¿La política sigue siendo uno de los ámbitos a conquistar por mujeres cis y trans, lesbianas y no binaries? Tenemos múltiples ejemplos de todo lo que se avanzó desde las primeras sufragistas, las Lanteri que se calzaron para ser candidatas, las que lucharon por formar parte y las Evita que llegaron a ser referentes principales de sus partidos, organizaciones y sindicatos, entre muchas otras que vinieron desde múltiples orientaciones ideológicas.
En 2022, la discriminación, el maltrato, la exclusión y la subestimación de las listas electorales o de los cargos públicos siguen siendo obstáculos cotidianos para ejercer el derecho a la militancia, la representación política y sindical para mujeres y LGBTI+. Así lo demuestra el informe presentado por la Asociación Civil Proyecto Generar, en la Cámara de Diputados este martes 21 de junio.
De una muestra de 1500 mujeres y LGBTI+, 7 de cada 10 identificaron las violencias a las que han sido sometidas en el ámbito de su militancia. Además el 14% de estas personas han dejado de participar como consecuencia de esa violencia. Para Marianella Flores Díaz, presidenta de Proyecto Generar, esto es un dato alarmante y no puede pasarse por alto. “Continuar en la política no puede ser a cualquier precio, tiene que ser en condiciones de absoluta libertad”, enfatizó.
“Con este instrumento no sólo visibilizamos sino que también problematizamos la violencia política en todo el país. Se trata de una discusión postergada, una deuda con todas las que participamos de la política. Hoy, contamos con un insumo para trabajar esta problemática en los territorios, los partidos políticos, las organizaciones y sindicatos”.
En cuanto a los ámbitos donde se produjo la violencia política, las respuestas mayoritarias fueron: en el ámbito de militancia, espacio político u organización; el lugar donde desarrolla su función o responsabilidad; en redes sociales o portales digitales; actividades públicas, medios de comunicación y en el recinto.
Una amplia mayoría, el 92% respondió que la violencia política la sufrieron por parte de un varón cis. En cuanto al rol de ese agresor el 59% respondió que era o es “un militante del propio espacio político u organización”.
Esta radiografía de la violencia política por motivos de género en Argentina fue realizada y presentada por Laura Salomé Canteros, Agostina Druetta, Yamila Picasso, Florencia Salek y Florencia Videla Bavio. “Este informe es la posibilidad que tenemos para seguir organizadas. Para eso precisamente estamos en la política no sólo porque queremos estar sino porque queremos cambiar radicalmente con nuestras propuestas todo. La encuesta federal nos permite entender que el problema es grave” remarcó Canteros.
Testimonios de nuestra época
No se trata de casos aislados sino de historias de una época en la que se siguen tomando decisiones públicas, haciendo planes de gobierno, debatiendo paritarias, creando legislaciones sobre la vidas de mujeres, lesbianas, personas trans y no binarias. De esta encuesta también se desprende que muchas de estas militantes políticas, a pesar de haber relatado a otrxs lo sucedido, se sentían en soledad frente a este tipo de violencia machista.
Frente a la pregunta “¿Qué pudiste hacer ante estos episodios?”, el 40% respondió que no hizo nada; el 11% se fue de la organización; el 10% realizó una presentación formal al interior del partido u organización de militancia; el 8% se fue a militar a otra organización y/o visibilizó la situación de violencia de manera pública en redes sociales o medios de comunicación; el 7,5% bloqueó a la persona violenta en sus redes sociales; el 7% solicitó atención psicológica; sólo el 3% hizo una presentación judicial y el 1% renunció al partido político, a su rol en la administración pública y/o a su cargo electivo.
Entre los motivos de quienes “no pudieron hacer nada” frente a las agresiones se encuentran respuestas como: “Creí que lo podía resolver sola”; “así son las reglas en este espacio”; “consideré que implicaba una mayor exposición”; “consideré que la agresión no era suficientemente grave”; “por temor a tener consecuencias en mi trabajo”; “preferí olvidar la situación”; “por miedo”, “por vergüenza”.
