Esta tarde se realizará la 4ta marcha nacional contra los travesticidios y transfemicidios. En Tucumán, estarán presentes las familias de Ayelén Gómez, Cynthia Moreira, Lourdes Reinoso y Gala Perea.
Hoy se cumplen 50 años de la revuelta de Stonewall, el hecho que abrió un nuevo capítulo en la lucha por los derechos de las disidencias sexuales. En el marco de esta fecha, y ante la dramática realidad del colectivo trans, uno de los más vulnerables de la comunidad LGBTIQ, se realizará la 4ta Marcha Plurinacional Contra los Travesticidios y Transfemicidios. En Tucumán, las familias de Cynthia Moreira, Ayelén Gómez, Gala Perea y Lourdes Reinoso, marcharán juntas para que sus muertes no queden impunes y su memoria esté presente.
Desde La Nota, entrevistamos a Laura Moreira y a Yohana Goméz, hermanas de Cynthia y de Ayelén, dos víctimas del sistema transodiante que relega a la calle como único destino a aquellas personas que desafían el binarismo de género.
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Después del asesinato de Cynthia Moreira en febrero de 2018, Laura se puso al hombro la causa judicial y la memoria de su hermana. Desde que se confirmó que el cuerpo desmembrado y calcinado que había sido hallado en una vivienda abandonada en San Miguel de Tucumán era de Cynthia, cada martes recorre la Plaza Independencia junto a la Comisión de Familiares Víctimas de la Impunidad.
Hay algunos martes que Laura no puede ir por su trabajo. La semana pasada, fue un poco más temprano a llevarle un banner a Neri Corbalán, la mamá de Mariana González, que desapareció hace cinco años. Cada vez que llovía no podía sacar su cartel porque era de papel. “Estamos en la lucha juntos, ayudándonos y conteniéndonos”, dice Laura.
En una de las primeras marchas por Cynthia, en mayo del 2018, marcharon más de cinco kilómetros desde la Banda del Río Salí, localidad de la que era oriunda, hasta la Plaza Independencia para reclamar justicia. También convocaron a movilizaciones en la puerta de Tribunales y, gracias al incansable esfuerzo de Laura, la causa tendría algunos avances. “A partir de diciembre, escarbando llegue a otras chicas trans que no conocía y me fui ganando su confianza para que puedan hablar. En base a esas declaraciones fueron investigando. Las únicas que nos pueden ayudar son ellas, las chicas. Y de a poco, a medida que pasa el tiempo van perdiendo el miedo”, contó a La Nota.
Como Susana Trimarco, que en la búsqueda de su hija Marita Verón se logró colar en los lugares más oscuros de la noche, Laura traspasó las fronteras de la comodidad su casa, su trabajo y lugares conocidos. “Yo no tengo miedo, siento que Cynthia me acompañaba a todos los lugares en los que me metí”. Laura y su familia saben que el asesinato de Cynthia estuvo vinculado a la prostitución y a la droga. Pero también entienden que hay un Estado ausente y una sociedad que discrimina a las personas trans, y que la prostitución y la droga no vienen solas.
En Argentina, las personas trans tienen una esperanza de vida de entre 35 y 40 años. Esa franja etaria mejoró a partir de la Ley de Identidad de Género, aprobada en 2012. Pero desde entonces, no hubo ninguna otra política pública que tienda para mejorar la vida de las personas trans. La prostitución sigue siendo una de las pocas posibilidades de subsistir y sobrevivir. La activista travesti Violeta Alegre explicó en Agencia Presentes: “Las travestis y trans tenemos un promedio de vida de 35 años y quienes no morimos asesinadas lo hacemos por falta de acceso a derechos básicos que el Estado nos niega. A eso le llamamos “travesticidio social” y sólo este año ya llevan muertas más de 30 compañeras por vivir en los márgenes”.
Cynthia tenía 25 años.
“Estamos esperando los resultados de la investigación que hicieron desde diciembre”, cuenta Laura con voz esperanzada. “Para que vos veas lo difícil que es el mundo de la droga. Todo el mundo sabe quiénes son los transas, los soldaditos que trabajan y el líder. No podés ir y entrar de lleno”.
