Continúa el juicio por el asesinato de Paulina Lebbos y el posterior encubrimiento del crimen.
En la jornada de ayer se produjo la segunda detención en lo que va del juicio. El testigo Ramón Marcelo Fernández fue detenido por el presunto delito de “falso testimonio”. Ayer, el empleado de Vialidad de la Provincia de Tucumán, desconoció la firma inserta y el contenido en su declaración judicial en ocasión de la investigación preliminar. “Esa no es mi firma. No estoy mintiendo”, aseguró Fernández mientras lo esposaban y lo trasladaban a la alcaidía del Palacio de Tribunales.
Esta situación había generado el pedido de una investigación por el delito de falsificación ideológica por parte del abogado, Gustavo Morales, defensor de Eduardo Di Lella, el cual fue apoyado por la mayoría de las defensas y rechazado tanto por el Ministerio Público Fiscal y la querella.
El Tribunal había decidido diferir la resolución de este planteo para la sentencia definitiva ya que el posible delito no fue cometido en la audiencia y resta producir pruebas suficientes.
Luego de haber sido verificadas y cotejadas las firmas que Fernández refutó como que no le pertenecían con otras obrantes en el expediente de características similares, se decidió su inmediata detención, ya que el presunto delito de falso testimonio se produjo durante la audiencia. Por esa misma razón también se rechazó el planteo de investigación contra la fiscalía.
El primero detenido fue Jorge Jiménez, el amigo de César Soto (ex pareja de Paulina Lebbos) quien fue detenido por haber incurrido en reiteradas contradicciones durante su declaración como testigo, y liberado el 20 de marzo.
Durante el transcurso de la mañana declararon también los empleados de Vialidad de la provincia, Miguel Ángel Romano, Juan Humberto Mendoza y Daniel Fernández, quienes respondieron preguntas sobre su trabajo en los días previos al descubrimiento del cuerpo de Paulina Lebbos, en la ruta 341.
En todas las declaraciones, los efectivos, que estuvieron a más de 15 metros de distancia del lugar del hallazgo, declararon que el olor que emanaba el cadáver de la estudiante era nauseabundo. A partir de este dato, se podría confirmar la hipótesis de que el cuerpo fue puesto ahí después del 9 de marzo, ya que resultaría imposible que haya pasado desapercibido para las personas que diariamente transitaban la zona.
Para la fiscalía, el cuerpo de Paulina no estuvo todo el tiempo en el lugar en que fue hallado. Existe una llamada anónima que se comunicó a la Regional Norte y avisó que el cuerpo iba a aparecer en Raco y Vialidad retiró a sus trabajadores del lugar.