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La artista visual Evi Tártari viajó a Lyon, Francia, para participar de un taller de cerámica. Te invitamos a conocer la mirada de una artista y gestora independiente de Tucumán sobre algunas particularidades del mundo del arte en Europa, donde el enriquecimiento excedió los límites de una técnica para reafirmar la construcción de la escena local.
Evi Tártari es artista visual, docente y gestora en artes visuales. Su CV da cuenta de una vasta experiencia, participación y premios en salones provinciales, nacionales y diversos proyectos colectivos y de gestión. También es Licenciada en Artes Plásticas y Técnica Universitaria en Fotografía, graduada en la facultad de Artes de la U.N.T.
En el marco de su trabajo en Charco – Espacio Experimental, en San Miguel de Tucumán, Tártari ganó una beca del Ministerio de Cultura de Nación y viajó a Lyon, Francia durante los meses de octubre y noviembre. “Gracias al proyecto de Charco he aprendido a delegar y a descentralizar mi energía. Siempre quise estar en todo y en un proyecto colectivo es fundamental confiar y soltar. El viaje a Francia a potenciado esta idea porque no me quedó otra alternativa”. confesó -entre risas- Evi.
Charco, una alternativa de la escena artística independiente
Charco es un proyecto de autogestión que se sustenta de la producción gastronómica desde hace un año. Respecto al funcionamiento y orígenes del espacio, Tártari explicó que “…comenzó siendo un proyecto de bar, el cual actualmente sostiene los gastos, más ciertos eventos y festejos durante los fines de semana. También contamos con una biblioteca a cargo de Lourdes Núñez y Carlos Manuel Juárez, quienes invitan a escritores independientes para que presenten alguna publicación en articulación con músicos que toquen en vivo, generando un diálogo entre ambas partes. Por otro lado está Manuel Tirso Rubio Carreras quien trabaja en la parte de Música y prepara para este año un proyecto de sala de silence concert. En el rubro de Diseño está Lourdes Quinzano (quien a su vez interviene en el armado curricular de la carrera de diseño de indumentaria de la U.N.T). Uno de los objetivos de Lourdes es incorporar en Charco una modalidad de estudio que vincule el diseño de indumentaria con el diseño gráfico y la producción artística. También contamos con un taller de cerámica, coordinado por Cocó Montealegre y yo. Finalmente, con Sol Rodríguez Díaz manejamos la parte de Artes Visuales. Desde aquí queremos generar algo similar a una escuela de gestión, un espacio en el que se brinden las herramientas necesarias, porque finalmente todos hacemos los mismos recorridos y, por ende, cometemos los mismos errores. Abrir este espacio y propiciar una base de datos, nos ahorraría tropezar permanentemente con las mismas piedras en el camino de la gestión en Tucumán. Por esta razón, también propiciamos una estructura de producción, en la que nuestro rol se perfila más hacia el lado de la edición que de la gestión y trabajamos en articulación con un equipo que se ocupa de distintas tareas. En estos momentos estamos preparando una exposición de Geli González y tenemos perspectivas de invitar artistas de otras regiones y países para armar redes y conexiones virtuales, con el ánimo de aprovechar los beneficios de las conferencias y reuniones online y así acortar distancias”, dijo Tártari sobre Charco y los objetivos de este año.
De Charco a Francia
“Me presenté a una convocatoria del Ministerio de Cultura de la Nación desde Charco y uno de los requisitos era tener título universitario. De los y las integrantes del proyecto, quienes disponemos del mismo somos las dos personas que integramos el taller de cerámica, por lo que aplicamos Cocó Montealegre y yo desde el marco del proyecto de Charco, porque es allí y de ese modo, donde cobra verdadero sentido nuestro objetivo. Fuimos invitadas por otro espacio asociativo y de autogestión en Lyon, Francia. De hecho, fuimos las únicas que nos dirigimos a un lugar de estas características, porque los y las demás seleccionadas de esta beca fueron a universidades y/o espacios institucionales y creo que esto fue así porque contemplaron a Charco como parte de nuestro proyecto.
