Una ONG beneficiada por Macri para construir un espacio de primera infancia en Tafí Viejo despidió a tres trabajadoras: “no nos atienden el teléfono”, denuncian. La organización social, ligada a la ex ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, había recibido 410 mil dólares para la construcción del espacio dirigido a atender a más de 200 chicos y chicas.
La organización civil “Mica para los niños”, beneficiada por el ex Presidente Mauricio Macri para construir un espacio de primera infancia en Tafí Viejo, desamparó al equipo técnico profesional constituido por Trabajadora Social, Psicomotricista y Psicopedagoga desde el mes de marzo, cuando se determinó el aislamiento preventivo, social y obligatorio frente a la pandemia de Covid-19.
“Durante estos meses no fuimos notificadas por las autoridades de la institución, para determinar la continuidad de nuestra labor, pago de sueldos. Nosotros como equipo, insistentemente nos comunicábamos hasta hace dos meses vía telefónica a fines de obtener novedades, sin embargo, la respuesta siempre fue la misma: ‘desde Nación no se realizó el desembolso del dinero para abonar los sueldos’. Por lo tanto, no sabemos que pasara”.
Desde el período en el que se determinó el aislamiento obligatorio tras una crisis sanitaria a nivel internacional enmarcada por el COVID-19, el equipo técnico del Espacio de Primera Infancia “Estrellita de la Nueva Esperanza” se encuentra en una incertidumbre local. La organización social ligada a la ex Ministra de Desarrollo Social de la Nación Carolina Stanley, había recibido en 2019 410 mil dólares para la construcción del espacio dirigido a atender a más de 200 niños y niñas en situación de vulnerabilidad social. El EPI se inauguró hace un año en Tafi Viejo y actualmente (según lo expuesto por la directora del espacio) continúan trabajando a partir de la entrega de viandas a las familias de los niños/as asistentes, desde el mes de julio del corriente año.
“Empezamos con un sueldo de $3000 mensuales, en condición de monotributistas y solo facturando las horas de trabajo. Día que no se trabajaba, día que no se abonaba. Ante los constantes reclamos por los bajos sueldos y, una jornada de trabajo irregular en términos de horarios y días (los cuales no permitían la continuidad de las intervenciones, pero, sobre todo poder atender a las necesidades de cada niño/a y su grupo familiar), nos aumentaron $100 la hora de trabajo”, comenzó su relato la licenciada en Trabajo Social Maira Monserrat, quien junto a Claudia Batista y Paula Nosetti conforman el equipo técnico del Espacio de Primera Infancia.
El EPI fue motivo de conflictos y disputas publicas entre el entonces presidente Mauricio Macri y, el intendente de Tafí Viejo Javier Noguera. Macri acusó al taficeño de “remolón” por no autorizar el funcionamiento del espacio. Noguera en respuesta, lo tildo de “domador de reposeras”, y su apodo saturó medios de comunicación, como así también las redes sociales.
Cuando se terminaron de presentar los papeles, el municipio autorizó su puesta en marcha. Si bien el espacio comenzó a funcionar formalmente en septiembre del 2019, desde junio venía funcionando con trabajos internos para ambientar el espacio, coordinar el trabajo técnico y, preparase para la atención de más de 200 niños y niñas. Desde agosto, el EPI recibe una beca extraordinaria de la Subsecretaria de Primera Infancia de la Nación para que se brindara asistencia a los niños/as que asistían al espacio.
Sin embargo, las trabajadoras reclaman que ninguna figura de autoridad de dicha institución las llamó para informarles respecto a su situación actual o futura. Con dificultades, el equipo técnico trabajó hasta los primeros días de marzo en condiciones precarias y con salarios que rozaban los $250 por hora (jornada de 5/6horas semanales). Desde entonces, no le pagaron más ni recibieron comunicación de la directora Miriam Páez ni de la asociación civil “Mica para los niños”, cuya apoderada es Mercedes Medina, una dirigente barrial ligada a la ex Ministra de Desarrollo Social de la Nación durante el macrismo, Stanley.
“El último sueldo que percibimos por parte del espacio fue en marzo del corriente año. Desde entonces nadie se comunicó con nosotras formalmente. No nos informaron nada. No sabemos si quedará funcionando como un comedor barrial. Siendo un programa a nivel nacional tenemos mucha incertidumbre de lo que pasa y, va a pasar con esta institución. Los niños y las niñas estuvieron todo el año sin recibir ninguna propuesta pedagógica, estimulación temprana, las familias sin el acompañamiento necesario. Pienso que de acuerdo a los lineamientos estratégicos explicitados en el programa se atenta contra el derecho de los niños de cierta manera”, conto Monserrat.
Pero el equipo técnico y el equipo de docentes tienen otros miedos, dudas e incertidumbres: que las hayan usado para firmar los papeles necesarios para habilitar el espacio y, ahora prescindan de sus servicios en la institución. “Necesitamos respuestas concretas, está por terminar el año y continuamos atravesando una incertidumbre, un desconcierto total”, concluyeron las trabajadoras.