The Irishman (2019) de Martín Scorsese es considerada una de las mejores películas de este año. El film reunió, como en un ritual cinéfilo scorsesiano, a Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel. Así comenzamos a desempolvar un cine que, melancólicamente, pareciera extinguirse. Por Pedro Arturo Gómez
Este año, Netflix cerró sus lanzamientos 2019 con el broche de oro: The Irishman (2019) de Martín Scorsese. Considerada una de las mejores películas de este año, El Irlandés reunió como en un ritual cinéfilo scorsesiano a Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel (entre otros) consumando un cóctel explosivo de cine gánster italiano. Estos nombres no son casuales, quienes se proponen ver la película con los lentes del cine mafioso italo-estadounidense y de la llamada Ley Seca, o de los negociados cubanos y las guerras entre gángsters, recorrerán un paseo encantador cruzando el cine de la segunda mitad del siglo XX, yendo y viniendo, como en un juego, a través de escenas de The Godfather (1972) de Coppola, Once Upon a Time in America (1984) de Leone, The Untouchables (1987) y Scarface (1983) de Brian de Palma, y, por supuesto, Mean Streets (1973), Goodfellas (1990) y Casino (1995) del propio Scorsese. Extraordinarias películas que hoy, al ver la última del director de ascendencia siciliana, nos obligan a volver la página, a desempolvar un cine que, melancólicamente, pareciera extinguirse.
Después de las últimas declaraciones de Scorsese en relación al no-cine de Marvel y el alago hacia Joker (2019) como una película que excede a las de superhéroes, el director pidió a los usuarios de Netflix que por favor no vean El Irlandés en los teléfonos móviles. Y es que su estreno se desarrolla en medio de una pelea cuerpo a cuerpo entre la plataforma streaming y las grandes cadenas de exhibición, provocando que la película tenga poquísimas proyecciones en pantalla grande. Puntualmente, en Argentina sólo pudo ser vista en el marco del pasado Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, como película de clausura. Luego, en el resto del país, no más de 58 salas anunciaron su estreno y sólo dos de ellas se encuentran en CABA y GBA. Esto se debe a los contratos de exclusividad que tiene Netflix sobre sus producciones, pormenor que, en este caso, ha llevado a la productora a alquilar teatros y salas independientes con gran número de butacas sólo para las proyecciones de este film.
Tras haber sido rechazados por Hollywood, los 209 minutos de la película de Scorsese le han costado a Netflix unos 159 millones de dólares y, hasta la fecha, llegó a ser la más cara para la productora. ¿Esperará Netflix hacerse del Óscar como lo hizo con Roma en el certamen pasado? Muchos son los escándalos en boca de los chismosos del mundo del cine en relación a las entregas de premios y el tratamiento de las plataformas streaming que, a su vez, están aceptando películas rechazadas por las grandes productoras. Por otro lado, el escándalo dirigido desde la audiencia hizo el foco en relación a la duración del film; las aguas se dividieron, y en un extremo quedaron aquellos fervientes defensores de Scorsese y del cine de gánsters que no ponen en debate el tema y, los otros, que por el contrario lo condenan en términos de durabilidad “innecesaria”.
Para quienes festejamos este tipo de películas, El Irlandés es una delicia que nos vuelve a un cine referencial, con diálogos admirables y actuaciones estupendas. El clímax de la película atraviesa la melancolía de quién recuerda las hazañas de su juventud, las amistades de su adultez y los agravios a las lealtades. “He oído que pintas casas” son las primeras líneas de diálogo de Jimmy Hoffa (Al Pacino) a Frank Sheeran (de Niro) y el título de la novela de Charles Brandt en la que está basada la película (con guión adpatado de Steven Zaillian [La lista de Schindler]). Sin dudas una frase que quedará en la historia del cine tal como sucedió con “Le haré una oferta que no podrá rechazar” de El Padrino. Y seguramente fue así, Scorsese habrá armado una hermosa oferta porque Pesci rechazó el papel más de 50 veces hasta que logró convencerlo de interpretar a Bufalino, quien ahora, según los sabiondos, es un posible ganador del Óscar.
La historia está contada desde la voz de Sheeran que a través de flashbacks nos introduce en el universo de Hoffa, el líder sindical de camioneros, y de su protector, Russell Bufalino (Joe Pesci). Con extraordinarios pasajes a través de la vida político-social de la época, nos detiene en los momentos en que vemos imágenes de Fidel Castro o John F. y Bobby Kennedy como si estuviéramos coexistiéndolas, contextualizándonos en un universo simbólico cargado de intensidad.
Todos los personajes mafiosos dentro de El Irlandés responden a personas en la vida real: Jimmy Hoffa, Frank Sheeran ‘El Irlandés’, “Fat Tony” Salerno, William Bufalino, Russell Bufalino, Angelo Bruno y “Tony Pro” Provenzano, por nombrar algunos pesos pesados del momento. En el caso de los tres principales, para recorrer sus vidas desde sus treintas hasta la vejez, se implementaron efectos visuales de rejuvenecimiento de la empresa Industrial Light & Magic, encargada de lograr la edad física para cada escena. Un desafío para los actores que en sus casi 80 debieron interpretar a jóvenes de 40 años, con indicaciones de Scorsese del tipo: “Aquí debés pararte más recto”, “debés hablar más alto” o “intentá bajar las escaleras como alguien de 50”, detalles que los actores fueron descubriendo sobre ellos mismos a medida que rodaban la película y que, en paralelo, vivenciaban los personajes que interpretaban.
Pero, además de ser un excelente film, ¿qué nos deja El Irlandés? Está película plantea (como la mayoría de Scorsese) inmiscuirnos en el armado de una sociedad sostenida por poderes ocultos. Aquí se trata de desmantelar las estructuras de poder y mostrarnos cómo aquellos que creemos más poderosos son, en verdad, marionetas de los dueños de la pelota. Porque fueron ellos que, sin más ni menos, supieron generar (según las malas lenguas) contrarrevoluciones, tráficos de drogas, apertura del juego, tráficos de armas, bandas de sicarios y, por supuesto, la creación de un entramado político partidario que ponía en las boletas a sus muchachos. Por supuesto que este no fue el caso de John, claro está.
Entre líneas de diálogos humoristas: “¿Tony? ¿Cuál Tony? Todos se llaman Tony. ¿Qué pasa con los italianos que sólo se les ocurre un nombre?” y otras que ahondan en la idiosincrasia italiana: “¿Hice lo correcto? Estuve ahí cada día con ese llorón desgraciado de Nueva Jersey hablándome sobre sus penas, sus problemas. Y lo único que quería era comer mi helado en paz. Ese desgraciado llegó a una reunión quince minutos tarde con unos putos pantalones cortos. ¿Quién viste así para una reunión?”, El Irlandés es una película que vale las horas. Pero no hay descanso para Scorsese que ya está trabajando en su nuevo proyecto: “Killers of the Flower Moon”, basado en el best seller de David Grann, y que tendrá como protagonistas a dos de sus grandes actores fetiches: Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. Nada mal para la ficción número 26 del director de Woodstock.