Aborto: la gran deuda de la democracia

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Foto Sebastián Lorenzo Pisarello

El debate por la legalización del aborto se coló en la televisión y traspasó las fronteras del debate feminista para instalarse en la opinión pública.

Numerosas voces se escucharon y esgrimieron los argumentos por los que este derecho debería ser garantizado por el Estado, y no penalizado.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito es una amplia y diversa alianza federal, que articula y recupera parte de la historia de las luchas desarrolladas en nuestro país en pos del derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

Durante los últimos seis períodos parlamentarios desde 2007, la Campaña presentó el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. En 2016 lo reformuló para adecuarlo a cambios legales y científico-tecnológicos. En marzo se presentará por séptima vez. Durante 13 años nunca fue debatido, no se giró a las comisiones pertinentes ni se hicieron responsables la innumerable cantidad de legisladores y legisladoras que lo apoyaron con su firma.

En una entrevista, la abogada feminista Soledad Deza reflexiona sobre el contexto actual y los debates que se deben dar en la sociedad.

Soledad Deza es abogada feminista en la Fundación Mujeres x Mujeres y militante de Católicas por el Derecho a Decidir. Además forma parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Hace 13 años que se presenta el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, pero nunca llegó a debatirse. ¿Por qué el Congreso se niega a discutir el derecho al aborto?

El aborto comprende temas que son culturalmente muy relevantes para nuestra idiosincrasia, reproducción y maternidad. Temas que involucran cuerpos gestantes y donde se encienden alarmas que traen a opinar a los sectores conservadores, institucionalizados y no institucionalizados dentro de las religiones. Me parece que no hay una voluntad política, o no lo hubo al menos hasta ahora, no se si la habrá, que quiera ser el gobierno que legalizó el aborto. Esa es también una cuestión política que hay que analizar, porque el proyecto en el gobierno anterior tuvo 70 firmas de todo el arco político y tampoco logró ingresar a la agenda, veremos qué pasa con este.

En Francia el aborto se legalizó con un gobierno conservador en lo político, no sería desacertado que entre tantas medidas restrictivas de los derechos que está tomando este gobierno, propio de una política neoliberal, en la mesa de negociación le salga más barato legalizar el aborto que habilitar paritarias más justas. Pragmatismo es lo que sobra.

En muchos espacios dicen que la sociedad debe dar el debate, o alegan que la sociedad no está preparada aún para darlo, ¿cuál es tu opinión al respecto?

Yo creo que la sociedad sí está preparada para el debate, no con la misma intensidad. Por qué aclaro esto, porque a veces las compañeras feministas de Buenos Aires tienden a universalizar sus propios debates y su propia realidad. Nosotras que estamos en las provincias sabemos que es muy dificultoso acceder a un aborto que ya está permitido por la ley que es para embarazos riesgosos o forzados, que es ley hace casi 100 años. Entonces es un debate para el cual hay mayor consenso, pero no es parejo a lo largo y a lo ancho del país. Sin perjuicio de eso, creo que en el último tiempo sí se ha sacado del closet el tema de la legalización del aborto. Y me parece que es importante, que tiene que ver con que se ha podido mediatizar en algún punto y llegar a una audiencia a través de programas televisivos o radiales a los que históricamente las feministas no habían podido acceder o no habían querido hacerlo. El movimiento de mujeres no había utilizado esa estrategia y me parece que está buena porque a veces nos quedamos dialogando entre quienes ya estamos convencidas y perdemos de vista que ese tipo de espacios potencian la posibilidad de impactar en otra gente a la cual nosotras no llegamos. En ese sentido me parece positivo.

El feminismo actual

Me parece que está bueno que aspiremos a un feminismo con mayor apertura, un feminismo que exija menos acciones supererogatorias y un feminismo que sea más practicable para más gente. Nuestras demandas, sobre todo la de aborto legal seguro y gratuito, lo que necesita es un feminismo del 99%, necesitamos deconstruir la idea monolítica de mujer, desbiologizar la maternidad, respetar los cuerpos disidentes, y salirnos de lo binario y para eso necesitamos respetar las elecciones de las compañeras en sus trabajos, visibilizar a las mujeres originarias, un feminismo más inclusivo, igual de reflexivo, pero quizás más pragmático, que no deje de lado que lo personal es político y que utilice todas las herramientas políticas, porque para hacer política hay que saber también acordar, consensuar, y sumar gente. 

