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“Cuando cumplió un mes la ley yo estaba haciéndome el aborto con el misoprostol que me dieron en el CAPS. Aún no lo puedo creer, sentí que estaba en el siglo XXV” cuenta Macarena, feliz porque hace días había concretado su decisión. La joven es una militante por el derecho al aborto legal, incluso estuvo presente en la vigilia que organizó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto el 29 de diciembre pasado, y le tocó atravesar por un proceso de aborto a semanas de su sanción.
Saluda con el puño, un rodete bien alto y labios rojos, un poco despintados por el uso del barbijo en el enero caluroso. Macarena es tucumana y reside en San Miguel. Tiene 22 años, es estudiante universitaria, sueña con ser científica y trabaja en un call center donde cobra menos que el salario mínimo. Nos comunicamos a través de WhatsApp por semanas hasta que pudimos tomar una limonada que no solo alivió el calor, sino también las ganas de contar su experiencia, no sin dilaciones y violencias, de ser una de las primeras tucumanas en acceder a una Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)
Macarena supo que estaba embarazada cuando se desmayó en el trabajo. La enfermera que la atendió le alertó de que se podía tratar de un embarazo. “Y efectivamente era así. Me quería morir y no sabía a quién recurrir” comienza su relato entre sorbos frescos.
Lo primero que hizo fue avisarle a su novio, conjuntamente decidieron llamar a un consultorio privado. Allí se realizó la primera ecografía y supo que estaba de 5 semanas y media. Preguntó sobre la posibilidad de un aborto, le dieron un precio, le dijeron que lo pensara y volviera el lunes.
“Estaba decidida a hacérmelo ahí y me dediqué a conseguir la plata, aunque no había cobrado del call” detalla. Todavía no había pasado ni un mes de que había sido la sanción (IVE).
En la madrugada del 30 de diciembre del 2020, la cámara Senadores sancionó el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y se convirtió en la ley Nº 27.610. La misma garantiza el derecho a mujeres y personas gestantes de acceder a un aborto seguro y gratuito.
Aunque ya tenía un turno para el lunes Macarena aún no conseguía el dinero, pero la solución llegó ese fin de semana. El domingo 24 de enero, el Poder Ejecutivo Nacional comunicó que la IVE había entrado en vigencia. Macarena se enteró a través de Twitter. Entonces empezó a llamar al 0800-222-3444, la línea de Salud Sexual que a partir de ese día se encargaría de resolver estas consultas. Luego del tercer llamado una operaria de Buenos Aires la atendió.
“Sentí un gran alivio y le conté todo. Me asignaron un número de casos, era 117 de Argentina” detalla exaltada. La operadora le pidió los datos y la derivó a la provincia. “Te van a llamar y si no te llaman hasta el miércoles, volvé a llamar a este número y nosotros iniciamos el reclamo” le explicaron.
Desde el número de Salud Sexual le asignaron un efector de la salud de Concepción, la segunda ciudad más importante a 72km de la capital tucumana, que sería el encargado del acompañamiento telefónico para que la joven acceda a la IVE.
Desde Sistema de Salúd público a un consultorio privado
Al día siguiente de que Macarena solicitara la IVE, el médico obstetra oriundo de Concepción (al que llamaremos Lucas) la llamó y se presentó como un efector de salud, asignado por el 0800, para que la acompañe. ”Al principio me dio rechazo de que me acompañara un hombre”, cuenta la joven.
Lucas le indicó que tenía que conseguir una nueva ecografía, aunque ya se había hecho una en el primer consultorio privado al que le costó 700 pesos.
El miércoles recibe otro llamado, esta vez se comunican directamente desde el Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la provincia. Desde el área le recomendaron un consultorio donde podría hacerse la nueva ecografía, pero no sería en el sistema de salud público sino en un consultorio privado. Macarena cuenta que allí la trataron mal y no le dieron turno. Informó este hecho al Programa de Salud Sexual y recibió sólo una disculpa “por recomendarle ese lugar”.
“Seguramente sos una mata de bebés”: las violencias y dilaciones para acceder a su derecho
En paralelo, la joven cuenta que estaba desesperada por conseguir una nueva ecografía. “Llamé al Instituto de Diagnóstico Gamma para ver si podía conseguir un turno”. En el reconocido instituto violaron todos sus derechos como paciente. “Pedí una ecografía y les expliqué que lo quería hacer particular porque no quería que esto saltara en la obra social, por miedo a que se entere mi familia” relata.
La secretaria de Gamma le dijo: “Seguramente sos una mata de bebés”. En ese momento Macarena rompió en llanto en medio de la calle. Este hecho se configura como un acto de “violencia contra la libertad reproductiva” y un “trato deshumanizado, cruel, deshonroso y humillante ejercido por el personal de salud”, tanto público como privado, “en el contexto de la atención del embarazo”, ambos tipificados en la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.
Además, los dichos de la administrativas configuran una violación a la nueva ley 27.610 que en su art. 5º explica los derechos en la atención de todas las personas gestante en los servicios del sistema de salud. “La IVE se debe garantizar en un plazo máximo de diez días y el personal de salud debe garantizar las siguientes las condiciones mínimas y derechos en la atención del aborto y postaborto: como el trato digno y la privacidad del paciente”, suscribe la norma.
