Hace pocos días, la periodista feminista Mariana Carbajal publicó una entrevista a Rita Segato en el diario Página 12. Luego de unas horas, algunas frases fueron transcriptas y difundidas de modo viral por las redes sociales.
Rita Segato es una de las intelectuales argentinas con mayor reconocimiento a nivel internacional. Sus trabajos en antropología representaron grandes avances en los estudios de género, pensar la violencia patriarcal en configuraciones particulares hizo de sus obras hitos indispensable para todas aquellas personas que quieran pensar la violencia de género en general, y para muchas feministas en particular. Desde hace algunos años, la divulgación de su obra generó que en los medios y las redes muchas personas hablen sobre Rita y sus declaraciones.
Como toda intelectual, la autora de Las estructuras elementales de la violencia, habla a partir de ciertos posicionamientos políticos, epistemológicos y éticos. Rita nos invita a pensar mucho más, aunque algunos quieran usar sus palabras para pensar menos.
Intelectuales, dueños de la verdad
Las feministas académicas vienen desarrollando una de las críticas más revolucionarias a los saberes científicos consolidados durante la época moderna. La crítica feminista en todas las disciplinas muestra cómo, en distintas escalas, el saber científico lejos de ser neutral en cuestiones de género, forma parte de la consolidación de estereotipos profundamente arraigados en nuestra cultura.
En este entramado, el lugar de los intelectuales muchas veces se formó como poseedor de la verdad, y sus palabras la expresión de las mismas. Desde los estudios latinoamericanos ya corrieron ríos de tinta mostrando cómo incluso los dueños de la verdad siempre fueron intelectuales europeos, del primer mundo, bancos, colonizadores.
Aquellos que nos dedicamos a las ciencias sociales entendimos esas particularidades, pero la lógica de consumo del saber se encuentra mucho más arraigada que lo absolutamente racional. Nos enamoramos de un/a autor/a, y vemos verdad y perfección en todo lo que dice. Endiosamos “a los que saben” al punto de dejar de lado la experiencia, los cuerpos y las complejidades. Dejamos de pensar junto a sus escritos y empezamos a seguir sus palabras y a extender su dominio a todo lo que nos parece.
En este sentido, los aportes actuales de Rita Segato, en vez de ser motivo de talleres y diálogos, se trasforman, en boca de algunos/as, en caprichosos programas políticos o mensajes correctivos. Circunscribimos a una estudiosa feminista que tiene mucho para decir, a dos o tres frases que parecen decirlo todo.
Los medios de comunicación ayudan a esta simplificación de los mensajes feministas, porque tranquilizan, generan acuerdos y logran que algunos sectores y personalidades machistas adhieran a esos mensajes.
Vemos con impotencia estos días que centenas de hombres citan a una mujer para decir cosas en contra de todas, o por lo menos en contra de todas las que se incluye bajo la categoría “feministas”.
Sin contexto no hay texto
La entrevista de Mariana Carbajal a Rita Segato representa uno de los múltiples diálogos feministas que se dan a lo largo y ancho del país. No hay una sola pregunta que no posea un extenso trasfondo, años de lucha y debates que aún no están cerrados. La persona que pregunta es una feminista que forma parte de una generación que logró extinguir de los medios masivos el término “crimen pasional” y empezar a hablar de femicidio, es una de las activistas de los medios que está trabajando continuamente por la voz de las feministas.
Quitar una frase de la entrevista, quitar a las palabras de todo el contexto que permite que esas palabras circulen. Algunas de las expresiones que aparecieron en la entrevista y fueron recortas son estas:
— “El feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos “naturales”. El enemigo es el orden patriarcal, que a veces está encarnado por mujeres”.
Esta frase, fuera de todo marco teórico que piense los alcances del patriarcado, es prima hermana de “también hay hombres que sufren violencia de género”. Y también se la usó para decir “los hombres no somos enemigos”. Desconociendo que la decisión de muchos espacios de no marchar con varones o de cuestionar el rol del “macho”, tiene que ver con experiencias muy concretas de violencia, abuso y discriminación.