“Nosotros no cortamos tribunales porque yo soy, disculpame la expresión de mi palabra, pero soy como un grano en el culo para la policía”. Laura aprendió rápidamente como funciona la justicia en Tucumán. “Voy todos los miércoles a tribunales. Estoy ahí constantemente, soy la espina de ellos. Porque si no nadie hace nada”.
Justicia por Cinthia Moreira, la unión hace la fuerza.
“Hemos logrado este grupo. Se fue conformando en el andar, cuando hacía alguna convocatoria por Cynthia las chicas trans se empezaron a sumar y ahora tenemos un grupo de wathsapp. Siempre están dispuestas a participar y sienten que es una familia grande que creció. Estoy muy cerca y nos contenemos muchas veces. Soy como su psicóloga – se ríe-, viven en un mundo que no conocemos o lo vemos desde lejos, viven muchas cosas tristes. El doctor Garmendia me da una gran mano. Yo lo hago desinteresadamente, me da mucha lástima todo lo que viven. Cynthia vivía con nosotros, tenía su cuarto, sus cosas, hay chicas que están en situación de calle y eso me duele“, relata Laura.
Antes de que participara en la primera marcha por Cynthia, se comunicó con la familia de Ayelén Gómez, otra trans asesinada. Cuando falleció Gala Perea, de 19 años, hace menos de una mes asesinada por su novio, Laura se fue hasta Famaillá para acompañar a la familia. “Las llamé para que también participen de la marcha del viernes, junto a la familia de Lourdes Reynoso”. A Lourdes también la mató su pareja, en enero de 2018 en Río Nio. Tenía 30 años. Entre todas las familias llevarán adelante una radio abierta para visibilizar estos casos, que reflejan la vulnerabilidad a la violencia particularmente de las mujeres trans.
“Y como nosotros decimos que la unión hace a la fuerza, le damos el espacio a la familia de Milagros Avellaneda y Benicio, que se cumplen 32 meses de la desaparición. Y la familia de Dahiana Garnica y Mariana Gonzalez. Me siento identificada por que también pasamos por lo mismo. Gracias a dios se acercaron muchas personas a nosotros. La hermana de Gala no podía creer que hayamos cruzado el puente de la Banda hasta la Plaza Independencia”, cuenta Laura.
El caso de Ayelén Gómez
El travesticidio de Ayelén tuvo un alto impacto en la provincia, sobre todo en la comunidad trans. A partir de entonces, se movilizaron marchas y el pedido de justicia y la lucha por el cupo laboral trans estuvo presente en cada movilización política feminista.
A casi dos años, la causa sigue esperando ser elevada a juicio y el único sospechoso del crimen quedó en libertad luego de cumplir la prisión preventiva. No se logró que se cambie de carátula a travesticidio/transfemicidio, solo que se respete su identidad dentro del expediente, ya que Ayelén no había logrado terminar de tramitar el cambio registral de su DNI.
Desde Andhes, presentaron un escrito en el Ministerio Público Fiscal solicitando que se empiecen a nombrar estas causas cómo tienen que ser: Transfemicidios/Travesticidios. Sin embargo, no recibieron ninguna respuesta sobre el pedido para que caratulen o contabilicen como tal.
A pesar de que este asesinato desnudó la realidad de la población travesti/trans de Tucumán, no hubo ningún avance en materia de políticas públicas para revertir la situación. Los proyectos de ley de Cupo Laboral Trans siguen guardados en algún cajón de la Legislatura.
Yohana es una de las hermanas de Ayelén que estará este viernes presente. “Esto no se ha movido más, ha quedado completamente quieto y no ha avanzado en nada. Nosotros como familia no sabemos cuáles son las medidas que hay que tener para estar más al tanto de lo que pasa. Todavía no sabemos qué pasó el día del asesinato. No sabemos si tomaron muestras de ADN, pienso que mi hermana se habrá defendido, y que podría tener algún resto de piel en sus uñas”, relata.
El único sospechoso fue captado por cámaras de seguridad junto a otra persona que no pudo ser identificada, cerca de donde fue encontrado el cuerpo de Ayelén. Esa es la única pista.
