“Animarse a gritar”: los últimos ejercicios literarios que dejó la escritora Mercedes Chenaut

Luego de luchar contra una larga enfermedad, este domingo falleció la escritora tucumana Mercedes Chenaut. Tenía 63 años y fue una de las creadoras del taller literario “Aminarse a gritar”.

Licenciada en Letras por la Universidad Santo Tomás de Aquino, Chenaut nació en 1957 y y desde los 17 comenzó a relacionarse con la literatura a través de sus primeros cuentos. 

Trabajó en el CIILIJ -Centro de Investigación en Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Nacional de Tucumán- como Encargada del Área Investigación y Docencia, en los años 90.

Coordinó durante dos décadas el Taller literario “Animarse a gritar”, y en Tafí del Valle, organizó y cooordinó un espacio cultural de verano, en Estancia Los Cuartos.

Publicó en La Gaceta Literaria cuentos, poesías, crónicas de viajes y prosa lírica. Como cuentista colaboró en varias antologías. Escribió junto a Juan Carlos Yapura, nativo tafinisto, un libro de carácter literario antropológico titulado  “Memorias de un elegido: Juan Carlos Yapura y los Tesoros de Tafí”. Tiene  ya dos ediciones.

Dictó cursos, conferencias y actuó como expositora sobre temas literarios –muchos relacionados con el universo borgiano- y presentó en congresos y simposios ponencias cuya temática se vincula a la tierra tafinista, donde asesoró y condujo su emprendimiento “Estancia Los Cuartos”, dedicado al Turismo Rural Cultural.

En su Facebook, en los últimos meses compartía ejercicios literarios para seguir fomentando la creatividad y la escritura en sus más de 3.400 seguidores. Cada ejercicio tiene una consigna o disparador y luego Mercedes compartía un texto escrito por ella.

Pasó un año sin prácticamente actividad alguna en ANIMARSE A GRITAR, ya sea en modalidad virtual o presencial. Siento que la vida nos ha robado algo muy hermoso. Por eso, decido proponer juegos literarios sencillos que intentarán suplir lo que el funesto 2020 nos ha quitado. Hoy inventaremos textos (microrrelatos, poemas, diálogos…) en los que aparezca UN NOMBRE O MÁS NOMBRES DE PERSONAS RARÍSIMOS, casi inexistentes, acompañados por otros sencillos, que produzcan en el lector la sorpresa a la que el arte nos tiene acostumbrados”, escribía el 9 de noviembre.

  • JUEGO NÚMERO: Si uno va a buscar cuántas personas en el país llevan tu nombre, creo que son sólo tres. Tres mujeres.
    ¿De dónde salió tu nombre y cómo? era la pregunta inevitable. La respuesta, nunca terminaba de ser clara pero vos, Analis, nos mirabas dede tus ansias desmedidas por saber, por “analizar”, por entender el ancho mundo.
    Las Susanas y las Normas y las Cecilias, y los Ricardo y las Sofías…que te rodeaban eran un coro simpático, una necesidad chiquita de llamar y hablar sobre las cosas fáciles, las de todos los días.
    Una vez y por segunda vez me ahogué con un pedazo de carne. Instancia muy difícil. La primera vez había terminado en una internación de la que me costó salir a flote. Esta segunda vez, sabía que sólo un recurso extraordinario podría devolverme a la vida.
    Analis, le pedí, (porque yo podía hablar a pesar de todo), Analis, hablame del mundo. Su pequeña voz, enamorada de la biología, comenzó a hablarme de los animales y las plantas “nuevas”, las que habitan la tierra desde hace poco, desde hace unos cuantos millones de años.
    El bocado comenzó a bajar, cedió el ahogo y en un maravilloso momento me sentí liberada. Desde mi humilde condición de Mercedes, solo quedó celebrar tu nombre, Analis, con un abrazo mayor.
  • EL EJERCICIO LITERARIO DE HOY ¡A trabajar!!

    Disparador:
    De noche, me despierto y alguien habla muy cerca. ¿Qué dice?
    ¿Qué me dicen?