Claramente hay mujeres con prácticas patriarcales, también lesbianas, mujeres trans y toda persona que habite esta cultura. Pero si todavía no logramos que se les crea a las víctimas de abuso, difundir ciertas ideas solo afianza las posturas más patriarcales en este tema, y que por estadística esas posturas son detentadas por hombres.
— “Cuidado con los linchamientos, pues hemos defendido por mucho tiempo el derecho al justo proceso, que no es otra cosa que el derecho al contradictorio, a la contradicción, al contraargumento en juicio.
Todas las personas estamos mirando con asombro la cantidad de escraches que surgen por las redes sociales y los medio de comunicación”.
Prácticamente cada red social adoptó una modalidad. Para continuar la reflexión de Rita sería interesante leer a las feministas que vienen trabajando adolescencias y redes sociales. El uso de instragram que hace una adolescente, al compartir historias de abuso y violencia, genera prácticas que aquellos que no crecimos con estos medios podemos llegar a desconocer.
Quizás el murmullo que se genera en las redes tenga por consecuencia la unión de muchas mujeres. O quizás logren que las denuncias sean cada vez más cercanas a los hechos, podrían también incrementarse las prácticas de auto cuidado, y cuidado colectivo.
Quizás hablar de abuso en ciertos términos y generaciones genere acuerdos mucho más útiles que la de todos los que vinimos antes. Porque el modo en el que todas las personas venimos manejando históricamente el abuso, no genera soluciones ni pone fin a esta violencia.
Convenientemente, activistas de todos los espacios políticos tomaron estas palabras para pedir prudencia a sus compañeras con la denuncia. Esto sucede a sabiendas de que prudencia y complicidad van de la mano en los abuso sexuales.
— “Cuidado con entregar la gestión y negociación de las relaciones entre las personas y, muy especialmente, de la sexualidad, al estado”.
El riesgo siempre está. El matrimonio igualitario y la ley de identidad de género son ahora criticados como leyes y como procesos por muchos intelectuales. Sin embardo son leyes que todavía salvan vidas.
El debate sobre el punivitismo y feminismo ni empieza ni termina con Rita. Hace poco la abogada Ile Arduino escribió la nota “Justicia Penal y Géneros, un modelo para (des)armar”, en la cual contrasta con hechos algunos discursos que denuncia punitivismo en los espacios feministas de Argentina.
— “Que la mujer del futuro no sea el hombre que estamos dejando atrás”.
Podríamos pensar en el resurgimiento del biologicismo en espacios feministas y lgbt, y cómo esos discursos generan exclusión y discriminación a la población travesti y trans de nuestra región.
O también cómo la pacatería social de nuestra época pide a las feministas que reclamen sin hacer ruido, sin cortar calles, sin responder a ninguna violencia, mas aún, y sin decir ni siquiera una “mala palabra”.
O cómo se entendería este supuesto de “la mujer del futuro”, desde la teoría de travesti-trans latinoamericana que están haciendo Marlene Wayar, Violeta Alegre, Susy Shock y otras tantas femeneidades.
Curiosamente, otras frases en la misma entrevista como “la víctima no necesita ser buena y pura para ser comprendida como víctima, solo necesita ser persona”, no fueron rescatas por los usuarios de las redes sociales.
No habrá acuerdos simples con mensajes simples, no podremos pensar otra forma de ser, ni encontrar la verdad en una sola persona. El ejercicio es más extenso, infinito en sus posibilidades y largo en debate. Individual y colectivo.
Aquellas personas que comparten frases fuera de contexto les preguntaría: ¿Cuántas personas no-hombres leíste en tu vida? ¿A cuántas personas no hombres leíste o escuchaste atentamente hoy? ¿En serio crees que una frase refleja todo aquello que vos pensas?