Una de las acciones que lleva adelante la Campaña es la recolección de firmas ¿Cuál es el compromiso que adquieren los diputados/as y senadores/as al firmar el proyecto? ¿Por qué ello no se ve reflejado en los debates parlamentarios?

Hay mucho diputados y diputadas que firman el proyecto, pero como funciona nuestra política, en términos de bloques, quienes tienen la voluntad política de decidir si va a ingresar o no un tema en la agenda parlamentaria son los presidentes de bloque. Nosotras sabemos que es una voluntad política que no la cocina cada uno de los diputados y diputadas, más allá de la firma que siempre tuvo un arco político amplio, lo que hace falta es que quienes conducen los partidos políticos habiliten desde arriba.

¿Qué cuestiones moviliza la demanda por el derecho al aborto?

Acceso a la Salud

El aborto moviliza varias demandas. Por un lado, moviliza una demanda de acceso a la salud. Cuando el Ministerio de Salud de Nación indica que hay entre 379.000 y 522.000 abortos al año, nosotros tenemos que considerar esa cifra como oficial. Hablamos de medio millón de mujeres que abortan en la clandestinidad de forma insegura. Entonces eso supone una exposición a la morbimortalidad que es desproporcionada y sobre todo que es innecesaria, porque el aborto para la OMS no es una práctica riesgosa, se vuelve riesgosa cuando se hace en condiciones inseguras.

Por lo mismo es que  han aumentado las muertes maternas por complicaciones por aborto en el año 2016, que es la última estadística que tenemos e indica que la mortalidad materna se ha incrementado un 18.4%  respecto del año anterior, tenemos 55 muertas por complicaciones por aborto, lo que nos da una cifra espantosa de una muerta por semana. 

Igualdad ante la ley

En términos de igualdad, la demanda es importante porque el delito de aborto, la penalización tal y como está tiene un sesgo de género, sólo impacta sobre quienes tenemos la capacidad biológica de gestar. Seamos mujeres, sean varones trans, pero tiene un sesgo fuerte de género que está destinado, desde lo simbólico, a fortalecer un mandato de maternidad obligatoria. En términos de igualdad nos afecta e incluso compone una violencia simbólica porque consolida un mensaje de subordinación, como  señala la ley 26.485,  en la parte de violencia simbólica.

Autonomía y libertad

Por otro  lado, hay una cuestión que tiene que ver con la autonomía y la libertad. Mientras las mujeres no podamos tomar todas las decisiones sobre nuestros propios cuerpos, vamos a ser ciudadanas de segunda. Una democracia plural, inclusiva y que se precie de respetar los postulados de libertad que sostienen a cualquier democracia, no  puede fomentar la existencia de ciudadanas en inferioridad de condiciones. Y la penalización del aborto supone eso.

Y finalmente, me parece importante destacar que la penalización del aborto, volviendo a las cifras del ministerio, no disuade a las mujeres de abortar. Estar en contra de la legalización del aborto es estar a favor del aborto clandestino, no a favor de la vida. Quienes peleamos por la vida de las mujeres somos las feministas y el movimiento de mujeres en sus múltiples expresiones, porque consideramos que el concepto de vida no se limita a funciones biológicas ni a funciones orgánicas, vida también incluye calidad de vida. Y una vida donde las mujeres que desafían el mandato de maternidad están expuestas a la amenaza de cárcel o a la cárcel misma como le pasó a Belén aquí en Tucumán, es una sociedad que no es democrática. 

Estado laico

Hay que despejar la excusa que como tenemos Papa argentino el aborto no va a salir. El aborto en Italia se aprobó con un papa italiano.  Lo que hay que aclarar es que la injerencia indebida de la iglesia ha sido histórica en la construcción de nuestras sociedades. Pero el problema no es la injerencia indebida de la iglesia en la legalización del aborto, el problema es cuando nuestros gobernantes se disciplinan con ese poder político que no debiera ser tal. La iglesia debiera intentar imponer sus dogmas a su feligresía y nuestros gobernantes tendrían que garantizar a la ciudadanía una vida con libertad de conciencia y sobre todo con laicidad, que es la división iglesia del estado, en la convivencia de la discrepancia y respetándonos todos, cada uno con nuestras creencias, pero fundamentalmente garantizando que las leyes sean reflejo de un consenso social y político, no religioso.

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