Sobre aquellas que respondieron que habían realizado algún tipo de acción frente a la violencia política que ejercieron sobre ellas, los resultados reflejan gran impunidad de estos casos. Sólo el 14% dijo que se creó una instancia de reflexión o la creación de protocolos u otras acciones dentro de la organización y el 2% mencionó que se aplicó alguna medida de restricción.
Participaron de esta presentación diputadas, funcionarias del gobierno nacional, referentes políticas, sindicales, las que contaron sus propias experiencias durante las campañas electorales. Por ejemplo, cuando les marcaban “déjame a mí la política y vos fijate que haces” o que sus propios compañeros le decían que los temas de género, ambientales u otros que proponía eran piantavotos, esto “nos va tirar para atrás”.
“Siempre nos van a tratar de bajar el precio de decirnos que las ideas que proponemos no son las más importantes, pero que cada vez que generamos una agenda política tiene que ver con la profundización de la democracia, en la fiscalización, en el territorio en la construcción de base”, manifestó Gabriela Estévez, diputada por el Frente de Todos de Córdoba.
Por su parte Victoria Tesoriero, subsecretaria de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior de la Nación interpeló a reflexionar por las posibles respuestas más allá de la punición. “¿Qué herramientas podemos generar, además de los protocolos hacia adentro de las organizaciones que fueron una gran herramienta para accionar en situaciones de violencias políticas?. Los casos de concejalas a las que sacaron de su comisión, les quitaron sus responsabilidades, no les respetaron el lugar cuando les tocaba asumir su banca o imcumplimientos de la ley de paridad son la punta del iceberg de otras agresiones que ni siquiera se comentan”.
Para la funcionaria nacional estas son acciones que apuntan a correr de la participación política a mujeres y disidencias. “Creo que tenemos mucho por discutir y ponernos de acuerdo. Tenemos que valorar lo que logramos, estar más unidas y tender más puentes porque podemos torcer esta situación si antes lo pudimos hacer” y apeló a las enseñanzas que dejó la lucha por el derecho al aborto. También intervinieron la diputada María Rosa Martínez, Agustina Panissa, secretaria adjunta de ATE Capital, Fernanda Vásquez Pinasco, abogada de la Guardia Feminista de Católicas por el Derecho a Decidir.
La falta de representación de las personas trans
Si bien la incorporación de la Violencia Política como un tipo y modalidad específica en la ley nacional 26.485 fue identificada por el 51% de las personas encuestadas como una normativa que impactó en alguna medida para erradicar la violencia, aún persisten las condiciones estructurales para que este tipo de violencia persista. Este informe concluye que para las personas LGBTI+ la situación se agrava ya que no cuentan con un marco regulatorio que tipifique las agresiones de odio.
Presentación de la Encuesta Federal sobre Violencia Política de @PGenerar. El informe reúne las respuestas de 1500 militantes y activistas políticas de todo el territorio nacional. pic.twitter.com/stqesA99FJ
— Televisión Pública (@TV_Publica) June 21, 2022
El principal escollo para las personas trans es que aún no cuentan con representación de voz propia en el Congreso de la Nación. Paula Arraigada, asesora parlamentaria y activista por los derechos de personas trans resumió en el encuentro “esa violencia que aún subsiste, ese ninguneo que aún existe sobre las mujeres cis, en nosotras es mucho peor. La mujeres cis pueden decir estamos acá pero no nos dejan hablar, estamos acá pero no nos dan lugar, estamos en el fondo. Nosotras ni siquiera estamos. En este lugar donde están las y los representantes del pueblo argentino, nosotras no estamos”. Así definió la ausencia del pleno ejercicio de la política.
“Donde hay una necesidad hay un derecho. Acá todavía hay un derecho que se vulnera. Nos falta la representatividad política y para la etapa que viene vamos necesitar de la mano de todas, las migrantes, las originarias, las afro, las campesinas, las gordas, las ciegas, las sordas y las putas. Porque la batalla de la igualdad es enorme”, finalizó.
Accedé al informe completo.