Hablamos con Victoria Flores Fassola, activista cannábica y estudiante de la licenciatura de Ciencias Biológicas sobre las perspectivas desde la reglamentación hasta la legalización
Victoria Flores Fassola tenía 19 años cuando, a partir de una crisis epiléptica, descubrió el consumo de cannabis medicinal. “En mi casa no querían saber nada con una planta prohibida, pero yo empecé a investigar y llegué al doctor Russo, especialista en drogas, que hablaba que el cannabis curaba la epilepsia y que había mucha gente tratándose con la planta”.
“Le transmití esto a mis padres y me permitieron empezar a cultivar para hacer mi medicina en casa”. Esa fue la primera conquista de Victoria, quien hoy, 10 años después, es activista y estudiante de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Tucumán.
Con la intersección de los saberes aprendidos en la institución y su militancia comenzó a dar cursos sobre la historia de la planta y hacer tu propia medicina. “Empecé a militar promoviendo el autocultivo, que cada persona tenga las herramientas suficientes para que de una semilla, obtener toda esa terapia y esa tranquilidad que nos da la planta” afirma.
En Argentina en 2017 se aprobó la Ley Nacional 27.350 de Cannabis con el objetivo de promover “la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta”. Desde entonces está pendiente la reglamentación de la norma para que pueda comenzar a regir en todo el territorio nacional.
En diciembre, el gobierno nacional inició un proceso que culminó con la elaboración de una propuesta para una nueva reglamentación de la Ley 27.350 con la que se busca, entre otros puntos, aumentar la producción y facilitar el acceso de este tipo de tratamientos.
Después de más de 10 reuniones realizadas desde febrero, en julio de este año, se generó el encuentro del Consejo Consultivo que incluyó una ampliación de la representación de actores sociales, organizaciones civiles y de las universidades para avanzar en la regulación del autocultivo, el expendio en farmacias y proyectar cultivos y producción pública.
Ahora el Ejecutivo a cargo de Alberto Fernández le dará ahora una reglamentación más amplia y permisiva, lo que supone una primera victoria para las organizaciones aunque dista del objetivo final: la legalización.
Para la activista la reglamentación “va a permitir un registro de cultivadores yquienes tengan una receta médica se les permita cultivar cannabis y, a su vez, también se van a poder crear cultivos colectivos desde distintas ONG o cultivadores solidarios”.
Sobre este último punto “todavía no ha salido una resolución sobre cuántas plantas se pueden cultivar. Todos esos límites no han sido hablados. De hecho, esta reglamentación todavía no ha salido en el Boletín Oficial”.
Fassola tuvo acceso al borrador que propone el Ministerio de Salud para la Ley de Cannabis en donde señalaría que quienes “no estén inscriptos en el programa para cultivar van a poder tener acceso en farmacias que van a estar habilitadas para tal fin o podrán acceder a través de importaciones de productos al país”.
La ley prevé la “investigación y desarrollo científico de la planta de cannabis” y agrega que “se va a ampliar el acceso para desarrollar proyectos en otros organismos de ciencia y técnica, universidades, organizaciones de la sociedad civil y sociedades científicas, antes lo podían hacer solamente el INTA y Conicet”.
La reglamentación de la Ley de Cannabis habla sólo sobre el “uso medicinal” de la misma, no sobre la legalización del consumo. Para ello habría que modificar la Ley de Drogas, que según las declaraciones recientes del Ministerio de Seguridad a cargo de Sabrina Frederic, ya se estaría trabajando sobre el tema.
Desde muchos sectores se está pidiendo por el “uso adulto de la cannabis” porque “la legalización va a abrir nuevas fuentes de acceso y conocimiento -a pesar de su ilegalidad hay bastante publicación científica- pero aún hay bastantes peleas”, explica Fassola.
“Aunque muchos vemos como uso terapéutico a todo consumo de cannabis, la legalización va a permitir un acceso más poderoso a la información y más neutral en cuanto a los efectos”, agrega.
A partir de todos los modelos de legalización de cannabis en el mundo como los de Uruguay y Canadá, la “legalización argentina puede optar por distintas posibilidades y acceder a la correcta” subraya.
“Creo en el empoderamiento que tiene cada persona de elegir, de elegir qué quiere para el cuidado de su salud e integridad física y emocional. Sobre todo en la conexión con una planta que nos puede dar un acceso a un amplio espectro de terapias”, finaliza.
Excelente nota! La legalización es un derecho!