PORTADA 2

El ahorro(n’t) en tiempos de Milei

En estos tiempos en los que todas -o la mayoría de- nuestras conversaciones hablan del precio de las cosas y otros pesares de la economía del país, este artículo se propone explicar algunas de las medidas del Gobierno Nacional y por qué nuestros pequeños ahorros clasemedieros perdieron ese estatus en este último tiempo. Florencia Correa Deza, Licenciada en Economía, nos explica algunos de los fenómenos económicos actuales.  

Es probable que si usted es una tucumana o tucumano promedio, lo que decimos de “clase trabajadora” o clase media, que cuenta con uno o un par de ingresos fijos al mes, incluidos en ello su salario, haya experimentado en estos últimos meses una pérdida abrupta de su capacidad de compra. Y, probablemente, si es usted es uno o una de tantos tucumanos que solía destinar una parte de sus ingresos al ahorro, persiguiendo el objetivo de hacer un viaje , darse un gustito o simplemente tener un fondito por cualquier cosa, habrá notado que esa cuenta de ahorro ha sido muy difícil o casi imposible de alimentar desde diciembre hasta aquí, siendo víctima de lo que se conoce como licuación de ingresos.

Qué entra en la licuadora de Caputo

En este artículo no profundizaremos sobre las medidas de recorte y despidos en el Estado Nacional, ni de cómo se está produciendo el cierre y recorte de empleados en cientos de fábricas a nivel nacional. Lo que pretendemos iluminar en este artículo, con la ayuda de la Lic.en Economía Florencia Correa Deza, son algunas de las medidas económicas que nos afectan principalmente en nuestra capacidad de consumo y de ahorro. 

– ¿A qué le llaman licuación de ingresos?

Es una licuación de ingresos y de ahorros, el fenómeno que está ocurriendo, es que vas a perder capacidad de compra, ya sea con tu salario o con tu ingreso, y con tus ahorros,  ya sea que ahorres en pesos, a través de un plazo fijo, o en dólares. Entonces el término alude básicamente a que vas a perder capacidad de compra, con el mismo dinero podés comprar cada vez menos bienes.

– ¿Por qué crees que se llevan adelante estas medidas?

Una de las perspectivas de este gobierno tiene que ver con que el salario de los trabajadores en general es un costo para las empresas; parte del precio de los bienes está explicada por el incremento salarial, o sea, vos subís los precios de los bienes porque previamente te han subido los salarios, pero los salarios están relativamente congelados. Entonces podemos pensar en el precio del dólar como formador de precios, nosotros tenemos una economía que forma precios mirando muy de cerca lo que pasa con el precio del dólar. En el mes de diciembre el Gobierno Nacional ha decidido llevar adelante una mega devaluación del 118% y esto automáticamente se ha transformado en un incremento de precios de más de dos dígitos, más del 20% en el mes de diciembre y de enero.

Entonces, por un lado vos tenés el congelamiento de los salarios y  por otro lado tenés una subida muy abrupta de precios producto de la devaluación. Ahí se conjugan los efectos que ya de por sí solos producen una caída en el poder de compra y juntos la magnifican.

– ¿Qué pasa con esa franja de la población que podía acceder a un modesto ahorro?

Las clases medias en la Argentina acceden al dólar, como resguardo de valor o acceden a alguna estrategia bancaria como puede ser el plazo fijo en el momento en el que la tasa de retorno es interesante, y el interesante se define en relación a la inflación. Osea si la tasa de retorno que me da el plazo fijo me cubre o no me cubre de la inflación. El comportamiento del dólar desde diciembre en adelante no ha sido amigable para las clases medias, porque posterior a la mega devaluación de diciembre el Estado Nacional ha decidido ajustar mensualmente el dólar nada más que un 2%, pero la inflación se te ha ido un cuarenta y pico por ciento en dos o tres meses y entonces ni siquiera el dólar te ha permitido cubrirte de la inflación de esos dos meses. El que ahorraba en dólares, pues ha perdido capacidad de compra su dólar.

-¿Y el ahorro en plazos fijos?

