A través de las redes sociales, se difundió una convocatoria con el fin de visibilizar a las víctimas del terrorismo de estado.
Desde el año 2002, en Argentina todos los 24 de marzo se conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, para recordar a las víctimas de la última dictadura cívico-militar que se desarrolló en Argentina entre 1976 y 1983.
En el marco de esta fecha, se lanzó la campaña “30.000 Somos Todos”, con el fin de visibilizar y contar las historias de las víctimas del terrorismo de estado.
“Decidimos realizar esta convocatoria desde las redes sociales como aporte a la construcción de la memoria colectiva que nos aproxime a un país más justo”, explicaron desde la organización. “La idea es visibilizar a las víctimas del Terrorismo de Estado como forma de seguir reclamando Verdad y Justicia por las compañeras y compañeros que fueron secuestrados, torturados, desaparecidos o asesinados. No queremos que se olvide que estos actos constituyeron un genocidio para imponer una política de desigualdad extrema en la última dictadura cívico militar”.
Por eso, invitan a sumarse a la convocatoria durante la semana del 17 al 24 de marzo, adoptando como foto de perfil la de una víctima y publicar su historia.
“La dictadura no eligió al azar sus víctimas”, sostienen en un comunicado. “Eligió personas comprometidas con un proyecto popular. Funcionarios, dirigentes, militantes, trabajadores, estudiantes, cada uno con una historia diferente y a la vez con un horizonte compartido. La historia de los 30.000 desaparecidos es parte de la historia del país, de la historia de todos. Continuemos luchando contra la impunidad y el olvido. Presentes. Ahora y Siempre”.
Historias
RONDOLETTO, Jorge Osvaldo.
El caso de la familia Rondoletto es trágico, es una muestra más de la perversidad de un sistema obligado a matar, para poder perpetuarse en el poder. Jorge Osvaldo Rondoletto (Gringo), peronista montonero, nació en San Miguel de Tucumán el 11 de junio de 1952. Su escuela primaria la hizo en el colegio Manuel Belgrano y la secundaria en el Instituto Técnico. Concurrió a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Regional (UTR) -donde militó en la J.U.P.- y trabajaba en la Dirección Provincial de la Vivienda; todo esto en el mismo Tucumán. Lo secuestraron en su domicilio de San Lorenzo 1668, de esa provincia, el 2 de noviembre de 1976, conjuntamente con su esposa Azucena Ricarda Bermejo de Rondoletto embarazada de 4 meses, su hermana Silvia Margarita Rondoletto (Maestra, 27 años, apodada Flaca), su madre María Cenador de Rondoletto (Ama de casa, 58 años) y su padre Pedro Rondoletto (Comerciante, 59 años). Fueron vistos en la Jefatura de Policía de Tucumán. A todos los sacaron de la casa que habitaban, con los ojos vendados y cubiertas con bolsas sus cabezas, luego de bloquear la cuadra y cortar el tránsito. Volvieron más tarde para saquear la casa y robarles en diferentes ocasiones –tal era la impunidad con que se movían- dos automotores. Los militares que llevaron adelante este latrocinio decían defender una civilización occidental y cristiana ¿puede creérseles a la luz de hechos como éste?. Inclusive existe un testimonio sobre la madre de Jorge Osvaldo. “En medio de semejante infierno, había una presencia tierna. Era una señora mayor que estaba con las chicas. Tenía una imprenta cerca del Mercado de Abasto. Ahora se que se trataba de Doña María de Rondoletto. La habían torturado brutalmente para que confesara el domicilio de una hija militante, sin obtener resultado alguno. La llamábamos ‘La Madre’, y realmente lo fue para las prisioneras, que encontraron en ella cuidados y consuelo. Supo imponérseles a los gendarmes y los obligó a que le dieran algunos elementos para atender a las chicas, cuando volvían destrozadas de las sesiones de tortura. Realmente, sólo la presencia de ‘La Madre’, en aquel sitio me permitió seguir creyendo que aún existía Dios”. (Del testimonio de M.C.V. sobreviviente del Campo Clandestino de Concentración en la Compañía de Arsenales “Miguel de Azcuénaga”. En “Madres de Plaza de Mayo” N° 48. Diciembre 1988).
Ramos, José Eduardo y Cerrota de Ramos, Alicia Dora, estaban casados. Ella tenía 27 años y era estudiante y él 24 y era periodista del diario Noticias y de Canal 10. Fueron secuestrados de su domicilio en San Miguel de Tucumán. José fue visto en el CCD Jefatura de Policía de Tucumán en diciembre de 1976 y el 1 de septiembre de 1977. Alicia fue vista en el mismo lugar en junio de 1977. Alicia estaba embarazada y habría dado a luz durante su cautiverio. Se desconoce su destino.
Eduardo escribía poemas y dos veces obtuvo el primer premio de poesía en concursos organizados por la Universidad Nacional de Tucumán. Por su afán de dedicarse con más tiempo a su profesión de periodista, rindió el último año libre del secundario. Sus primeros pasos profesionales los dio en el Diario Noticias, donde trabajaba junto a su padre Pedro Ramos, un destacado hombre de prensa; después ingresa en el diario La Tarde, el vespertino de La Gaceta, y unos meses después, con 19 años y recién casado con Alicia Cerrota, pasó al equipo de Canal 10.