Puedo producir desde la cerámica, la fotografía y desde varios lugares, sin importar el punto de partida, pero siempre me inquieta más el “cómo” de las construcciones. El hacer artístico en sí es una dimensión, pero hay otros actores que suceden alrededor de eso que me interpelan con la misma intensidad. Al viajar, este aspecto también estuvo presente en mis expectativas y mirada, es decir que no sólo fui para aprender más sobre cerámica y otros modos de producirla, sino que también a conocer cómo se formó ese espacio, quiénes intervinieron, de qué manera se sustenta, si cuentan o no con el apoyo del Estado. Creo que en Latinoamérica tenemos la capacidad de construir espacios de la nada prácticamente, pero los mismos se derrumban al poco tiempo. Es todo un desafío sostenerlos”, comentó Tártari.
“El arte” en Lyon
Las diferencias con los modos de producción artísticos en Europa son verdaderamente extensas y sin dudas se debe -en parte- a que la realidad socio-económica de la misma también es otra. Evi cruzó el charco con expectativas de aprender nuevos conceptos y formas de gestión que refuercen su recorrido. “En Francia empecé a buscar espacios que tengan un origen similar al de Charco. Fue mi primera experiencia en el exterior y tan lejos del país desde esta perspectiva. A toda persona que conocí y establecí un diálogo ameno, inmediatamente le preguntaba si sabía de algún lugar de autogestión o una cooperativa -ni siquiera conocían el término- y todas las respuestas coincidían en recomendarme el Museo de Bellas Artes, en el cual tampoco conocían espacios autogestionados. Primero pensé que se trataba de una cultura que no deseaba compartir con los extranjeros estos espacios, pero luego entendí que en realidad no existían. Las entradas a las galerías y museos son pagas sin excepción y no percibí ninguna inquietud por cambiar y flexibilizar el acceso gratuito a los espacios de arte. Las diferentes personas con las que compartí se veían cómodas en sus quehaceres y estilo de vida, me dio la sensación de que no conocen la palabra crisis, al menos en tiempo presente. En la medida que recorría cada lugar tenía la sensación de que ¡todo estaba bien!”, agregó Evi.
Arte emergente, arte contemporáneo
“Lo que entendemos nosotros como emergente, allá no existe e incluso los parámetros estéticos son muy distintos también y ligados a movimientos como el Renacimiento, el Clasicismo, Romanticismo, apegados a la técnica pictórica y escultórica. Resuelven sin problematizar -por ejemplo- qué es la escultura y qué sucede si desaparece lo escultórico, o ese tipo de reflexiones que nosotros, en Argentina y en Tucumán puntualmente, hacemos todo el tiempo. No encontré producciones que me interpelen y que me inviten a un cuestionamiento, a una pregunta. No vi arte político, sí vi arte callejero pero sólo ligado a una búsqueda estética.
He hablado sobre el concepto de “arte contemporáneo” con varios franceses y francesas y definitivamente no hablamos de lo mismo, es decir, no lo entendemos de igual modo. Para ellos el arte contemporáneo se relaciona estrictamente con lo temporal, lo que sucede ahora. Ése es el sentido del concepto en una primera instancia, pero claramente hay mucho más. Existen características del arte contemporáneo en particular, como el abandono y la soltura de muchas búsquedas, de materiales, cuestionamientos, la negación del arte mismo, donde se interpela todo lo que sucedió hasta un momento determinado. Para mí, el arte contemporáneo interpela todo lo anterior y -a su vez- no le importa lo que pasó antes al construir nuevos lenguajes. El abordaje de esta idea no pude conversarla con nadie allá. El imaginario de la figura de artista que manejan está ligado al del pintor en su taller que produce para vender en las galerías sin ningún tipo de cuestionamiento y si aquello que generan es contemporáneo o no y por qué. No hay textos curatoriales y si hay textos son descriptivos y técnicos”, dijo Tártari.
