La Pintura Como Bandera

La nueva muestra individual de pinturas que Agustín González Goytía, artista tucumano radicado en Capital Federal, inauguró el pasado jueves 14 de septiembre, en Pasto Galería, y que se titula “Ultramundo”.

  “Ultramundo es el mundo de los muertos, para aquellos que conservan aún la memoria antigua es descender a los infiernos”, escribió Roberto Amigo en el texto que piensa y acompaña la nueva muestra individual de pinturas que Agustín González Goytía, artista tucumano radicado en Capital Federal, inauguró el pasado jueves 14 de septiembre, en Pasto Galería, y que se titula justamente “Ultramundo”.

  En la sala, el espacio de tránsito está interferido por el espacio representado: una serie de mástiles sostenidos por bases de cemento —que han tomado la forma de las macetas usadas como moldes mediante la técnica del vaciado— enarbolan la presencia de la pintura. Allí cuelgan telas pintadas, manchadas de color que fue líquido. “Los estandartes colocados en el ámbito cerrado no pueden flamear, por lo tanto, ocultan la imagen que contienen: solo es permitido percibir aquello que el pliegue, en la caída del textil, nos permite observar”, dice Amigo. Las pinturas-banderas están organizadas como una formación que podría remitir al orden propuesto por las instituciones educativas y de defensa territorial, y pueden también evocar una situación bélica. En el texto que acompaña la exposición, aparece la cita a una formación militar que se enfrenta a la eternidad y a la nada.

  En el muro de la sala, una inmensa pintura repite las formas y los colores de las “banderas”, pero se despliega como una escenografía, como un paisaje, uno apocalíptico, donde la pintura se diluye en las distancias entre diminutas figuras que marchan, se caen, se hunden en la materia que las hace presentes. La escena narrativa comienza en tela, pero sale al espacio entre la pintura y los objetos, entre la pintura y quienes visitan la exposición, incomodados por el breve espacio para desplazarse y por la imposibilidad de tomar distancia.

  “Me interesa la manera en la que la pintura se disuelve en la tela cruda, cómo es absorbida por el soporte, tiñendo más que pintando. Las formas se diluyen, como la memoria se esfuma, desaparece y emerge de la niebla, de este modo aparece la pintura. Trabajo con imágenes locales como referencia y algunas que pertenecen a otras ciudades. Traduzco todo este material a la pintura, componiendo un pastiche arquitectónico, emulando el modo en que estos estilos fueron puestos en mi país”, escribió González Goytía en uno de sus cuadernos.

  El clima apocalíptico, organizado y diluido, podría ser una historia de zombis o una metáfora de una tierra de ausencias donde se marcha con pancartas para preguntar dónde está un cuerpo; pero yo creo que es una historia de la pintura. Agustín pinta, y en su acción solitaria —¿para un otro?— desafía a la propia pintura, la lleva más allá, sin llegar a renunciar a la representación de escenas y a la presentación de la propia pintura. Los colores se ensucian, se diluyen, ya no parecen pigmentos añadidos a un lienzo, sino que se ven como el color del propio lienzo, el color que tiene impregnado, en el que ha sido sumergida la tela. La pintura así, absorbida en el cuerpo, como un tatuaje, como una bandera.

 Por Andrei Fernández

  “Ultramundo”, de Agustín González Goytía, permanecerá expuesta hasta el 4 de noviembre en Pasto Galería (Pereyra Lucena 2589, CABA).

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