A nueve años de la edición del último número, el primer periódico travesti latinoamericano anuncia que regresará en formato digital, al alcance de todes y todos los soportes. El Teje histórico vuelve y Marlene Wayar, la directora del proyecto, nos cuenta sobre esta experiencia irrepetible en el periodismo argentino.
“¡Vengan maricas latinas! ¡Inventémonos lejos del hombre que nos imponen y la mujer que deliran que queremos ser!”. Así cerraba la editorial nº 1 de El Teje, autoconsagrado como primer periódico latinoamericano hecho por y para travestis, una joya periodística, social y cultural que tuvo como comandantas a algunas de las referentes del movimiento LGBTI de Argentina de aquel momento, entre ellas, Marlene Wayar a la cabeza, como directora.
En noviembre de 2007 salía a luz en Ciudad de Buenos Aires esta producción periodística, artística y literaria sin antecedentes. El Teje fue producto de una afortunada coordinación entre el área de comunicación y género del Centro Cultural Rojas y algunas referentes del movimiento trans de Argentina, como Diana Sacayán, Lohana Berkins, Naty Menstrual, Maite Amaya, Susy Shock, Carla Morales, entre muchas otras.
Los seis números en papel que salieron entre 2007 y 2010 fueron un reflejo del lugar que ocupaban las vidas trans en la agenda política Argentina de esos años: sin ley de identidad de género, sin acceso a los servicios públicos de salud, sin cupo laboral, con códigos contravencionales en contra y castigadas por la policía, expulsadas de las instituciones educativas, con un promedio de vida de 40 años. Con menos derechos conquistados que en la actualidad, la potencia travesti en ese momento preparo el terreno y puso los puntos sobre las íes acerca de cuáles serían las prioridades en las exigencias de este movimiento que, de mínima, necesitaba garantizar la vida de las compañeras.
Marlene Wayar es activista travesti, psicóloga social y referente del movimiento LGBTI de Argentina. Su lucha por los derechos de las personas trans apenas se refleja en su página de Wikipedia. “El Teje para mí fue de una riqueza inusitada, impensada, tenía un rol doble, muy travesti, en el sentido que yo era la directora y a la vez era la coordinadora del proceso pedagógico de las chicas que hacían el taller de periodismo. Fueron además de responsabilidades lugares privilegiados que me permitían ver con cierta distancia como iba sucediendo ese laboratorio pedagógico, y también poder enfrentar y recibir las demandas de ese cuerpo de editores, editoras y alumnes que venían con muchas necesidades.”
El último número salió en Octubre del 2010, unos meses después de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina, sin embargo en las páginas de El Teje esa no fue la principal celebración. “Creo que nosotras no supimos pensarnos a nosotras mismas, a nuestras prácticas, a nuestras formas de relacionarnos; sentimientos, deseos y sueños que hicieran que eso fuera lo legítimo y lo que había que legalizar. Nosotras tenemos muchas y diversas formas, y una nodal son las amistades, mucho más que el matrimonio, porque son nuestras redes de contención a lo largo de nuestras vidas. Pero cómo si yo entro a trabajar de manera formal, como carga social y como forma de reconocimiento de parte del estado en el mundo laboral, se reconoce que a mi cargo quiero tener a mis viejas amigas; cómo revolucionamos eso, para dar cuenta que nosotras tenemos unas prácticas que hacen de nuestra solidaridad algo mucho más revolucionario políticamente que las relaciones maritales”, reflexiona Marlene.
Histórico por qué
“Lo hegemónico nos digiere, nos licua, nos inserta pero no pensándonos como nos pensamos nosotres en lo hegemónico, o sea llevando lo nuestro, siendo una fuerza instituyente y no dejándonos instituir”, explica Marlene en relación a un aspecto clave de El Teje y es que la agenda de noticias que abordaba era una construcción genuina de la vida y del momento por el que atravesaba la comunidad LGBTI del país y de Latinoamérica, ya que los y las redactoras eran activistas de la comunidad, desde Lohana Berkins, Diana Sacayán y Pedro Lemebel hasta Malva y Julia Amore.
El Teje fue también una suerte de revisionismo histórico de las vidas trans en Argentina, recabando en la historia de personajes y en los usos y costumbres de otras décadas. “Malva (columnista de El Teje) con sus casi 90 años de trava, tenía una fuente inagotable de recursos para contarnos, porque tenía otro chip, de un Buenos Aires que ya no existe, ella podía dar cuenta de cómo fue impactando en todas nosotras la conformación del Estado Nación y como fueron creándonos categorías de ‘otras’ en tanto delincuente, enfermo, pervertido, etc. Abordar esto nos permitió develar las infinitas historias oficiales que hay y como eso nos acerca a un proceso más real y abarcativo para aprender y entender todos los procesos sociales por los que la diversidad ha atravesado, que no es solo el género, sino que hay etnias, clases y todo esto es complejizado por el capitalismo y el liberalismo, que nos obliga a simplificarnos, pero somos seres complejos y tenemos que enfrentar eso para poder construir otros mundos que queremos habitar”.
Un espacio de proclama y vidriera trans y travesti que posibilitó el acceso a otras realidades. El Teje también fue eso. “Nos dio la oportunidad de relacionarnos con una institución educativa, sin la distancia, el miedo y el desconocimiento que todo esto provocaba. Las instituciones históricamente han sido expulsivas para la comunidad trans, pero en esta experiencia nos hemos metido a hacer, a que aprendan de nosotras y se modifique con nosotras, eso fue un punto importantísimo”, recuerda Marlene.
La semilla del periodismo travesti quedó sembrada y dio algunos frutos. En Tucumán el programa emitido por radio Tukson “Destravadas en el aire” fue una muestra de ello. El regreso del histórico Teje, en unos pocos meses, promete seguir expandiendo el impulso de salir del paradigma de “dar la voz”, para tomarla y apropiarla nuevamente.
Para acceder a la versión digital: http://www.rojas.uba.ar/contenidos/revistas/index_revistas.php#teje