciones que aparecen de vez en cuando son similares a las ilustraciones en la novela gráfica. Esto aporta a la sensación juvenil de la propuesta y construye sentidos no verbales que instalan sensaciones bastante lindas.
Charlie es un adolescente gay con un grupo de amigxs y un entorno familiar amoroso. De todas maneras, lo podemos ver siempre tímido e inseguro aunque alegre y curtido ya a hostigamientos por su “salida del clóset” en el año anterior. Charlie tiene inseguridades pero ninguna tiene que ver con su identidad afectiva/sexual. Por su parte, Nick es un jugador de rugby aparentemente heterosexual y está rodeado de amigos que responden a las lógicas clásicas del machismo. Sin embargo, Nick consigue constantemente romper, diferenciarse de y señalar esas lógicas. El giro refrescante de la serie es que pareciera que este personaje viene a mostrar otra posibilidad de atravesar la presión de la masculinidad cis hegemonica con sus formas de actuar ante situaciones que, en la mayoría de las representaciones mainstream, serían usadas para perpetuar la construcción de un imaginario popular en el que los varones cis deben a toda costa horrorizarse ante el hecho de que alguien pueda pensar que son gays. Y en función de esto, deben estar dispuestos a lo que sea para no ser vistos de esa forma. Heartstopper, lejos de ser fantasiosa como dirán algunxs, lo que propone es la posibilidad de actuar de otra manera para cuestionar al peligrosísimo “sentido común”.
Otra propuesta interesante, y que resulta un respiro inmenso, del enfoque narrativo es que el afecto, el descubrimiento y los vínculos interpersonales no se tratan de sexo concretamente. A esto lo señalaría también en una serie sobre heterosexuales pero sí hay algo interesante en que suceda en una serie LGBT+: el afecto no necesita ser confirmado a través de un acto normativo sobre el que se basa prácticamente toda nuestra cultura. La cúspide de las emociones intensas que experimentan unxs con otrxs está en eventos como rozarse o darse la mano, escucharse hablar de cosas que resultan interesantes o simplemente mirar a lx otrx. Un jaque a la alonorma, traído a nosotrxs a través de un guión escrito por una persona asexual.
Para seguir con los respiros: aparte de Charlie, dos de los personajes principales LGBT+ “salieron del clóset” previo a que la historia empezara. Es decir, sus historias no se tratan sobre el descubrimiento de su identidad de género/afectiva/sexual, una narrativa que refuerza la idea de que un personaje LGBT+ sólo es eso, el momento en el que “sale del clóset” y debe enfrentarse al mundo. Estos personajes entonces son más que sus historias de “descubrimiento”, son personas con matices, complejas, a las que además de ocurrirles que son lesbianas, gays o trans también les pasan otras cosas. El personaje de Elle, en este sentido, es clave ya que nadie declara, a modo de presentación e introducción, “Elle es trans”. La historia lo cuenta de manera orgánica sin negar malestares o dificultades pero también mostrando dificultades y alegrías que no tienen que ver con esto: se enamora de su amigo y su miedo es modificar esa amistad. ¿Adivinan cuál hubiese sido la narrativa clásica aquí? Yo sí, Elle tiene terror de decirle a su amigo que le gusta porque es trans y ¿quién querría/desearía a una persona trans? Otro imaginario popular que Heartstopper viene sutilmente a cuestionar cuando no hace de la identidad de género de Elle un destino de tragedia y desencuentros amorosos.
En contraposición a estxs personajes, lxs que sí están a punto de atravesar la salida de la normatividad cishetero, lo hacen en compañía de su comunidad, charlando con amigxs que ya lo hicieron y generando espacios de contención lxs unxs para lxs otrxs.
En función de todo este desarme de narrativas que por suerte pronto quedarán obsoletas, hay una escena en el segundo capítulo que para mí pone al frente el conflicto que genera que sigamos sosteniendo sólo las narrativas de la tragedia. Nick se sienta frente a la computadora y googlea cómo saber si es gay. ¿No lo hicimos todxs en algún momento mientras nos descubríamos?
En el medio del mar de información se encuentra con tests rápidos para saberlo hasta que de repente termina frente a miles de titulares sobre crímenes y agresiones hacia personas LGBT+. La visibilización y el reclamo por las violencias que vivimos a diario son necesarios e importantes pero ¿qué pasa cuando esa es la única información a la que accede una persona que está descubriendo que no es parte del espectro cisheterosexual? Es entonces cuando los medios, y las representaciones en libros, series y películas, parecieran funcionar como aleccionadores: si elegís vivir el afecto o la identidad de una manera no heterosexual y/o cis, tu único destino es la tragedia.
No voy a negar la violencia que como comunidad todxs conocemos y hemos atravesado pero ¿dónde están las representaciones sobre cómo, a pesar del odio recibido, somos felices? ¿Por qué pareciera que no tenemos derecho a representaciones en las que no lidiemos constantemente con la angustia y el miedo? Hemos sido felices antes de las leyes y antes de que la OMS nos despatologizara (una serie en la que sí podemos ver esto es POSE), pero aún ahora que ya hemos conquistado estas dos cosas, y más, pareciera que las representaciones y las narrativas siguen siendo las mismas. Hay un borramiento constante de una característica troncal de nuestra(s) comunidad(es): saber hacernos espacio, construir mundos y formas distintas de las que nos enseñaron y nos permitieron imaginar, ser felices, querernos y desearnos entre nosotrxs. Ahí reside una de las tantas cosas interesantes de Heartstopper, el foco está puesto en esa alegría y ese amor que sabemos darnos y construir, no sólo como parejas sino como comunidad. Aquí podemos ver y palpar que alcanza con un pequeño grupo de amigxs para hacerlo.
Heartstopper es una historia de amor en donde el cuidado y el consenso están presentes todo el tiempo. Un abrazo para quienes estamos esperando desde nuestras adolescencias encontrarnos con algo que tenga que ver más con los mundos que intentamos construir que con lo que el mundo cisheterosexual quiere hacer de nosotrxs. Heartstopper no niega la discriminación y el odio hacia las personas LGBT+, ni la dificultad, todo eso está presente; lo que la serie hace es poner el foco en otro lugar, en la fuerza de armar comunidad, recibir y dar amor. Por sobre todo, la serie imagina y materializa que existen posibilidades y formas de actuar y atravesar la identidad y el diálogo con el mundo externo distintas a las que históricamente vimos representadas en el mainstream y que por lo general fueron escritas y pensadas por personas cisheterosexuales.
Glosario
Spoiler: develar una parte importante de la trama de una serie, libro o película antes de que lx interlocutorx la haya visto o leído.
Plot Twist: un movimiento en una trama narrativa que cambia el sentido de la historia.
Alonormatividad: régimen social y político impuesto por el patriarcado, extendiéndose tanto dentro del ámbito público como del privado, que sostiene que la única forma aceptable, normal y sana de vivir es sintiendo y ejerciendo el deseo sexual hacia otras personas. Esta norma, pone en valor el sexo como forma por excelencia del afecto y la intimidad.