“¿Qué dirá de nosotros el futuro cuando seamos ancestros?”

La artista visual brasilera, Raquel Rodrigues, expondrá en El árbol de Galeano – club cultural desde los primeros días de agosto. Identidad, memoria y origen son algunas reminiscencias de su trabajo.

El 3 de agosto, a las 21.00 hs, el grupo cultural RASTRO dará inauguración a la muestra Ancestralidad de la artista nacida en Santos, Brasil, Raquel Rodrigues.

RASTRO es un grupo con base en Tucumán que busca generar nuevos vínculos entre las artes y su comunidad, a través distintas actividades culturales. Considerando los objetivos de RASTRO, el lazo con el trabajo de Rodrigues parece cercano e incluso encuentra correspondencia hasta en el nombre del grupo.

Ancestralidad

“Esta muestra versa sobre un rescate de memoria ancestral, un homenaje y reflexión sobre pueblos nativos, un pensamiento sobre la crisis de
representatividad y de los valores que asolan la contemporaneidad, un análisis acerca de nuestra identidad y esencia”, explicó Raquel en una síntesis conceptual.

Raquel Rodrigues nació en Santos, Brasil, graduada en Artes Visuales en São Paulo, actualmente reside al sur de Minas Gerais. Su producción, cargada de sentido antropológico y social, se materializa con el uso de diversos soportes que recorren el mundo textil y visual. Raquel recorre el tiempo en medio de una temporalidad que se percibe en bordados, rostros, palabras y huellas.

Aceptar la diversidad, siempre

Cristina Alves, indigenista de la Fundación Nacional del Indio (Brasil), redactó el siguiente texto que acompaña a la muestra que Rodrigues presentará en El árbol de Galeano – club cultural

Pensar la ancestralidad nos lleva mucho más allá de los límites de un itinerario turístico, demanda un viaje hacia un movimiento introspectivo de escucha y mirada; una nueva manera de relacionarse con el mundo.
En contraposición a la cultura del consumo y descarte, con sus valores superficiales y desgastados, sumergirse en las raíces y en la memoria ancestral es un camino de fortalecimiento y pertenencia. Imbuidos en ella, nos sentimos pertenecientes a un legado que nos mantiene unidos, hermanados. Nuestros ancestros se vuelven vivos cuando nos acordamos de ellos, contamos sus historias, recontamos lo que dijeron e hicieron. La ancestralidad nos acerca a la eternidad, pues nunca muere lo que siempre es recordado.
La fina percepción de Raquel nos lleva a una reflexión ancestral sobre el continente americano: ¿en qué momento se hizo necesaria la ruptura entre los
pueblos nativos y los extranjeros que aquí llegaron? ¿Por qué continuamos alimentando la herida colonial preconcebida, decadente y superada, cuyo
legado desagua en la crisis de representatividad y de valores en que nos encontramos? ¿Cómo expresar nuestra verdadera identidad, nuestra esencia,
si seguimos negando nuestra diversidad original?
Utilizando el tejido, soporte femenino, delicado, y ancestral – la artista nos coloca cara a cara con la ancestralidad nativa, relegada y oscura, condenada al olvido por las contingencias de nuestra época. Su propuesta nos pone en contacto con los pueblos originarios, de Alaska a la Tierra del Fuego. Estamos frente a frente, en un viaje a nuestros ancestros más profundos, anteriores a todo lo que el continente pensó ser o, quizás, podría haber sido.
Son fuertes y bellos los que miramos. ¿Seremos nosotros también? ¿Y qué dirá de nosotros el futuro, cuando llegamos a ser ancestros?
Muchos son los viajes que nos propone la mirada ancestral de Raquel Rodrigues”.


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