Se trata del ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo condenado por delitos de lesa humanidad cometidos contra 30 personas. Un periodista lo encontró en una capilla de Madrid.
Scilingo fue condenado por la Audiencia Nacional española en 2005 pero el pasado 18 noviembre abandonó el centro penitenciario de Alcalá de Henares y no tendrá que volver más. Ha pasado 22 años, un mes y diez días entre rejas.
Según comenta Alejandro Requeijo en Vozpopuli , desde hace cuatro semanas el represor pernocta en un Centro de Inserción Social (CIS) de la Comunidad de Madrid gracias a que la cárcel accedió a aplicarle el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario. Eso le permite agotar lo que le queda de condena lejos de prisión (termina en 2022).
Gracia a esto, todos los días colabora con una institución religiosa que decidió acogerle a instancias de la pastoral penitenciaria.
Scilingo participó en al menos dos vuelos de la muerte durante la última dictadura cívico-militar en Argentina y fue el primer militar que rompió el pacto de silencio y que detalló como lanzaban personas detenidas-desaparecidas vivas al mar desde aviones de la Armada
“Adolfo” le grita Requeijo.“Al escuchar su nombre, el represor argentino se gira sorprendido. Se ha quedado calvo pero mantiene su bigote más de dos décadas después. Lleva un jersey granate sobre una camisa de cuadros, unos pantalones azules y unas botas de color marrón claro. Unas gafas de ver le cuelgan del cuello. Su aspecto es el de un anciano. Pasa desapercibido como un feligrés más. Cuando salga de allí y regrese al CIS (Centro de Inserción Social), nadie le reconocerá por la calle” detalla el periodista.
Una de las integrantes de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Graciela Lois, se refirió a la salida de la cárcel de Scilingo: “Yo sabía que estaba pidiendo la libertad. Lo hablé hace como un año con mi abogado. Mi querella sigue”.
Lois recordó en El Destape Radio: “Hubo mucho de protagonismo de parte de Scilingo. Él tenía la fantasía de ser un testigo protegido con ciertas libertades. Nunca nos dio nombres pero nos dio pistas de que había otras personas que sabían más. Él decía que era un perejil”.
A su vez contó que su abogado le dijo que no se podía apelar a una ley penitenciaria y aclaró que su es “el hacedor de todo este juicio y es muy respetuoso del tema derechos”. En ese sentido, agregó: “Evidentemente, ahora tiene estas salidas que corresponden por la edad y por la ley del Servicio Penitenciario español” y apuntó que “acá lo tenemos muy presente, pero allá en España nadie sabe quién es”
Los vuelos de la muerte
La televisión española logró hacerle una entrevista a Scilingo desde la prisión. “Estoy donde tengo que estar, no sólo yo, sino un montón de gente más”, dijo. Así era su versión de los hechos: “Todos los miércoles se hacía un vuelo y se designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos vuelos. A los que el día antes se les elegían para morir, se les llevaba al aeropuerto dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del Sur”.
“Una vez en vuelo, se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos, se les desvestía y, cuando el comandante daba la orden, se les arrojaba al mar uno por uno” (…) “cuando llegaba la noche, no me soportaba a mi mismo, lo tenía que tapar con alcohol, era una actitud cobarde. Me iba a dormir dopado con sedantes”, añadió ante la cámara.