CrossFit: un arma de doble filo

Cualquiera que esté un poco al día en materia de deportes y gimnasios habrá oído hablar alguna vez sobre el CrossFit, un tipo de entrenamiento que hizo furor alrededor del mundo y Tucumán no está exento.

Para los que aún no se hayan enterado, el CrossFit nació como entrenamiento para policías y militares en California y “se define como un sistema de entrenamiento de fuerza y acondicionamiento basado en ejercicios funcionales constantemente variados realizados a una alta intensidad.” Este deporte es toda una tendencia ahora mismo con miles y miles de practicantes por todo el mundo. Pero siendo uno de los deportes que más adeptos ha ganado en los últimos años, ha ganado también una buena banda de detractores.

El CrossFit ha triunfado en la sociedad por ser algo innovador, por mezclar varios ejercicios y de forma dinámica, y a su vez un carácter competitivo entre los clientes del mismo centro que les hace apoyarse mutuamente para lograr los objetivos y también intentar ser mejor que el de al lado.

Al consistir en circuitos con muy poco descanso entre intervalos, exige del practicante bastante esfuerzo y unas pulsaciones elevadas durante prácticamente toda la sesión, que no debe durar más de unos 50 minutos.

A través de los entrenamientos trabajas la resistencia, fuerza, potencia… por lo que es bastante completo. También destaca que, aun siendo individual, socializas con los demás compañeros de entrenamiento, compartes tus progresos en las pizarras del gimnasio…etc.

Sin embargo (no todo es de color de rosa), ha sido objeto de numerosas críticas debido en parte a que al ser un ejercicio de alta intensidad, numerosas personas han sido víctimas de desmayos, mareos, vómitos, lesiones de todo, etc… Personas que seguramente no se habían hecho un examen médico antes de comenzar a entrenar para ser consciente de su capacidad y la permanencia de instructores e instructoras no capacitadas totalmente para responsabilizarse de la integridad físicas de alumnas y alumnos a su cargo.

A esto se le suma el que, dada la naturaleza de la actividad (hacerlo todo antes que el otro, más pesado que el otro…) sacrifican la técnica de los ejercicios antes de sacrificar tiempo o peso en la barra.

Es muy fácil dejarse llevar por el rigor de la competencia, por querer ser mejor y desear que todo llegue cuanto antes. Por eso veo importante que haya una concienciación de que primero ha de aprenderse la técnica perfectamente, construir la casa poco a poco y con buenos cimientos para que luego el progreso esté bien asentado y no se produzcan las lesiones tan comunes que por desgracia se ven a nada que busques un poco.

Es muy importante que quienes quieran iniciarse en esta actividad se hagan los chequeos médicos necesarios y aseguren que su instructor/instructora es alguien especializado en el tema, de lo contrario la disciplina lejos de contribuir a tu salud y estado físico, logrará todo lo contrario.

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