    PEQUEÑA VOZ
    Me confunde la pequeña voz que se cuela entre la sábana y la oscuridad total. Tiene, eso sí, una temperatura inconfundible y un tono que invita a la atención desmedida.
    “Sos lo que siempre esperaste – alcanzo a entender – aunque aún no puedas traducirme del todo”.
    Soy…una potencia…una endecha en el desierto de tu ser…un encantador murmullo de doble costilla.
    Me están haciendo, me estoy firmando con frases del Génesis y el jugo de una fruta única, muy cerca de madurar.
  • El juego literario de hoy.

    Dos llaves. Una sé de qué se trata. La otra… habrá que imaginarla.

    Ahí va
    Hablar de la primera llave parece ser fácil. Casi, casi, que soy yo misma con mis locuras. El drama es la segunda llave. Porque se le da por sonreír, por gruñir como fiera en celo, por opinar de lo que sabe y de lo que no sabe ni sabrá. Me empecino en repetir que es una llave. Rara, como yo, incomprensible…
    Las manos chiquitas que me circundan dicen que se trata de un artilugio grande, del que cuando estoy en posición de sentada, yo espero cosas que me dejan estupefacta; por ejemplo que alguien diga a qué hora deberíamos visitarnos, o jugar a que nos visitamos
  • El juego literario de hoy.

    Recrear un personaje cercano (pero no tanto) a nuestras vidas de siempre

    LA COPLERA
    La garganta…. ya no Hijita… dice Eufemia y se golpea con el palito de la caja una supuesta fila de dientes. El corazón, sí. Y también las ganas y la risa. La risa puede más que todo.
    Yo no soy “animanishta” pero como si lo fuera. Porque los hijos…. -todos del mismo hombre, hijos de la música todos… yo de este lado, él del otro… y la caja, y la copla, siempre la copla, siempre acá-.
    Los hijos sí que son de Animaná; también el rancho y los recuerdos.
    Yo me he criado en medio de los peñascos; en un lugar que llamábamos Quesería. Ya no ha de haber nadie ahí.
    Peñas, así de grandes, y el agua cayendo en medio de tanto verde . Flores rosas, gigantescas, como el corazón de mi hombre.
    ¡Qué cerros, m´hija, como pa decir casa! Como pa creer que alguien pueda prosperar ahí, trabajar ahí…

    Cantar. Eso sí, fácil cantar, fácil como comer, como respirar, como mirarse con un hombre, yo aquí, él allá y entre ambos, las coplas.
    Hace tanto que me he venío. Jovencita era cuando llegué… Con sed de muchachos venía yo. Cantora, con muchos dientes y con una tremenda garganta…
    Ahora ya no. Ya no hay diente alguno.
    El queso que sigo fabricando es bueno, muy bueno. Para la vejez y el entusiasmo.
    Pa lo que quede de vida. Pa lo que quede de risa.
  • Juego literario de hoy

    ADVIERTO QUE DEBAJO DE MI CAMA HAY UN OBJETO QUE SE ME PARECE… ¿qué es?

    Se trata de algo pequeño, peludo, suave… La lapicera se empecina en “se diría todo de algodón…”. Pura ternura, pura tersura.
    Ronronea. Pide. Recuerda que está en el mundo y que necesita una mano piadosa que lo tome, puro amor, para acercarlo al pecho y a la cara, violando cualquier cuarentena.
    Sí. Es pequeño y desobediente.
    Necesario para seguir viva.
  • ¿Cuál será nuestro juego literario de hoy?

    Usaremos un “DICHO”, cualquiera sea.

    Ahí va mi texto
    “Te miraré una vez más “como quien no quiere la cosa” y la “cosa” será otra vez redonda, sin punto central a la vista, amiga de la forma que Pitágoras le daba al tiempo.
    Aparecerá nuevamente tentándome a que la posicione ahí, en todos lados y en ninguno. La nombraré como acabo de hacerlo, aunque decirle “cosa” resulte tan “poca cosa” y hablar de no mirarla o mirarla apenas, huela ya a mentira.
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