Hasta hace un par de semanas si vos ponías pesos en plazo fijo la tasa efectiva anual, o sea, armando tu plazo fijo con renovación mensual, al cabo de 12 meses lo que vos ganabas casi que empataba con la inflación o te dejaba unos puntos por abajo, o sea  no perdías tanto. El último cambio que ha hecho el Gobierno Nacional en relación a las tasas de interés no es solamente liberalizar las tasas, o sea, que los bancos puedan definirlas libremente, sino sacarles el piso y además bajar lo que se llama la tasa de pase, que es lo que el Banco Central le paga al banco comercial cuando el banco comercial pone plata en el Banco Central. Esa tasa de pases se ha ubicado alrededor del 70%, entonces, pensemos la lógica: yo banco comercial si a mí el gobierno me paga el 70% de tasa, yo no le voy a pagar más al ahorrista que pone plata en mi banco. 

Que las empresas tengan espacio para ser usureras, para especular y eso ya depende de cuánta regulación vos le pongas; el Gobierno Nacional ya sabemos que está del lado de las no regulaciones. Entonces qué es lo que hace un banco comercial, que hoy nos encontramos con un plazo fijo que, dependiendo del banco, te puede pagar un 70 a un 75% de interés en un contexto en donde la inflación interanual es de más de 270%.

Es oportuno traer a la memoria esa propuesta de campaña que juraba destruir al Banco Central de la República Argentina, acusado de ser una mera maquinita de imprimir billetes ¿Será en realidad el deseo de desdibujar a la institución nacional que define y regula el comportamiento de otros bancos en el país?

Con este panorama, no quedan dudas de que las políticas económicas actuales, más que motosierra al gasto público o al enriquecimiento de “la casta”, vienen a desincentivar y hacer imposible la capacidad de consumo y ahorro de la clase media: hacen que el peso argentino sea una moneda en constante devaluación y el dólar tampoco sirva para enfrentar la devaluación mes a mes. Lo que se licua es el sueño aspiracionista de una franja de la población, que probablemente sea una gran parte de ese 56% que esperaba un cambio, pero no sobre sus bolsillos. 

Una idea que me resuena – quizás un tema para otro artículo – es la de sentir que hoy en día entender de economía es saber sobre el mercado de la bolsa, acciones, inversiones, bitcoins, etc; herramientas que no forman parte de una educación financiera básica en las curriculas secundarias, pero sin embargo adolescentes y jóvenes buscan moverse en ese ámbito cada vez a más temprana edad. Pero esto, ¿es el rumbo que la economía global exige hoy o son los caminos alternativos que nos queda a la gente de a pie para no sentir que nuestro dinero se esfuma en cada minuto? Y traigo un fragmento de una nota de Tamara Tenembaum sobre hablar de plata:Pienso en el boom de las apuestas online del que me hablan mis amigos profesores que trabajan con adolescentes, en el modo en que quizás los chicos leen las apuestas como una extensión natural del boom micro de las inversiones, del que participo, por supuesto, en un país en el que dejar la plata quieta es literalmente perderla, no perder la chance de hacer más sino perderla en serio.

Para cerrar, comparto una última reflexión de Florencia Correa Deza sobre la propia formación de grado en economía: “es necesario formar al profesional también en la sensibilidad para no intentar aplicar un modelo totalmente despojado del fenómeno social, que tenga contexto histórico el estudio de la economía. Y esto es la importancia de conocer nuestra historia, no es solamente no repetir lo que se ha hecho para no cometer los mismos errores, sino es tener capacidad de analizar, ¿qué ha sido bueno, qué ha sido malo? ¿Qué podemos replicar y bajo qué condiciones replicarlo y qué no podemos replicar y bajo qué condiciones no hacerlo. Creo que esa es la idea con la que trabajo como docente universitaria”.

Florencia Correa Deza es Licenciada en Economía y Doctoranda en Humanidades por la Universidad Nacional de Tucumán. Es Directora Ejecutiva del Laboratorio de Políticas Públicas para el Desarrollo Equitativo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT. Es docente de grado e investigadora de la misma facultad y docente de posgrado de FLACSO. Consultora del BID y autora de diversas publicaciones en revistas científicas y de capítulos de libros.

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