Salim Chalfoun, Carlos Juan. Desaparecido el 2/10/75. Tenía 23 años. Era estudiante de Arquitectura. Vivía en la calle Junín 483 de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Ell día 2 de Octubre de 1975 a hs. 14.30, se retiró de su domicilio luego del almuerzo y desde entonces no se ha vuelto a tener noticias de él pese a las diligencias realizadas ante dependencias de las Fuerzas Armadas y policiales nacionales y provinciales como también ante autoridades civiles y religiosas, sin lograr ningún tipo de información positiva sobre qué sucedió con él ni sobre su situación física y jurídica. En la misma tarde de su desaparición fuerzas públicas realizaron un allanamiento en una casa de la calle San Martín entre la Av. Mitre y 12 de Octubre, donde Carlitos tenía instalada una oficina de dibujo arquitectónico con un compañero, Juan Martín.
Carlos SalimEn testimonio de Juan Martín, éste dice haber escuchado que Carlitos estuvo en Jefatura de Policía. También mediante los entonces Senadores Paz y Salmoiraghi, quienes a su vez tomaron contacto con el Gral Adel Vilas, le informaron a la familia que lo tenían detenido en Famaillá, que su situación era grave y que no lo volverían a ver en mucho tiempo. A partir de este momento y las innumerables cartas, pedidos de Habeas Corpus (todos rechazados) y denuncias realizadas, no supieron nada mas de él.
Carlos SalimCarlitos, al cuál también apodaban ‘Nallita’ o ‘Ramón’ , no tenia antecedentes policiales. Simultaneamente con su actividad de estudiante de arquitectura, se desempeñaba como dibujante proyectista en una empresa constructora y como sobrestante de construcción de edificios. Políticamente estaba enrolado en la Juventud Peronista. Le gustaba pasar sus ratos libres en familia y escribir poemas.
Iramain, María Trinidad. Licenciada en Artes y empleada de la Dirección de Turismo de la Provincia de Tucuman. Fue secuestrada el 24 de julio de 1976 .”Trini” fue vista por última vez en el Arsenal, pero continúa desaparecida. Tenía 36 años, estaba casada y tenía dos hijos, de 2 y 3 años,la secuestraron delante de su familia.
Falú, Luis Eduardo. “Lucho” Falú fue secuestrado a los 25 años, el 14 de septiembre de 1976, algo más de un mes después de que se reuniera con dos agentes del Servicio de Inteligencia, quienes lo amenazaron concretamente: “Hacé una lista con los nombres de esos zurditos amigos tuyos”, le dijeron, según contó después a un familiar.
Como Falú se negó, lo secuestraron a 50 metros de su casa, al mediodía, cuando volvía de su trabajo en Gas del Estado. Ese caso formó parte del juicio por crímenes de lesa humanidad en la Jefatura de Policía y la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga.
En esas causas, que engloban a más de 200 víctimas, están imputados 41 personas, entre ex militares, ex policías y ex gendarmes, dos civiles y un sacerdote.
Un gendarme testigo de la Megacausa sobre delitos de la dictadura en Tucumán, contó que los prisioneros ignoraban lo que les iba a pasar al momento de la ejecución. De noche, vendados los ojos y maniatados, una decena por vez eran llevados a pie hasta las fosas, rellenas con cubiertas viejas, aceite de motores usado y gasoil. A la luz de linternas y faroles, se los hacía arrodillar en el borde y detrás de cada uno se paraban oficiales que les pegaban un tiro en la cabeza. No hacía falta rematarlos ya que luego las fosas se incendiaban.
Así era, en 1976 y 1977, el fin de los prisioneros del Arsenal Miguel de Azcuénaga y de otras cárceles clandestinas de Tucumán a quienes se llevaba en camiones del Ejército para ser también asesinados allí. De las ejecuciones participaba en ellas el general Antonio Bussi, entonces comandante de la Quinta Brigada de Infantería y gobernador de facto de Tucumán, y otros altos oficiales. Desde unos 6 o 7 metros de distancia, el testigo vio como Bussi mató de esa manera a Luis Falú. Este le había dicho su nombre en una ocasión en que fueron juntos a recoger leña y se le grabó por el hecho de que era sobrino del folclorista Eduardo Falú.
En Julio de 2016, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de Falú, en el Pozo de Vargas. “Para nosotros es una noticia reparadora”, dijo su hermano Juan Falú. Su madre Esther, de 99 años, murió pocos días después.
El 21 de marzo de 2016 la Universidad de Tucumán lo homenajeó con una serie de actos que incluían la donación de sus libros por parte de la familia.
Desaparecida el 7/8/76.Diana tenía 23 años. Era la hija del famoso historietista Héctor Oesterheld. Tenía un hijo de un año, Fernando, y estaba embarazada de cuatro meses cuando desapareció. Militaban en Montoneros.
Diana fue secuestrada en San Miguel de Tucumán por la policía de Tucumán, junto con su hijo Fernando. Fernando fue abandonado como “NN” por la patota policial en la Casa Cuna de la capital tucumana. Después de varios intentos fue recuperado por sus abuelos paternos. La casa donde vivían fue ocupada por Albornoz, el jefe de la policía tucumana, y su mujer.
Raúl fue asesinado en 1977, un compañero vio su cadaver en la Jefatura de Policía.
Las hermanas Oesterheld Diana fue vista en la Jefatura de la Policía de Tucumán. Fue llevada a “Campo de Mayo” donde dio a luz.
Su padre y sus tres hermanas, Estela, Marina y Beatriz también fueron desaparecidos o asesinados.