“Vamos a ir a la marcha el viernes, queremos que la causa avance y ahí tendremos una oportunidad de hablar. Quizás con esto se quiera empezar a mover un poquito más. Si no es visible no se mueve y nadie le lleva el apunte”. A veces, la justicia de Tucumán funciona de esta forma. Claro ejemplo de lucha es Alberto Lebbos, con el crimen de Paulina.
La familia de Ayelén quedó muy golpeada después del asesinato. “Mi mamá sigue sin comprender lo que pasó. Siente que haga lo que haga nadie le va a devolver la vida de Ayelén. A veces nos cuenta que de noche llora, y me dice que lo que más quiere es verla en sueños, y no puedo ni siquiera soñarla. Se ha venido totalmente abajo cuando ha pasado esto”.
Yohana vive con su familia cerca de los Gutiérrez. Su mamá vive en Ranchillos. “Me imagino que estos días no debe estar bien ella porque justo al otro día de la marcha iba a estar cumpliendo años”.
Ayelén cumpliría 32 años.
“Laura está en el mismo lugar que nosotras con esto tan feo que nos ha pasado, de perder de esa manera tan violenta a nuestros seres queridos. Sabemos que la vida de ellas nadie nos devuelve, pero si vamos a tener un poco de tranquilidad sabiendo que se hecho justicia. Y ellas van a descansar en paz sabiendo que se ha hecho justicia por lo que a ellas les han hecho”, expresa Yohana.
Laura le mandó un mensaje a Yohana para que se encuentren en una de las marchas contra los travesticidios. “Nos fuimos conociendo y nos fuimos uniendo, para que entre ambas familias llevemos adelante esto. Y ella me dice que nos tenemos que apoyar, porque si no nos apoyamos nadie nos escucha, no vamos a tener respuestas y esto va a ir quedando en la nada.”
“La gente no se da cuenta del sufrimiento que ellas llevan, lo que tienen que soportar, que son discriminadas, que no pueden acceder a un trabajo digno por que no se los dan, y muchas veces, aunque las familias no quieran, ellas no quieren ser mantenidas de nadie, no quieren esperar nada de nadie. Entonces, muchas veces eso es lo que las obliga a trabajar en la calle. Nosotros le hablamos un montón a Ayelén, que no ande en la calle, que la íbamos a ayudar”, cuenta Yohana.
Años antes de ser asesinada, Ayelén había denunciado a la policía de Tucumán. En su testimonio contó que fue detenida arbitrariamente cuando regresaba a su casa y en la comisaría fue violada por un policía, obligada a realizar sexo oral a otro y recibió insultos y amenazas. Después de eso se fue a vivir a Buenos Aires. No es el único caso. Celeste, una travesti tucumana llevó a juicio a varios policías acusados de haberla secuestrado en 2012, abusar de ella, torturarla e impedir que se pusiera en contacto con familiares y abogados. Celeste pudo escapar y denunciar, pero el juicio terminó con la absolución de los policías.
Ayelén estuvo tres años en Buenos Aires. Cuando volvió, estaba con problemas de adicciones y su familia preocupada. “Mi mamá se acuerda siempre que ese día le decía no te vayas, a donde vas a salir, le decía mi mamá, hace frío. Y ella le decía no te preocupes, ya voy a volver“. Esa fue la última vez que la vieron con vida.
“Nunca jamás nos imaginamos que nos toque perder un ser querido, que le hayan quitado la vida, no se quien, no sé por qué. Y si habría un porque creo que nadie merece”. Su hermana contiene las lágrimas mientras un silencio largo marca que la entrevista ha concluido.
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Desde el año 2018, una biblioteca popular lleva el nombre de Ayelén. En cada marcha los rostros de las trans asesinadas están presentes, junto a una bandera celeste y rosa que cruza ambas veredas con la leyenda “Furia Travesti”.
Esta tarde, desde las 19hs, cuatro familias, acompañadas por la comunidad de lesbianas, gays, homosexuales, trans, tranvestis y no binaries, ocuparán la Plaza Independencia para hacer visible su reclamo y levantar las banderas con los nombres de Ayelén, Chynthia, Lourdes y Gala, y junto a ellas, reivindicar a todas las trans que perdieron sus vidas a causa del odio y la desidia del Estado.