Otros modos de operar
Ante las notables diferencias de escena “…traté de entender cómo se mueven, cómo funciona el Estado y cómo son las leyes, por qué cobran entrada en una galería cuando el artista quiere vender y para nosotros la lógica es -si quiero vender-, difundir y/o generar un contenido, brindar la accesibilidad para los y las demás. Estos pensamientos allá no operan, evidentemente ni les importa. A su vez me preguntaba ¿por qué existe el mercado?, ¿por qué el que produce vende? Entiendo que responden a una sociedad que consume un arte completamente diferente al nuestro y es básicamente a raíz de diferencias culturales, pero al ver la magnitud de la organización de todo -que permanentemente roza lo profesional-, no hay nada improvisado. Las producciones y las galerías son muy cerradas y dirigidas a públicos bien específicos que pagan entrada y está acostumbrados a ello. Se genera así una ecuación, un sistema de engranaje sin fisuras y quien consume arte lo hace para decorar su casa.
Los museos y el Estado regulan todo, incluso existe como una suerte de “vademecum” de arte para poner precio a las obras y es utilizado fundamentalmente por los artistas exitosos. Dentro de estos habrá alguno que pinta parecido a Monet y gracias a ello es relevante. Los compradores de obras son personas que tienen mucho dinero. En la compra-venta se produce algo así como una puesta en escena y que pretende sostener, a como dé lugar, el legado artístico del pasado, que es conocido y venerado en el mundo entero y que permite un movimiento fluido de mercado. Entonces, les da buenos resultados, no quieren soltarlo y a la vez no se preguntan qué pasa después”, argumentó Evi.
Reafirmarse luego de mirar a un otro
“Fui con otras expectativas a Francia y en este sentido fue algo desilusionante, pero a la vez me sentí orgullosa de ser latina y de pertenecer al país y a la provincia a las que pertenezco en relación a la producción artística. Mi realidad como gestora es muy diferente. Podría decir que estoy acostumbrada a vivir en crisis y a partir de allí comenzar a resolver situaciones de diferente índole; si tenemos que hacer una exposición de un determinado artista, vemos qué necesitamos, cómo lo resolvemos, qué haremos con la iluminación, si se puede o no tirar una pared… desafíos en un contexto en el que no tenés fondos o una figura legal específica. Allá todo es regulado por instituciones, nada sucede por fuera de eso. La sensación que me quedó es que la gente vuelve a su casa a dormir sin preguntarse nada, pero porque realmente parece que no existe tal necesidad, no se percibe ninguna crisis, al menos en torno a este tema en particular.
Aquí se aprecian microniveles de trabajo en todos los quehaceres y luego de este viaje reafirmé que ésta es la escena en la que me interesa trabajar y quiero construir. Formamos parte de una civilización mucho más joven que la europea y creo que eso mismo genera que interpelemos nuestra realidad constantemente. Me quedé con la sensación de que a nosotros no nos pueden mentir nada. El Estado puede poner a nuestra disposición determinado dinero pero no puede decirnos que dispone de una planificación porque sabemos que no existe. Nosotros somos los que nos movemos, intercambiamos, aplicamos a las becas y nos volvemos camaleones para que nos salga una beca. Somos nosotros también los que laburamos de verdad la cultura. El Estado no propone, no piensa, sólo pone a disposición un dinero que ni siquiera alcanza para la magnitud de producciones que generamos. Esta problemática también genera que nuestra escena sea tan fuerte y que actualmente las provincias estemos conectadas en una espacie de red, que año a año se intensifica más. Quiero quedarme, crecer y hacer todo lo necesario para que mi propia escena también lo haga, para que trabajemos y vivamos dignamente de la producción artística”.
La imagen destacada es una fotografía de María Mines. Las demás fotografías son gentileza de Charco – Espacio experimental.