Luego de que Macarena viviera esas dilaciones, el Area de Salud Sexual del Siprosa logra conseguirle un turno con un ecógrafo “amigable”, sin embargo continúa siendo en el servicio privado de salud privado donde la consulta le costó $900 pesos de forma particular. Desde el Siprosa no pudieron garantizar la ecografía en el servicio público de salud ni hacerse cargo de los costos de la derivación, violando el art 6 inc.b y artículo 10 inc. b) y c) de la ley IVE.
El ecógrafo no le hizo “escuchar los latidos ni ver las imágenes”, resalta. Para ella fue un signo positivo luego de las dos experiencias anteriores.
Llegó el misoprostol en el CAPS del barrio
El jueves por la mañana, la joven de 22 años recibió un WhatsApp de Salud Sexual con la noticia de que el misoprostol ya estaba en el Centro de Atención Primaria de la Salud (C.A.P.S) en su barrio. “Me fui rápido al CAPS y tuve que esperar mucho tiempo hasta entrar al consultorio ginecológico”. Allí le dijeron que era el caso N° 10 de IVE en ese centro de atención. Macarena tuvo la sensación de “estar en otro tiempo”. “Mirá te garantizamos estas pastillas”, le dijo la ginecóloga del CAPS y le entregó la caja de misoprostol para que se realice la IVE de manera ambulatoria. También le leyeron el consentimiento informado, previsto por el Art. 7 de la 27.610, y lo firmó sin dudar. Estaba decidida.
Mientras tanto el efector de salud asignado por el 0800, Lucas, iba siguiendo los pasos a través de whatsapp. Ella le mandó fotos de la caja de misoprostol cuando salió del consultorio. Si por alguna razón no se otorgaban, el efector de salud se comprometió a garantizarle el medicamento.
“Cuando la ley cumplia un mes de su sanción yo estaba practicandome un aborto”
En el call center no le reconocieron los días que la joven asistió a las ecografías y, aunque les explicó la situación mandándoles los certificados a sus jefes, para la empresa ya tenía dos ausentes injustificados. “Por eso, si o si tenía que hacerlo el fin de semana”, explica.
“Tuve que esperar una semana entera. Cuando la ley cumplía un mes de su sanción yo estaba practicándome un aborto con el misoprostol que me dieron en el CAPS”. Ella emocionada no lo puede creer “sentí que estaba en el siglo XXV”.
Macarena es una militante por el derecho al aborto legal, incluso estuvo presente en la vigilia que organizó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto el 29 de diciembre en plaza San Martín. Para ella haber conquistado un derecho y ejercerlo es todo un logro personal porque a pesar de estar a favor, “me sentí mal anímicamente toda semana que estuve esperando el aborto, tenía mucha vergüenza, prejuicios y culpa, heredada de mi formación como ex catequista, Pero realmente no quería esto ahora. Quiero que mi maternidad sea deseada.”, asegura.
La joven no contaba con un lugar para realizarse el aborto porque en su casa no sabían ni de su embarazo, ni de su decisión de no continuarlo. Aún vive con sus padres. Entonces tuvo que hacerlo en la casa de un amigo, acompañada de su pareja y con una tropa de amigos que prepararon actividades para todo el sábado por la noche, que incluyeron juegos de mesa y chocolatadas. “Me he apoyado lo más que he podido en mi amigo y en mi novio”.
La importancia de la experiencia socorrista para el sistema de salud
La joven por lo menos tuvo contacto con tres profesionales de la salud, dos de ellos asignados por las Áreas de Salud Sexual y Reproductiva de Nación y Provincia que la guiaron de manera telefónica para acceder al misoprostol. Sin embargo, Macarena eligió una obstetra feminista para que la guíe el día en el que iba a realizarse la práctica. Todavía tenía dudas sobre el método, que hasta hace menos de tres meses, era ilegal si se trataba de terminar un embarazo de manera voluntaria.
La obstetra guió a la joven mediante una videollamada. “Ella me tranquilizó” expresó. Le brindó diferentes testimonios que le habían quitado a Macarena “el miedo a morir”, su conocimiento profesional lo complementó con todo lo aprendido mientras estuvo en Socorristas en Red, una organización que ofrece información sobre usos seguros de medicación para abortar y acompañan las decisiones y procesos de aborto medicamentoso, según los protocolos de la OMS.
Este medio habló con la obstetra que acompañó a Macarena y le preguntamos sobre qué falencias notó en el acceso a la IVE: “Tenía muchas dudas sobre la medicación, nunca le dijeron que medicamentos eran compatibles y cuáles podían ser peligrosos. El aborto ambulatorio no es solamente proporcionarle el misoprostol”.
“Además no le proporcionaron atención psicológica o un acompañamiento más cuidado. Por suerte Macarena la tiene un poco más clara porque tiene un recorrido feminista que le permitió llegar hasta mí o a los contactos que se necesitan en estos casos” agregó.
Los malestares como la “culpa o la vergüenza” , incluso “el miedo a morir” son los resabios que provocaron tantos años de clandestinidad e ilegalidad, dejando huellas en nuestro inconsciente perpetradas por sectores, que aunque ya sea legal, criminalizan la práctica de manera simbólica.
Controles pos aborto
A los 10 días de haberse realizado la práctica, Macarena se hizo un control pos aborto en un consultorio privado. La joven tiene derecho a un acompañamiento para el cuidado de la salud e información adecuada, así como la provisión de los métodos anticonceptivos previstos en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y en la ley 25.673.